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Pansy:

Gryffindor vs. Slytherin.

¿Quién diría que a Pansy le gusta estudiar? O bueno, más bien, la recompensa después de estudiar.

Estaban, otra vez, en uno de los salones que no se usaban en Hogwarts. Hermione sonrió orgullosa, porque el ratón con el que su novia había estado practicando para Transformaciones se había vuelto invisible, huesos incluidos (a veces lo desvanecía de forma parcial y solo quedaba un esqueleto blanco sobre la mesa que se movía, girando la cabeza de un lado al otro, algo que era bastante asqueroso de ver). Pansy levantó sus brazos hacia arriba, estirándose. Estaba de verdad muy cansada por estar esforzándose tanto últimamente. Incluso, aunque no se lo dijo a Hermione, practicaba sola en su dormitorio cuando tenía ratos libres o luego de la cena, hasta que todas sus compañeras llegaban y se disponían a dormir. Sophie a veces le daba consejos, aún si no era tan buena en Transformaciones como Hermione, se le daba bien. Rachel solo escuchaba música y la intentaba distraer cuando estaba cerca, hasta que Sophie la echaba de los dormitorios "por pesada".

—Estoy tan feliz —dijo Hermione, enfrentándola, una vez volvió el ratón a la normalidad—. Sabía que te saldría.

—Bueno... me corregiste varias cosas que no tenía idea que estaban mal. Los libros no decían eso. Es gracias a ti. Y a la guía de McGonagall, claro. Seguro odiaría no recibir parte del crédito.

—Si prestaras más atención en clases... —la regañó, yendo hacia una de las ventanas para liberar al ratón. Hermione solía decir que, si estaban obligadas a practicar con animales, al menos luego podían dejarlos tranquilos para que sigan con sus vidas en lugar de encerrarlos en jaulas.

—Escucho a McGonagall —se defendió.

—Y si te tomaras más tiempo para sentarte y practicar...

Pansy soltó una risita culpable, y desvió el tema:

—Como sea. ¿Y mi premio?

—¿Ganaste algo? —Le devolvió, con una ceja levantada y los brazos cruzados.

—Bueno, mi gran habilidad mágica lo amerita.

—Por supuesto —murmuró, poniendo sus ojos en blanco.

Se acercó a Hermione con una sonrisa presumida, feliz de molestar.

—¿Sabes, Pansy? Puedes simplemente preguntarme por un beso, en lugar de inventar excusas.

—Así no es divertido —dijo, mientras extendía sus brazos para apoyarlos en los hombros de Hermione, cruzando sus muñecas por la parte de atrás de su cabeza, atrapándola en una especie de abrazo.

Hermione miró hacia la puerta, asegurándose de que siguiera cerrada. Siempre que había esta clase de acercamientos en este salón ella se ponía nerviosa, por lo que buscaba a su alrededor con una actitud perseguida, como si un profesor fuera a pescarlas en el acto.

—Nadie vendrá.

El intento de calmarla de Pansy, generó lo contrario, ya que Hermione se tensó un poco, comenzando a sonrojarse.

—¿Qué, no me deseas? —bromeó, casi pegando su nariz con la de Hermione.

Ella no le respondió, solo enrojeció más. Pansy soltó una risa silenciosa.

—¿Estás pensando cosas indebidas, Granger? —preguntó entonces, con un tono más coqueto y una sonrisa ladina extendiéndose por su rostro.

—Claro que no —respondió enseguida.

Muda de Piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora