Sebastian Lacroix escribía algo en una hoja, al mismo tiempo vigilaba que el señor López, el maestro de matemáticas, no se cayera de la silla mientras intentaba cambiar un bombillo. La señorita Stacey pasaba por ahí, lo vio y decidió entrar a ayudarle.
–Maestra Stacey, ha pasado un tiempo –dijo Sebastian.
–¿Ustedes dos están saliendo? –preguntó el otro maestro cuando estaba por bajar. Al ver que ninguno respondía, siguió hablando– Es normal que dos personas atractivas se gusten, ¿No es así?
–Le aseguro que ese no es el caso –dijo ella–. El profesor Lacroix esta bromeando, le encanta bromear.
Sebastian miró al maestro.
–Soy un excelente bromista, como la profesora bien lo sabe.
–¿Qué quieres decir? –preguntó ella, incomoda. El señor López salió del lugar con la excusa de buscar al conserje para que arreglase el bombillo. Cuando estuvieron solos, la señorita Stacey siguió– ¿Intentas decir algo?
Él, cruzado de brazos, dio unos pasos lentos hasta llegar a unos centímetros del blanco rostro de la mujer.
–¿Tienes frío? –preguntó tomando su mano– Estás temblando.
Ella lo soltó y se fue para encontrarse en el pasillo con Anne, quien cuando se despidió de Muriel, se acercó a ver el dibujo que hacía Diana en la pared mientras Moody y Jerry caminaban delante de ellas. Gilbert decidió esperar a que la pelirroja se le adelantase para poder sacar esa bella sonrisa que llevaba guardando desde la clase de inglés.
Durante el camino a la salida, los muchachos notaron que la señorita Stacey miraba a todos lados, como si estuviera buscando algo… o alguien. Cuando su vista se detuvo, sonrió y corrió a abrazar y besar a un hombre. Los cinco chicos frenaron en seco.Diana fue la primera en reaccionar.
–¡Carajo, Muriel tiene novio!
–¡No puede ser! –susurró Jerry.
–Maldita sea –murmuró Gilbert.
–Que terrible –casi habló, Moody.
Anne soltó un suspiro.
–Nos equivocamos, ¡No puede ser! –los vio marcharse- ¡Estamos interfiriendo con su vida!
–¿Y ahora que hacemos? –preguntó Jerry.
–No hacemos nada –Moody metió una avellana en su boca–. Vámonos.
Cada quien tomo su camino, mientras Muriel Stacey subía al auto de su novio. Era un hombre varios años mayor, con un auto antiguo y una sonrisa que muchos catalogarían como «aterradora». Parecía no quererla, bueno, parecían no quererse. Trató de besarla, pero ella se excuso diciendo que no lo haría frente a los niños que pasaban junto a ellos, entonces, el hombre extendió un ramo de rosas color purpura. Ella sonrió, él le dio un beso en la mejilla y se fueron a casa. Esa noche, Diana miro por su ventana y los vio cenando en la terraza. Maldijo. ¿Cómo podía ser que la señorita Stacey tuviese novio?
El día siguiente comenzó con una fuerte lluvia. Peter, el novio de Muriel la llevó a la escuela, le pidió que le enseñara el salón en el que daba clases, pero ella le dijo que no tenía tiempo para eso, porque la campana acababa de sonar. Le dio un beso y corrió, el hombre se quedó solo en la entrada, Gilbert Blythe pasó a su lado.
–Hola, ¿Cómo está, señor? –le dijo, tratando de parecer amable.
–Hola, jovencito –respondió Peter.
Entonces notó que en su mano tenía el folder de Muriel y corrió a entregárselo, manchando todo el suelo con marcas de sus zapatos llenos de barro.
Gilbert empezó a maquinar en su mente una nueva idea.
–Nos desharemos de él, entonces –sugirió Moody durante el receso.
–¡Ni hablar! –exclamó Anne– Sería demasiado.
–Solo así nos vamos a salvar –dijo Diana–. Muriel se tiene que casar y enamorarse para que se quede aquí.
–Pero se puede casar con Peter, ¿Cuál es el problema?
–La placa de su auto dice «Nueva York», así que ese tal Peter vive en Nueva York –trató de explicar Moody–. Stacey tuvo que pedir su cambio para estar más cerca de él y como si fuera poco, su familia también vive allá.
«Demonios» murmuró Jerry, jugando con una pelota de baloncesto.
–De acuerdo –insistió la pelirroja–, pero no podemos entrometernos. No es nuestro deber intervenir, les advierto que yo no lo haré.
Gilbert giró sus ojos.
–El tipo es una mierda –dijo a secas.
Diana intervino.
–Oye, no esta guapo, pero tampoco es feo… No es como si fuera el monstruo de Frankenstein.
Gilbert volvió a girar sus ojos.
–No quise decir eso, me refiero a su personalidad. Le haría bien a Stacey alejarse de él, no es un buen tipo.
–¿Cómo puedes estar tan seguro? –le pregunto Anne– A demás, la señorita Stacey es muy buena persona, ya debería saber como es él.
–Pues el tipo es una mierda –recalcó Gilbert.
Diana le dijo que dejara decir «mierda», de paso le preguntó como estaba tan seguro, a lo que Blythe respondió que solo lo sabía. Moody analizaba la situación, se levanto y miró a Anne a los ojos.
–Si demostramos que ese tal Peter es una mierda, ¿nos apoyarías? Le haremos un favor a la señorita Stacey alejándolo.
Anne bajó la mirada.
–Bueno, yo no quiero que la profesora sea infeliz.
Cuando las clases acabaron y fueron los últimos en el salón de música, miraron por la ventana. Seguía lloviendo, pero ahí estaba Peter, de pie, esperando.
–No debemos arruinarlo, creo que tienen algo hermoso –dijo Anne.
–Te mostrare lo hermoso que es –Gilbert empezó a quitarse la corbata del uniforme.
–¿Qué haces? –preguntó Jerry, viendo como también se quitaba la camisa, dejándose puesta una camiseta color café. Rápidamente salió del aula.
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Hola amores, ¿cómo los está tratando la vida? ¿Tienen algo nuevo por contarme? Espero que les esté gustando la historia.
Capítulo dedicado a mi querida Lux_Espace_NyxAmor y luz;
~Cass. 🧚🏻♀️✨🧡

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「𝐋 𝐎 𝐕 𝐄, 𝐩𝐭. 𝐈 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐚𝐧 𝐄」
FanficSí, son los peores del instituto. Rebeldes, indolentes, y probablemente, unos fracasados cuando les llegue la hora de crecer, pero hay algo que los une: El amor. Fecha de inicio: 03.11.2020. Fecha final: 06.03.2021.