Narra Debora.
Abrí los ojos y me sentía tan desubicada, sentí el soyoso de alguien en mi pecho y me di cuenta que era mi niño, mi Matías.
Con la poca fuerza que tenía acaricié su cabello y le di un beso en la frente. Mi hijo levantó su rostro con completa sorpresa y me regaló una hermosa sonrisa.
Enseguida entraron los doctores y sacaron a Matías, no logre ver quien estaba con él por que lo sacaron con rapidez.
Los doctores se acercaron a mi para hacerme un chequeo. Me revisaron las pupilas, la presión, la oxigenación; me sentía como un conejo con el que estaban experimentando.
–¿Recuerdas que fue lo que pasó?– me pregunto el doctor.
Fue entonces que todos los recuerdos llegaron a mi como flechazos, Anthony y yo discutiendo, maneje rumbo a la oficina... Landon, disparos, sangre, david corriendo hacia mi...
–Tranquila, no quiero que te alteres, recibiste 3 disparos y necesitas descansar. Te voy a inyectar un tranquilizante. Estas débil, necesito que te recuperes– apenas iba a decir que no, cuando sentí como la aguja atravesó mi piel y poco a poco me fui quedando dormida.
Cuando desperté vi a Anthony sentado en un sillón que estaba al pie de la cama, estaba leyendo un libro. Para mi era inevitable que mi corazón revoloteara al verlo.
Pero si me odia y tanto daño le he hecho, ¿que hace aquí?
Me quise enderezar pero sentí una punzada en el estómago que me hizo soltar un quejido que llamó la atención de Anthony. Se levantó con rapidez y se acercó a mi.
Lo observé y él a mi. La forma en la que me veía... con anhelo, con amor, con ilusión. Incluso se le humedecieron los ojos.
– Tenia mucho miedo de perderte–paso una mano por mi cabello. – mucho...– me dio un beso en la frente.
–¿Quien eres?– le pregunte frunciendo la frente.
–¿Como que quien soy? El amor de tu vida, tú hombre, el papá de tus hijos– me le quede viendo extrañada, como si no entendiera lo que estaba pasado.– Ay no, lo que me faltaba, que te olvidaras de mi.– se dio media vuelta hablando consigo mismo y después volvió a hablarme a mi. –David ¿Sabes quien es david?
Asentí.
–Ah con que Memoria selectiva– dijo Indignado mientras ponía sus brazos en su cintura.–¿Estas jugando conmigo verdad?
No pude aguantarme más la risa y solté una pequeña carcajada.
–Eres una demonia– se acercó de nuevo a mi y tomo mi mano. –Antes de que tu cerebro reaccione con fluidez y me rechaces, por que me lo merezco, quiero pedirte una disculpa por todo. Estos días han sido un calvario y una agonía para mi. El que el doctor me dijera que no sobrevivirías, que trajera a nuestros hijos para que se despidieran de su mamá fue muy doloroso para mi, para ellos en especial para Matías. En la inocencia de nuestra hija que Quería que te despertará como a blanca Nieves y al ver que no funcionó quiso traer a otro hombre.– se rio y yo también.– perdóname por ser un pendejo, por ser un estupido celoso, por cegarme, por ser tan necio. Me di cuenta y no es darme cuenta por que ya lo sabia... que te amo, que no se que mierda haría sin ti. Eres la mujer mi vida.
No sé si era por los medicamentos pero me sentía en las nubes. En este momento no podía hacer un juicio de lo que Anthony me estaba diciendo, era mucha información para procesar.
–Se que no soy perfecto, que tengo mucho defectos pero quiero que me des la oportunidad de estar a tu lado...
–No digas cosas de las cuales te vas a arrepentir, estás abrumado y por todo lo sucedido es lógico que sientas ese amor repentino por mi– Lo amo pero no me voy a aprovechar de la situación para que vuelva a mi lado.
–¿Repentino? – pregunto indignado y yo asentí.– Nunca he dejado de amarte y yo se que tú lo sabes, sabes lo que siento por ti.
–Gracias a Dios que escuchó mis plegarias – entró David elevando los brazos y sonriendo.–¿Como estas? ¿Como te sientes?
Anthony se puso serio, cruzó los brazos pero no se retiró de mi lado.
–Estoy... bien creo– le di una leve sonrisa.
–Ponte bien por que necesito que rindas tú declaración de lo que paso. La policía está tras ese hijo de puta.
–¿Como sabes que fue él?– pregunte intrigada.
–Por las cámaras que mandamos a instalar afuera. No iba... íbamos a quedarnos con los brazos cruzados.– Tocó a Anthony para incluirlo en sus planes.
Anthony parecía gato esponjado cada que David le tocaba el brazo.
–Después de esto, ¿Vas a seguir defendiendo a Ania?– escupi mí veneno.
Se quedó callado. Y el que calla otorga.
–Vete, es mejor que te vayas– dice que me ama y sigue defendiendo a esa vieja.
–No Seas injusta conmigo Deb. No estoy de su parte pero tampoco creo que ella haya mandando al ex novio a hacerte esto.
–Quiero descansar– les dije a ambos y cerré los ojos para que se fueran.
–Enseguida voy – le dijo David a Anthony quien casi lo saca de un jalón.
–Abre los ojos debora.– ¿este por que me habla así?
–¿Que?– lo vi con un solo ojo.
–Ese hombre ha estado pegado aquí 24/7, perdí la cuenta de cuántas horas al día me lo encontraba llorando y a pesar de sus desgracias se comportaba frente a sus hijos. Deja de ser tan dura con él que estaba que se moría junto contigo.
–¿De cuando acá lo defiendes?
–Sabes que soy directo y sincero, podría tirarle mierda y tener una oportunidad contigo pero no soy así. Si lo hubieras visto como estaba en vez de estarle haciendo tus dramas estarías poniéndole un altar. Y otra cosa, tiene razón. No creo que esa niña tenga el corazón para mandarte hacer esto.
–¿Si sabes lo que hizo en mi casa no?
–No compares un puto Tesla y la desgreñada que te dio con atentar con tu vida– se dio la vuelta y salió.
Ahora es aliado de Anthony. Lo que mef faltaba pero tenían razón. Ambos.