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Anthony se quedo viendo mi rostro mientras acariciaba con ternura mi cabello.

–Te amo... lo sabes verdad? Se que hemos pasado por mucho debora, cosas bastante inusuales que aveces me sobre pasan pero siempre voy a estar a tu lado, seamos pareja o no...

–¿No vamos a volver entonces?– pregunte con tristeza.

–Yo no dije eso bobita– me dio un golpecito en la nariz.– Claro que quiero estar contigo, con nuestro bebé, con Matías, alex...  como la familia que somos, solo quiero que tengas claro que aunque me vuelva un poco loco, siempre voy a ver por ti mi amor.

–Eres mi vida entera anthony– tomo mi rostro entre sus manos y me beso.

Pasamos un rato entre besos y arrumacos. Lo extrañaba tanto... estar entre sus brazos, su calor, su olor, su simple existencia...

–¿Notaste el esfuerzo de alex por reunirnos?– mencionó anthony mientras se reía.

–Si, aunque aparenta ser un rebelde es un chico muy dulce.

–¿Y si le jugamos una broma?– en anthony vi a Matías cuando hacía una travesura. Tenían muchos gestos similares.

–¿Como una broma?– pregunte con curiosidad.

–Si, hagámosle creer que lo nuestro no tiene solución– Sonrió emocionado.

–Cuanta maldad en un solo ser– le sonreí y obviamente acepté su propuesta.

Nos quedamos un rato callados, solo disfrutando de nuestra compañía. Anthony me abrazaba y frotaba mis brazos mientras me tenía sentada en sus piernas.

–¿Te sientes feliz?– le pregunte.

–Mucho mi amor– sonrió y me dio un beso en el hombro.

–Vamos a tener un bebé– grite emocionada.– pensé que esto no iba a volver a suceder.

–Sucedió debby, es real amor. Y vamos a hacer todo lo posible por que todo vaya bien.

Intente seducirlo, mi cuerpo lo necesitaba pero él se negó rotundamente hasta que fuéramos al doctor y supiéramos que todo está bien. Me tuve que conformar con volver a dormir a su lado, envuelta entre sus brazos.

Al día siguiente me despertó llenándome la cara de pequeños besos, en automático una sonrisa se dibujó en mi rostro. –Ya despierta dormilona.

Amaba a mi anthony tierno y juguetón.

–ándate, levanta ese bonito cuerpo que tienes y ve a bañarte, hice la cita con el doctor– se notaba emocionado.

–5 minutos más– tomé la almohada y me tapé la cara.

Me quitó la almohada, metió las manos por debajo de mi cuerpo y me cargo para llevarme a la ducha. Abrió la regadera y nos metió a ambos. No tuve mas opción que despertar al sentir el agua cayéndome encima.

–Anthony ¿por que?– hice un puchero y él se rio.

Empezó a quitarme la ropa y a mi se me encendió el boiler pero que iba a hacer si anthony no quería ni tocarme un pelo hasta que supiera que nuestro bebé estaba bien.

–¿Sabias que las mujeres embarazadas se ponen más calientes de lo normal? Por que si no vas a apagar este fuego que estoy sintiendo es mejor que te salgas ya por que me va a tocar apagarlo yo misma– soltó una carcajada.

–¿Será?– Me acarició con su mano el cuello, bajo por mi pecho y frotó mi pequeña pancita su mano como si fuera buda.–¿No es un mito eso?– se estaba burlando de mi el infeliz.

–Anthony– trate de reprenderlo pero sonó a mas a un gemido. Su mano fue bajando más hasta tocar el punto iniciador del fuego. Lo abracé y mis manos fueron directamente a su cabello. Me estaba haciendo delirar con sus caricias mientras me besaba con esos deliciosos labios que dios le dio. De un minuto a otro sentí que un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras sentía que me convulsionaba de placer en los brazos de anthony.

–Listo– sonrió complacido.

–¿Es todo?– pregunte decepcionada. Quería más, mucho más.

–Debora– se carcajeo.

–pero tú...– trate de tocarlo y no me dejo.

–Yo estoy bien amor. Anda date prisa que llegaremos tarde– se termino de bañar y salió de baño.

Anthony y sus maneras de "protegerme". Lo entendía pero... me siento bien carajo.

Salí de bañarme y me cambie. Un pantalón de mezclilla, una blusa blanca básica, un blazer rosa y unos tenis blancos. Recogí mi cabello en una coleta y estaba lista para ir con el doctor.

Notaba a anthony bastante ansioso y nerviosos.

–Todo va a salir bien– tome su mano mientras manejaba rumbo al doctor. Asintió y me sonrió.

Al llegar al doctor, nos hicieron esperar un rato por que había otra paciente antes que yo. Me estaba poniendo nerviosa. ¿Y si otra vez todo sale mal? ¿Si pierdo a mi bebé otra vez?

–adelante– nos dijo la secretaria del doctor. Anthony y yo nos pusimos de pie y entramos al consultorio.

El doctor era un señor como de unos 50 años, en el primer momento en que lo vi me inspiró muchísima confianza.

Me sentó en la camilla y me pidió que descubriera mi estómago. Anthony estaba a mi lado, sosteniendo mi mano. Se veía muy nervioso pero feliz y emocionado.

El doctor me lleno de gel y enseguida puso un aparato en mi vientre. Lo movía de un lado a otro, repetidas veces. Me puse nerviosa por que no nos decía nada.

–¿Algo va mal?– pregunte con miedo.

–No, es solo que... denme unos segundo...– siguió moviendo el aparato de un lado a otro y yo estaba apunto de llorar por no saber lo que pasaba. ¿Y si no era un bebé y era un tumor o algo?

–¿Que pasa?– pregunto anthony perdiendo la paciencia.

–No estaba seguro... pero parece que no es un bebé...– se me bajo la presión en ese momento, estaba apunto de desmayarme.– Son dos.

–¿Que?– dijimos los dos al mismo tiempo.

–Son dos bebes... Van a tener gemelos. Felicidades.

Clandestino t3-t4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora