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Pansy:

Adiós buena vida.

Bienvenida miseria.

Hola, chica... Rara.

Juntó sus manos y luego las ahuecó para ponerlas bajo el chorro de agua de la canilla. Se encontraba en el baño en desuso del sexto piso. Se mojó la cara. Volvió a repetir la acción tres veces más. Las lágrimas se juntaron alrededor de los ojos de Pansy, que no las pudo contener y cayeron amargamente por su rostro. Se mordió el labio aguantando un sollozo lastimero.

Sus desgracias habían iniciado con la pérdida de su dinero. Gracias a una decisión de su padre, una muy estúpida decisión que se resumía en intentar estafar a varias familias de sangre pura, habían terminado perdiendo todo: su mansión, sus elfos domésticos, sus reliquias antiguas, el negocio de la familia y su brillante futuro asegurado económicamente. Al principio había estado muy enojada con él. Ahora quería volver el tiempo atrás, porque una semana después de quedar en bancarrota, su padre murió en un accidente. Ella realmente se preguntaba si fue un accidente, o si en realidad se trataba de algo relacionado a las familias de sangre pura. Ellos podían hacer con su dinero lo que quisieran, incluso un "accidente". Pero la verdad, Pansy no quería saberla, prefería nunca afrontarla. Lo que más le afectaba ahora era que su berrinche con él haya sido su última interacción padre-hija. Le dolía. Él siempre la había consentido y ella le dio la espalda en sus últimos momentos. Se culpaba por eso.

Su madre se vio obligada a llevar las riendas y conseguir un trabajo en medio de toda esa catástrofe; incluso ella tuvo que hacerlo con un trabajo de medio tiempo hasta que todo se estabilizó. Fue el verano más miserable que había vivido en su corta existencia. Con la reciente pena de la muerte de su padre y una nueva vida de "persona pobre" se sentía perdida y triste.

Uno pensaría que llegar a Hogwarts sería un alivio para ella: ver a sus amigos de nuevo, con los cuales no había hablado durante todo el verano, que le dirían que no se preocupe y que todo se arreglaría, comidas de una calidad mejor y en mayor cantidad de la que se pudo permitir durante el verano; en sí, un lugar que sí podía sentir como su hogar. No como su nuevo... departamento alquilado. Con asquerosas manchas en el techo y colores que no combinaban. Ahora mismo, parada en ese baño solitario, añoraba ese asqueroso departamento.

Al subir ese día al Expreso de Hogwarts lo primero que hizo fue buscar a sus amigos: Draco, Daphne, Blaise, Theodore. Albergaba esperanza pues lo que hizo o no su padre, no la definía a ella. Sus amigos sabían eso. ¿Verdad? La respuesta fue que no.

Apenas la vieron aparecer, la miraron con desdén. Ella captó enseguida el mensaje: no podía acercarse a ellos. Las malas decisiones de su padre también eran su problema. Fue un maravilloso inicio de clases, sus amigos excluyéndola y terminando sentada sola en el tren como una apestada. Fantástico. La elegante y astuta Pansy pasó de ser una serpiente importante de la casa Slytherin, a un ratón en una madriguera de esas serpientes a nada de ser devorado. Estaba entre la espada y la pared, esperando el momento en que la atacaran. Y ese momento llegó al intentar salir del tren, cuando le gastaron la broma pesada de encerrarla. Posiblemente haberse quedado allí habría sido la mejor opción, era como una advertencia del universo: no entres a Hogwarts.

Después de la cena, ella deseó haber partido junto con el tren. Daphne y su hermanita Astoria la acorralaron en un pasillo y le aclararon varios puntos bastante obvios a esa altura del día: ya no confiaban en ella, sin dinero no tenía razones para poder pertenecer a ese grupo de "amigos" y más le valía agachar la cabeza y no llamar la atención de ninguno de los Slytherin con familias más influyentes.

Muda de Piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora