4-6

180 14 68
                                    

Narra Debora.

Ya sabia que esto iba a pasar, lo sabia maldita sea. Soy una estupida por no decírselo antes y más estupida por dejarle mi teléfono cerca.

No lo volví a ver en el transcurso del día, como era su costumbre cuando nos enojábamos, se me borraba del mapa por completo y no sabia nada de él. Preferí darle su espacio para que se calme, no llamarlo, no buscarlo, tiene que volver.

Después de que los niños cenaran y se acostaran a dormir, me fui a mi habitación, revisé mis pendientes mientras hablaba por teléfono.

–Me metiste en un problemon con Anthony– le mencioné a david por teléfono.

–Deb necesitaba una respuesta y no es mi culpa que hayas dejado el teléfono a la vista de tu tóxico y además que me tengas escondido como si fuera tu amante.

–No es tóxico. Y tiene razón maldita sea. Tiene todo el derecho de ponerse como se puso.

–Ya sabes cómo contentarlo– se rio.– Nadie se resiste a ti.

–Es demasiado orgulloso cuando está molesto. No es un tipo fácil.

–Bueno Preciosa, tus problemas son tuyos, tú y yo solo tenemos negocios, y a mi el placer me llama con las dos chicas que me esperan en mi cama– Se río y me colgó el infeliz.

Cerré mi computadora, me acosté en la cama, era muy tarde y Anthony no daba señales. No quería llamarlo pero me preocupaba. Entre a mi instagram y vi que había subido una historia hace una hora. Era la imagen de una vela que yo le había regalado, acompañada de una canción melancólica. Se me estrujo el corazón.

Lo amo y no me gusta hacerle daño. Lo llame pero no me respondió.

"Te amo y siempre será así." Le envié un mensaje y me acosté para tratar de conciliar el sueño pero el que Anthony no llegará solo me daba dar vueltas en la cama hasta casi las 7am que me venció el sueño.

Más tarde me despertó el ruido de los cajones del vestidor. Era Anthony haciendo una puta maleta. ¿Por que siempre me hace lo mismo? No le basta con desparecer un día, en vez de solucionar las cosas busca distancia entre nosotros.

–¿A donde vas?– pregunte parándome en la puerta del vestidor.

–A Miami– ni siquiera me miro.

–¿Cuando vuelves?

–No lo se.

–¿Por que haces esto cada que peleamos?– estaba perdiendo la paciencia.

–¿Hacer que?– me miro y elevo una ceja. Lo odiaba cuando hacía estas cosas.

–Irte...

–Tengo trabajo Debora.– siguió metiendo cosas en la maleta.

–Aha...– la voz se me corto y el corazón se me estrujó al recordad la última vez que me hizo esto y termine en el Hospital.

–Yo no miento cuando de trabajo se trata. Voy a Miami por unos meses– quería abrazarlo y suplicarle que no se fuera.

–¿Entonces me mientes en otras cosas?– respondí a la defensiva.

–No soy tu.

–Anthony, no quiero pelear contigo...

–Pues yo si quiero, ya estoy harto de que me veas la cara de pendejo– cerró su maleta y la arrastro a la recámara.

–Por favor escúchame, déjame explicarte– tome su cara entre mis manos con desesperación pero giro su rostro y se alejo de mi.

–No tengo tiempo para esto, me están esperando en el aeropuerto.

–Anthony...– no pude contener las lágrimas en mi cabeza retumbaba "Unos meses" me hinqué y me tapé la cara tratando de contener mi llanto.

–Levántate– me tomo del brazo–No quiero que los niños te vean así.

–Perdóname por favor... soy una estupida lo sé, pero yo no te engaño con David, nunca lo haría. Solo son negocios te lo juro... revisa mi teléfono– me estaba humillando demasiado pero no lo quería perder.

–No hagas esto Debora... levántate por favor– la calma con la que me decía las cosas me quebraba el alma. No mostraba ningún sentimiento, ni enojo, ni tristeza... eso me preocupaba.

–¿Me estas dejando? Que todo esto se vaya al demonio. Dímelo, si eso es lo que quieres, dímelo– le grite histérica.

–Baja la voz, los niños están afuera– seguía calmado.

–Te odio... odio amarte tanto, tanto que quema aquí adentro– señalé mi pecho.

Anthony se quedo observándome, creo hace mucho no me veía así de desesperada por él. Por no perderlo.

–Yo también te odio. Odio que me mientas. Odio que nunca sea tu prioridad. Odio que siempre hagas cosas a escondidas. Odio como me manipulas. Odio muchas cosas de ti Debora pero concuerdo en algo contigo... también odio amarte tanto.

–No te vayas...– sentía un nudo en la garganta.

–Te voy a dar el tiempo suficiente para que pienses las cosas. Que pienses si valen mas tus negocios clandestinos o tu familia.

Maldita sea. No es como que esté traficando drogas, solo son negocios.

¿Por que tenemos que ser tan dramáticos?

Ya no le dije nada, no me quiere escuchar, prefiere largarse a hacer su música a arreglar las cosas con su familia. Y es a mi a quien cuestiona que es más importante, en fin la hipocresía.

Me limpié las lágrimas salí detrás de él.

Fue con los niños y se despidió de ellos.

–Voy a viajar por trabajo pero regreso pronto y si me extrañan demasiado, su mamá los puede enviar para que vayan a verme– le explico a los más pequeños, mientras Matías lo veía acusatoriamente con los brazos cruzados.

Cabrón. Le falto decir "No quiero ver a su mamá ni en pintura"

–Te amo– intento abrazar a Matías pero se quito.

–Yo no– se dio la vuelta y se fue. Se que estoy mal pero me sentí orgullosa de mi niño. Anthony volteo a verme y lo ignoré igual que mi hijo. Que haga lo que quiera.

Le dio un beso a los niños y agarró su maleta. Me crucé de brazos viendo como se iba. Desde la puerta volteo a verme y no se que esperaba de mi parte por que espero algunos minutos y después se fue.

Siempre vuelve... Nos pertenecemos el uno al otro, no puede irse todo al diablo por una estupidez.

Clandestino t3-t4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora