Pansy:
Tac, tac. Tac, tac.
Tic, tac. Tic, tac.
¡Kaboom!
Hay veces en las que Pansy no puede evitar sentirse amargada, por ejemplo, cuando mira su ropa.
El que diga que el dinero no trae felicidad, miente. Sí, quizá Hermione la hace sentir de maravilla, quizá las tonterías de Rachel también la alegren, pero aún le falta lo que la hacía feliz, aquello que le quitaron. Sus cosas. Sus recuerdos. Su familia. Su vida. La forma en que perdió las cosas la molestaba. Era suyo. ¿Cómo se atrevían? ¿Por qué haber perdido dinero, significaba que también debía renunciar a sus cosas? ¿Solo debía estar tranquila y sonreír mientras dejaba que otros manosearan y se inmiscuyeran así en su vida?
El recuerdo de la cara de su madre (indiferente y cansada) mientras revisaba su armario e intentaba buscar qué tenía de valor allí, juzgando, e incluso mirando a veces a su mano, o más específicamente, a su anillo, todavía conseguían oprimir su pecho y darle deseos de gritar. Se sentía tan enojada. Era como si se estuviera quedando sin lágrimas para lamentarse, y solo quedara el hosco resentimiento.
Los dedos de Pansy se deslizaron tan rápido por la madera de su baúl que causaron un siseo, y se detuvieron de repente al llegar a las prendas dobladas y prolijamente acomodadas. Cerró los ojos con fuerza, serenándose, y acarició la tela como si fuera de cristal. Por lo menos, conservó bastantes. No es como si a la ropa usada se le pudiera sacar mucho dinero (a diferencia de sus vestidos hechos por diseñadores famosos, o sus joyas, en las que se incluían cosas como su collar con incrustaciones de diamante). Perdió mínimo la mitad de su armario, pero seguía vistiéndose bien; y para cuando se gastaran, esperaba ya tener de nuevo una vida económica acomodada, aunque sea una como la de Hermione o Potter.
¿Quizá podría usar hoy una camisa junto a un suéter? ¿Y cuál abrigo arriba? ¿El saco que de largo llegaba casi hasta sus rodillas? ¿O el más corto, que encuadraba mejor sus hombros? Pansy puso una mueca de concentración y luego chasqueó con su lengua. Prefería elegir ropa para la primavera o verano, ya estaba extrañando poder usar algún vestido...
—¿Necesitas ayuda? —Le preguntaron, por lo que volteó.
Rachel sonreía, recostada contra el respaldo de su cama. En sus manos estaba esa irritante pelota con la que cada tanto se ponía a jugar: lanzándola contra la pared y atrapándola de forma repetitiva. El "Tac, tac. Tac, tac" que hacía al rebotar, reverberando con el eco que había en las mazmorras de Slytherin, era una de las cosas más desesperantes que a Pansy se le venían a la mente.
—No —contestó, devolviendo la mirada a su baúl.
Solo se encontraban ellas dos en la habitación. El resto de sus compañeras estaban dando vueltas por Hogwarts (y quizá alguna ya había salido hacia Hogsmeade).
—Ay, por favor, déjame ayudarte con tu cita.
—No es una cita —la corrigió mordaz.
—¿No?
Pansy jugó con el dobladillo de una de sus prendas de ropa, como si estuviera intentando elegir una, cuando más bien estaba pensando en por qué Rachel estaba aquí todavía. Sentía el fuerte deseo de dedicarle un "Cierra la maldita boca", ya que no quería hablar de esas cosas vergonzosas.
—¿Y qué es entonces? Para mí salir con tu novia es una cita.
Rachel no entendió el balbuceo enojado con el que Pansy le respondió, por lo que solo negó con la cabeza mientras se reía de ella.
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Muda de Piel.
RomantikDurante el 5to año de Pansy Parkinson en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, todo cambió para ella. Luego de una tragedia en su familia deberá enfrentar cambios enormes: en su hogar, en su estilo de vida, en sus amistades y hasta en su forma...