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Hermione:

Te amo.

—¡No te comas todas las papas fritas Ron! —exclamó Ginny.

En respuesta, él agarró otro puñado de la bolsa y se lo llevó a la boca. Su hermana saltó sobre él, empujándolo mientras le quitaba la bolsa de papas fritas de las manos. Ignorando el alboroto, más a lo lejos Pansy hablaba con Luna; se habían acercado más al borde del acantilado para mirar mejor el océano.

"Es tan hermosa" pensó Hermione, que se había quedado en su lugar, sentada cerca del resto. Pansy se veía radiante hoy. No es que otros días no se viera así, pero hoy... su cabello y vestido se movían con el viento fundiéndose con el mar de fondo, por lo que ella parecía parte del paisaje, y a eso se le sumaba su aire relajado y su enorme sonrisa mientras conversaba con Luna.

—A veces sigue resultándome raro verte tan... atontada —dijo Harry, rompiendo su burbuja.

—Harry Potter —lo regañó Hermione, con una mezcla de vergüenza y enojo por haber sido atrapada así.

—¡Lo siento! Pero no puedo evitar pensarlo. Verte enamorada es raro.

—Raro —repitió, enarcando su ceja.

—No raro, el otro tipo de raro. Es decir... ¡No me mires así! Es solo que siempre fuiste más centrada que Ron y yo, entonces... ¿Me sigue sorprendiendo? Verte suspirar por otra persona, como... ¿La mayoría de las chicas enamoradas?

Hermione bajó la cabeza, ahogando una risa con su mano. Harry estaba rojo hasta las orejas. Siempre le divertía conseguir poner a Harry y Ron así de incómodos, como si hubieran metido la pata frente a sus madres y no su mejor amiga. A veces también era irritante, claro. Que ella fuera más madura en general no la hacía menos joven e idiota que ellos, en especial cuando se enojaba o se dejaba asustar por sus inseguridades; la única diferencia sustancial que poseía con sus amigos y la mayoría de adolescentes de su edad era que ella estudiaba mucho y aunque a veces rompía las reglas, las respetaba, se preocupaba y se asustaba mucho por las consecuencias de no cumplirlas.

—No creo que seas quién para señalarme nada —dijo Hermione, levantando la nariz con prepotencia, pero sonriendo de una forma amable que contradecía el gesto—. Tú escupiste tu jugo de calabaza por Cho Chang. No fue para nada tu movimiento más inteligente.

—¡Bien, bien! Me retracto, no era necesario sacar los trapos sucios para vengarte —respondió Harry riendo, todavía muy rojo.

—Bien, así me gusta.

—Pero también estuve pensando... que tienes un tipo.

—¿Disculpa?

—Vamos, Hermione —la molestó Ron, que había dejado de pelear con su hermana para sentarse cerca de Hermione y Harry—. Sabes que es cierto.

—Bueno, no sé de lo que están hablando —dijo rotundamente, centrándose en el fuego frente a ellos.

—Krum —aclararon ambos a la vez.

—Sea lo que sea lo que les haya dicho Ginny...

—Lo pensamos nosotros —masculló Ron—. Tus mejores amigos también hablan y piensan en ti de vez en cuando, por muy raro que te parezca...

—Cállate Ronald, sabes que no pienso eso.

Hermione giró la cabeza para evitar verlos, intentando parecer fastidiada, y fallando por culpa de la sonrisa que se le escapaba porque Ron empujaba su hombro con suavidad, para que ella volviera a prestarles atención.

Muda de Piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora