[17]

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Hermione:

¿Por qué me siento así,

como si quisiera pelear por amor?

—¡Vaya, hace tiempo no me cruzaba contigo!

La piel de Hermione se erizó y aceleró el paso. Abrió la gran puerta de la biblioteca y entonces la vio: Daphne Greengrass. Esa voz ya le resultaba inconfundible. Saltaba a su estímulo sin pensarlo, como una reacción automática que tendría si escuchara un disparo o si volviera a ver la marca tenebrosa sobre el cielo oscuro. Así como cuando escuchaba el altivo tono de Draco Malfoy, se apresuró para ver qué sucedía, porque era seguro que nada bueno.

Sus ojos se encontraron con los de Pansy, la cual se volteó al escuchar el sonido de la puerta que anunció su llegada.

—¿Qué hace ella aquí?— gruñó Hermione mientras se acercaba a su amiga.

Daphne rió entre dientes y dijo con una inocencia notablemente falsa:

—Solo estoy en la puerta de la biblioteca. ¿O no puedo?

Hermione apretó la mandíbula. Unos años atrás, ella habría tenido esa misma reacción con Pansy. A veces los Slytherin hasta le resultaban repetitivos, como si tuvieran un código que les dijera de qué forma actuar. Una fachada de arrogancia, que seguro provenía de los millones de galeones que muchos de ellos tenían en el banco.

Estaba ya en su límite. Después de la cachetada que le dio a Daphne en el tren, inició la guerra, si se le podía llamar así, ya que hasta el momento Hermione y Pansy solo habían estado resistiendo. Pansy insistía en que no convenía enfrentar a Daphne y Hermione tenía que morder su lengua para no decirle que estaba actuando con cobardía.

—Vámonos —ordenó Pansy y a regañadientes obedeció el pedido.

—¿Miedo, Parkinson?

—Hermione, por favor —susurró, evitando así que ella se volteara para responder a Daphne.

Cuando se alejaron lo suficiente para dejar de escuchar las risas exageradas de la Slytherin, Pansy le dedicó una sonrisa perezosa.

—¿Por qué los Gryffindors son tan impulsivos? —Bromeó.

Hermione se tomó la pregunta de forma literal y se sumergió en sus pensamientos. Ella se inquirió lo mismo días anteriores y no encontraba una buena respuesta. ¿Por qué no se controlaba frente a Daphne Greengrass? Ella solía ser el freno de Ron y Harry con Draco Malfoy. ¿Y ahora ella actuaba con impulsividad? No tenía sentido. Pero cuando pensaba en todo lo que esa desagradable Slytherin hacía... Ahí, con la rabia burbujeando en su estómago, era tan claro, tan obvio...

—No tiene caso caer en sus juegos, busca que piquemos.

La mente de Hermione volvió a la realidad tras las palabras de Pansy y le habló:

—¿Hasta cuándo quieres aguantar, Pansy?

Desde castigos con McGonagall hasta con Snape, emboscadas en pasillos, en el Gran Comedor... O incluso ese mismo día: Ellas habían ido a la biblioteca a devolver unos libros, se separaron durante diez minutos, y eso fue suficiente para que esa chica apareciera y dijera cosas hirientes a Pansy. Porque sí, Hermione no tenía dudas de que esa lengua de serpiente no podría haber estado libre de veneno. ¡Ella ni quería saber qué barbaridades habrá dicho cuando no estaba allí! Su paciencia se agotaba.

—Al principio es intensa. Pero pierde interés con el tiempo.

—Oh, por supuesto. Se notaba el poco interés que tenía por molestarte en el tren.

Muda de Piel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora