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Narra debora.

Hoy era la fiesta de mis dos bebes, me esforcé demasiado en la fiesta, quería que todo fuera perfecto. Mande poner arcos y arreglos globos por todos lados, dos pasteles uno para André y otro anthonella. David me ayudo con algunas cosas como las piñatas, los bolos... era como el padrino mágico de mis hijos. Los consentía más que su padre.

Planche mi cabello dejándolo totalmente lacio. Me puse una falda negra de tubo, una blusa cruzada color caramelo y unos tacones que tenia tiras que se enredaban en mis piernas.

–¿Donde está la madrastra más sexy de esta planeta?– gritó alex desde la escaleras.

Me asomé y me reí.– Ya no soy tu madrastra.

–¿Sería muy raro ser el padrastro de mis hermanos?

–Ay por Dios alex– le pegue por hacerme imaginar esa terrible escena.–¿Como estas? Ven aquí y dame un abrazo.

Se acercó y nos dimos un fuerte abrazo. Tenía meses sin verlo. Era mi partner in crime.

–¿Cuando van a dejar de hacerse tontos y van a volver?

–Tu padre tiene ahora una "Novia"– me parecía tan ridiculo por que siempre decía "no necesitas un título", estupido.

–No le va a durar mucho. Yo me encargo de eso– me guiño un ojo y me pego en el hombro.

Llegue al lugar de la fiesta una hora antes de lo que estaba estipulado en la invitación. Quería revisar cada detalle, que todo fuera perfecto. Recordé cuando organizaba pasarelas y era extremadamente feliz con mi trabajo.

Más tarde los invitados empezaron a llegar, realmente era más familia de Anthony y algunos amigos cercanos. A mi "familia" no la quería ni a un metro de mis hijos.

Me sentía como la barbie guía que no dejaba de sonreír mientras recibía a los invitados de la fiesta, entre ellos la mamá y a la hermana de Anthony. Que aún no creían lo de nuestra separación.

Vi salir a Alex y después lo vi volver con varias cajas de regalo. Detrás de él vi entrar a Anthony y a su "novia" tomados de la mano. Ambos venían de azul y blanco. ¿Que, son Adolescentes para combinarse la ropa? Todas las miradas se fijaron en ambos.

–Si no dejas de mirarlos te voy a dar con el palo de la piñata– me susurro david al oído y me giro para que le ayudara a colgar las piñatas.

–No se como se atrevió a traerla– me sentía furiosa y herida.

–Si le dijiste que yo estaría aquí, es obvio que iba a traerla. Soy el enemigo– se rio

–Míralo, presentándosela hasta a la mamá, a mi me la presento cuando Matías ya corría y caminaba solo– Me sentía tan llena de celos y rabia.

–Deja de mirarlos pareces una psicopata– me tomo de la mejilla y me sonrió.– juega conmigo y verás como sigues siendo su centro de atención.

David realmente estaba concentrado en hacer enojar a Anthony. Me tomaba de la cintura con autoridad como si realmente tuviéramos algo y no dejaba de sonreírme.

Si Anthony no me hubiera hecho brujería ya estaría a los pies de david.

En un descuido de mi posesivo amigo fui tras Anthony. No se iba a ir limpio de aquí, menos cuando no deja de estar de meloso con sus noviecita.

–Anthony, me permites un momento– me cruce de brazos mientras esperaba que el idiota se dignara a voltear a verme.

Su mirada me recorrió el cuerpo entero, se giró tomo el rostro de tal Ania y la beso en mis narices. No iba a seguir viendo su numerito, así que me fui caminando hacia la parte de atrás de la terraza. Escuche que venia tras de mi.

–¿Por que la trajiste?– me giré y lo enfrenté.

–Es mi novia– soltó con tranquilidad.

–No me importa si es tu novia, tu amante, lo que sea. ¿Por que la trajiste a la fiesta de nuestros hijos?– me sentía furiosa.

–Tu trajiste a david...– su tranquilidad me desquiciaba.

–Es diferente Anthony...

–¿Por que? ¿Por que es diferente?– se acercó a mi para tratar de acorralarme.

–Enserio cada día me decepcionas más– puse mi mano en su pecho para detenerlo.

–¿Yo te decepciono?– se rio amargamente.–¿Te decepciona que por fin haya encontrado a alguien que no me da problemas? ¿A alguien que me ama y confía en mi? ¿A alguien que no me oculta cosas? ¿Te molesta que Ania sea mejor que tú? ¿Eso es lo que pasa Debora? – su forma de decirme las cosas me lastimaba y sacaba mi peor versión.

No pude detenerme y le planté una bofetada. Podré ser mil cosas pero nunca debe de poner en duda lo que siento por él. Ella jamás podrá amarlo como yo. Nadie.

–Voy a hacer que te tragues cada una de tus palabras Anthony– Camine y me giré.– Y Aunque te hagas el tonto, tu y yo sabemos nunca me vas a dejar de amar– por que así era. Lo notaba en sus ojos. Me odia pero me ama y me desea en la misma intensidad.

Me sentía tan frustrada. ¿Por que tenía que venir a amargarme la fiesta de mis hijos? A eso sumándole el montón de niños corriendo y gritando a mi alrededor que solo me hacían perder más la paciencia y el poco buen humor que me quedaba.

Salí por las cajas de los bolos que se habían quedado en el auto, los tacones no me ayudaban mucho. Sentí que me iba a partir la cara pero llego David a ayudarme.

–Aquí estoy para salvarte mi Lois lane– me dio un beso en la mejilla y me quitó las cajas. Se toma muy enserio su parecido con henry cavill. No pude evitar reírme mientras sentí la mirada de Anthony acribillándome.

–¿Podemos partir el pastel ya?– me pregunto mi ex cuñada.

–Si claro. Puedes decirle a tu hermano por favor.– no quería ni verlo. Es más, no se por que sigue aquí.

Ambos nos pusimos en la mesa de los pasteles y cargamos a nuestros hijos. Yo al niño y él a su princesa. El fotógrafo nos tomó varías fotos a los 4 y después se unieron Matías y alex, después sus sobrinos y su demás familia.

No se en que momento esto se convirtió en una guerra de pasteles. Anthony embarrando a alex, alex embarrándome a mi, yo embarrando a Matías, en fin. Fue un momento muy divertido. Se sintió como antes.

Fui al baño a limpiarme y a limpiar a mis 3 hijos. No sin antes tener una pequeña discusión con Matías por su pésimo comportamiento. Lo llevaba de la mano mientras cruzaba la terraza y pise un maldito globo desinflado con agua el cual me mandó de nalgas al suelo.

No pude evitar soltar un grito exagerado en el momento que me resbale y azote como res en el suelo.

Anthony se levanto de su lugar y corrió hacia mi.

–Debby ¿Estas bien?– sentía que el trasero me palpitaba el golpazo que me di. –¿Te duele algo?– quito el cabello de mi cara y la tomo entre sus manos. –¿Estas bien Mi amor?– ¿Mi amor? Sentí que mi corazón revoloteo. Y creo que el pendejo ni cuenta se dio que me dijo así.

Me tomo de brazo y me ayudo a levantarme. Al parecer también me había torcido el pie al caerme. Anthony me tuvo que ayudar a quitarme los zapatos y me ayudo a caminar para sentarme en una silla.

–Por lo menos no enseñaste los calzones– se rio al recordar que traía falda.

–No traigo– le sonreí con coquetería.

Clandestino t3-t4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora