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Los meses pasaban rápido y mi panza crecía pero no tanto como el mes número 7, era algo irreal lo enorme que era. Me cansaba muchísimo, quería pasarme el día entero tirada en la cama y hasta cierto punto era incomodo por que uno de los bebés se clavaba y parecía que me estuvieran aplastando los órganos.

Dos largos meses más y este calvario terminaría. Era lindo pero ya no podía más... Anthony termino su gira hace mes y aunque sigue trabajando en sus proyectos pasa más tiempo en la casa y trata de consentirme en todo lo que puede incluso le dije que deje de traerme postres de chocolate por que me voy a poner como una ballena, aunque ya lo parezca.

–mamá... ¿Te pomiste un sandia?– anthony soltó una carcajada al escuchar a Matías.

–Yo creo que fueron dos– bromeó anthony y yo solo le puse cara de amargada.

Son tus bebés pero los estoy cargando yo, la que sufre soy yo. Estaba de pésimo humor últimamente.

–Cuando pase todo esto, te voy a mandar de vacaciones un mes a donde tú quieras– me dio un beso en la frente y sonrió.

–Tu no me mandas– respondí molesta.

–Deb... – se rio con molestia– Estoy tratando de hacerte sentir bien, de hacerte notar que no estás sola con esto. Se que es pesado para ti pero no te pases...– se dio media vuelta y salió de mi habitación.

Me dieron ganas de llorar, era cierto. Soy una ogra. Me acosté de lado pensando en mi comportamiento.

–¿Señora necesita algo?

–No gracias... y anthony?

–Está en la sala con su amigo el que toca la guitarra.

–Gracias...– No sabía como me sentía con todo esto. Me sentía inútil, con una panza enorme que no me dejaba ni bañarme agusto. Con Matías las cosas no fueron tan complicadas.

Me levante de la cama para ir a reunirme con anthony pero al querer bajar las escaleras sentí un tirón horrible, pero lo que es horrible. Me doble del dolor con una mano sostuve mi panza y con la otra me agarré del barandal. Anthony al escuchar mi grito corrió enseguida.

–¿Que paso? ¿Estas bien?– me pregunto preocupado, ayudándome a enderezar.

–No, no me siento bien– cuando me puse de pie sentí como si un globo lleno de agua se me hubiera reventado en medio de las piernas.–Anthony... la fuente...

–¿Cual fuente?– volteo para todos lados buscando una estupida fuente.

–Se me rompió la fuente idiota– estaba entrando en pánico y desesperación. Aun faltaban dos meses para su nacimiento.

Anthony intento cargarme pero no pudo, pesaba un mundo así que sólo tuvieron que ayudarme a bajar las escaleras. Me ayudaron a subir al auto y fuimos directo al hospital.

Estaba tan asustada y nerviosa.

–Siempre elígelos a ellos– tomé a anthony de la camisa esperando que le quedara claro el mensaje.

–No pienses en esas cosas mami, todo va a salir bien.

En cuanto llegamos al hospital mi doctor de cabezada me recibió y me montaron en una camilla. No dejaron entrar a anthony y eso me llenaba de pánico al pensar que algo estaba mal para no dejarlo entrar conmigo.

–Está dilatada pero no lo suficiente– escuche al doctor decir. Todo era como en cámara lenta. Veía pasar a un doctor, después a otro, enfermeras aquí allá. 

–No está oxigenando bien– mencionó una enfermera y en ese momento me pusieron una mascarilla con oxígeno, me sentía en un capítulo de greys anatomy. – Uno de los bebés tiene enredado el cordón... no puede ser natural. Tenemos que intervenirla ya.– grito el doctor.

Dios mío por favor, que todo salga bien.

Narra anthony.

Estaba tan histérico por Deb y mis bebés, no sabía que estaba pasando, no me dejaron entrar y solo veía a gente entrar y salir de ahí como si estuvieran atendiendo algún herido de gravedad o que se yo.

Un doctor salió por fin para hablar conmigo.

–Es un parto complicado anthony. Voy a ser muy sincero contigo... podemos perderé a cualquiera de los tres... tenemos que hacer una cesárea urgente. La fuente se rompió y los bebés pueden tragar líquido además que uno de ellos viene con el cordón enredado en el cuello, eso es peligroso. La presión de Deb no es estable... todo puede pasar... necesito que firmes estos papeles para poderla intervenir.

Sin pensarlo dos veces firme los papeles, el tiempo es oro.– haga lo posible por que los tres estén bien por favor– tenía un nudo en la garganta.

Ella estaba bien. Ellos estaban bien.

No tenía más que ponerme a orar para que todo saliera bien.

Narra Debora.

Me sentía muy cansada como si hubiera corrido un maratón por todo Nueva York. Me sedaron para poderme intervenir pero aun así estaba consciente, estaba luchando por no dormirme. Quería ver si mis bebés estaban bien.

En una tenue imagen logré ver cómo sacaban a un bebé pero no escuche su llanto ni nada. Me angustie mucho, en ese momento sentí que mi corazón se aceleraba y perdí conciencia.

Narrador Omnisciente.

–Doctor le está dando un infarto– una de las enfermeras noto que el ritmo cardiaco había cambiado. Debora se desplomó en la Camilla mientras el doctor luchaba por sacar al otro bebé.

Los demás doctores corriendo por la plancha para tratar de que el corazón de Debora volviera a funcionar. Uno, dos, tres... y un leve pitido indicó que el corazón de Debora había respondido al estímulo.

Aun no estaba todo perdido.

Debora perdió mucha sangre y tuvieron que hacer algunas cirugías en su matriz para parar el sangrado mientras que anthony estaba volviéndose loco por no saber que era lo que sucedía... quizá podía perder a Debora o sus bebés... se volvía histérico de tan solo pensarlo.

–Anthony...– lo llamo el doctor mientras se quitaba los guantes–Tenemos buenas y malas noticias...

Clandestino t3-t4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora