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Narra Anthony.

Sinceramente me esta volviendo loco este encierro. Amo a mis hijos y a Debora pero no puedo más, a mi me gusta salir al gimnasio, al estudio, aunque sea a darme una vuelta a solo gastar gasolina.

Me hastía estar encerrado, yo solo quiero hacer música, maldita sea. Quiero volver a los escenarios. Sentir la energía de mis fanáticos, escuchar sus gritos, sentir su emoción, verlas llorar, ver su sonrisa, lo lindas que se ponen para mi y claro esos escotes prominentes que se ponen para tener unos segundos de mi atención.

Si Debora escuchara mis pensamientos, no me dejaría subir a cantar jamás, o me tendría cantándole a los músicos en vez de al público.

Deb... mi Deb... No se que hizo esa mujer para tenerme tan tonto, por que es así. Ella me fascina, me encanta... física y mentalmente. Un poquito rebelde y problemática pero sabe como tenerme contento.

Me da mucha risa como intenta ser toda una ama de casa, no tiene por que hacerlo pero ella se aferra. ¿Donde quedó la deb que no salía de su oficina? Ahora anda detrás de gordo todo el día con el trampeador en la mano por que desde que nacieron los bebés se orina donde se le da la gana y eso me ha causado muchos problemas con deb. 

Me obligo a ayudarle con los pañales, quería que me involucrara más en su crecimiento. La odie, en verdad la odie. ¿Por que tenía yo que pasar estas situaciones? cuando puedo darme el lujo de pagarle a alguien para que haga el trabajo sucio por mi.

Yo solo estoy para consentirlos y regañarlos de vez en cuando. Aún así las cosas entre nosotros iban tan bien que hasta me sorprendía.

Me levante a buscar a deb y la encontré  en el cuarto de los bebés, con mi nena entre sus brazos mientras ambas dormían. Me gustaba tanto admirarlas, su boca entreabierta respirando lento, sus largas y espesas pestañas, sus cejas pobladas, su tersa piel... Eran preciosas y mías. Mi reina y mi princesa.

Me acerqué a ver a André y estaba despierto jugando con sus manitas. Crecen tan rápido... me acerque y envolvió mi dedo entre sus manos. No podía creer que esa bola de carne era producto mío y de su mamá. La naturaleza es increíble. 

–Papá... podemos jugar?– me pregunto Matías y acepte enseguida, aveces era difícil dividir el tiempo entre los 3... 4 por que Debora también era demandante. Gracias a Dios alex está en su mundo con la escuela, amigos y lo que menos quiere es saber de su papá. Incluso siento que tiene más comunicación con Debora que conmigo.

Aveces me encerraba en mi cuarto de juegos a tocar la guitarra y ver que salía. Que nuevas tonadas me llegaba a la mente, melodías, letras... en ocasiones necesitaba estar solo, tener mi espacio y mirar a la nada. La soledad no están mala como algunos piensan, por momentos claro está. Por que no me imagino mi vida sin los remolinos que habitan en mi casa.

–Deb, puedes bajar un segundo?– la llame por teléfono, quería mostrarle algo  de lo que compuse.

Tardo casi 20 minutos en bajar.

–Perdón, estaba durmiendo a los niños y Matías...

–Tranquila, no pasa nada.– la tome de la mano y le di un beso en ella.– siéntate quiero mostrarte algo que compuse algo desde hace tiempo...para ti... bueno... no para ti... no había podido terminarla hasta hoy... bueno, escúchala y me dices.– me sentía un poco nervioso.

Asintió y se sentó a mi lado viéndome fijamente.

Tome mi guitarra y comencé a cantarle con la esperanza que entienda lo que quise hacer, le guste y aprecie lo que escribí.

"Como te amo tanto sin conocerte, te daría mi vida sin una duda, tu formas de mi ser lo más valioso de ser mujer, aunque te llevo dentro iluminas mi rostro y mi piel.

Princesa tú, mi regalo más divino, mi hermosa flor, que hice para merecerte. Este vientre fue la bendición de mi dios en la gloría, cuando estes en mis brazos te voy a llenar de mi amor.

Princesa tú, mi regalo más divino, mi hermosa flor, que hice yo para merecerte. Aquí estaré a tu lado en cada batalla, lograrás lo que tú te pretendas si hay dedicación." 

Cuando Voltee a verla tenía las manos en la boca y las lágrimas resbalaban en sus mejillas.

–Es como si tú se la cantaras a nuestra hija– explique y ella asintió. Se puso de pie y se me lanzó encima.

–Gracias, Gracias, Gracias. Es muy linda, me encanto. ¿Como haces para escribir esas cosas?– pregunto emocionada.

–Es un don– encogí los hombros.

–Te amo, es Preciosa y no entiendo como escribiste eso si la que la parió fui yo.

–Por que te observe, siempre te observe– le di un beso en la frente.

–Gracias mi amor.– amaba esa mirada. Cuando me veía como su héroe, como su amor, como su todo.

–Tengo que buscar a alguien que la cante por que creo... me vería muy mal interpretado eso– me reí.

–Yo se quien... pero mi amor es muy Preciosa pero creo que esto debe ser un secreto. ¿Como va a sentirse André, Matías, alex?... a ellos no les compusiste una canción tan hermosa.

–Son hombres... no una hermosa nena. Es la princesa de papá y ellos deben tenerlo claro. Además los amo por igual.

Ella solo se rio y negó con la cabeza.

–Gracias por ser mi musa– le sonreí y le di un beso en los labios.

–Gracias por convertirme en tu musa– roso su nariz con la mía.

Aveces éramos tan cursis que empalagábamos.

–¿Nunca le has echo el amor a tu mujer en la mesa de billar a eso de las 7 de la tarde?– vio su reloj.–Por que está es tu oportunidad– me sonrió con maldad y obviamente acepte sus sucias insinuaciones.

A pesar de ser papás y tener una familia juntos, nos seguimos teniendo las mismas ganas como el día que nos conocimos.

Clandestino t3-t4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora