Narra debora.
Tenía dos días hospitalizada y estaba loca por que me dieran de alta. Me sentía mucho mejor. Anthony no se había separado de mi, tenía dos días durmiendo en el sofá del hospital y aunque le dije mil veces que se fuera pero se negó.
–Sabes que se me acaba de ocurrir...– mencionó Anthony sacándome de mis pensamientos.
–¿Que? ¿Una melodía? ¿Una Nueva canción?– se rio.
–No, que deberíamos llevar a los niños de vacaciones... creo que les hace falta un nuevo aire con tanta cosa que ha pasado.
–A ninguna isla– A él le encantaba el caribe pero yo con el tiempo lo odie. A todas sus conquistas nos llevaba ahí.
–¿Por que?– se rio.
–Odio el sol– recordé a la última zorra que llevo de vacaciones con la cual tenía algo pendiente.
–¿Pero y esos bikinis tan bonitos que te pones?– sonrío.
–No tengo a quien modelarselos.
–¿Y yo?
–¿Tú que? Tú ahora solo eres el padre de mis hijos. – Se rio por que le di la misma respuesta que él siempre daba cuando le preguntaban sobre mi.
–¿A donde te gustaría ir?
–A los Alpes o no se, donde haya nieve, mientras más ropa mejor.
Soltó una carcajada.
–Voy a ir a darme un baño y regreso. Si vuelvo y no te encuentro...– me estaba amenazando.
–Ve tranquilo, no tengo prisa por ir a ningún lugar– lo que si quería era que se fuera para poder llamar a mi abogado.
–Ya vuelvo– se acercó y me dio un beso en la frente. Tomó sus cosas y se fue.
En ese momento aproveché para llamar a mi abogado y contarle lo que había pasado para poder proceder legalmente.
–Voy a hacer todo el papeleo pero es necesario que te presentes para que tomen tu declaración– mencionó el abogado.
– Yo no puedo ir ahora porque aún no estoy internada.
–Puedo hacer que vayan a tomarte la declaración al hospital.
–No, déjame averiguar cuando me dan de alta– no podía arriesgarme a que Anthony se enterara y no me dejara hacerlo.– Le llamó más tarde.
Anthony no tardo mucho en volver.
–¿Me extrañaste?– entró sonriendo. Su loción inundó mis fosas nasales.
Hace mucho tiempo que no duramos tanto tiempo sin discutir, se veía contento, de buen humor. No sé si sea real o solo sea una máscara que está usando conmigo para que no me de cuenta de lastimado que está por Ania.
–Buenas tardes– entró el doctor a la habitación.
–Buenas...– respondió Anthony sin voltear a verlo. Habían tenido una pequeña discusión por que el doctor solo quería darle razones de mi salud a David. Y era entendible, David había estado a mi lado en todo el proceso de mi enfermedad.