Hermione:
¿Quién es mi admirador secreto?
—¡Hermione! ¡Hermione! —gritó una voz femenina.
Los ojos de Hermione se abrieron de golpe. Frente a ella una melena pelirroja y todavía despeinada se movía frenética de izquierda a derecha. Ginny Weasley prácticamente estaba saltando sobre su cama, todavía en pijama, y sonriéndole de oreja a oreja mientras la sacudía por los hombros para despertarla.
—Por todos los cielos, Ginny. ¿Te parecen horas de estar gritando? —se quejó Lavender Brown, compañera de habitación de Hermione. Un gruñido gutural de otra compañera sonó, para unirse a la queja.
—Ustedes son unas amargadas. ¡Es el cumpleaños de Hermione! ¡Levántense y vengan a saludarla!
Solo Ginny podía tener tanta energía cuando ni siquiera era la hora del desayuno. Hermione, todavía un poco adormilada, pensó que le tenía demasiada paciencia. O que solo estaba de buen humor porque su amiga estaba intentando hacer especial su cumpleaños. Sonrió.
La pelirroja salió de encima de Hermione para ir a molestar al resto e indicarles que se levanten también. El suave ronroneo de su gato Crookshanks, que estaba hecho una bolita y pegado a su pecho, llamó su atención. Era una clara invitación a seguir durmiendo, aunque sea cinco minutos más. Pero los gritos de Ginny y los bufidos exasperados de sus compañeras de dormitorio indicaban otra cosa. Se sentó en su cama, y el movimiento llamó la atención de su amiga, que volvió a prestarle atención.
—¡Feliz cumpleaños! —dijo caminando hacia ella.
El maullido de Crookshanks no tardó en escucharse. Ginny le había aplastado la cola al sentarse junto a Hermione. Con el pelo erizado, el gato ofendido se alejó a un rincón del cuarto. A él no le caían bien las personas, solo le gustaba estar con Hermione. Ella sospechaba que aunque su mascota odiaba a todo el mundo, los gritones y algo brutos Weasley, lo irritaban más que los demás.
—Gracias Ginny —respondió, intentando ignorar su preocupación por su mascota.
—Toma —le extendió un paquete rectangular. Era obvio que tras la envoltura había un libro.
La pelirroja miraba con mucha ilusión a Hermione. No la hizo esperar, desenvolvió el regalo con cuidado; despegando la envoltura, no rompiéndola. Escrito en la tapa, con letras blancas sobre un fondo verde, decía: «El Hijo del Códice».
—Es una novela de fantasía —explicó con gran rapidez Ginny, cuando estaba exaltada, hablaba más rápido—. ¡Es una novela de fantasía muggle! Y es genial Hermione. Tiene magia, libros mágicos... Y además en la biografía del autor, dice que es reconocido desde joven. Sus libros deben ser de gran calidad.
Hermione se rió y luego abrazó a la pelirroja. Le susurró "gracias" antes de soltarla.
—Feliz cumpleaños Hermione —dijo Parvati Patil, desperezándose. Las otras compañeras de habitación la imitaron.
Una emoción agradable se apropió de Hermione. Todo indicaba que iba a ser un gran día.
. . .
En la alargada mesa de Gryffindor habían jarras de jugos naturales, leche y también agua caliente para preparar té. Esparcidas por la mesa, diferentes cajas de cereales. Además se apreciaba una variedad de panes frescos (y algunos tostados), con la opción de untarlos con manteca o mermeladas.
—¡Abre mi regalo Hermione! —pidió Ron.
Hermione estaba sentada con su desayuno servido pero sin haber sido tocado. Harry, Ron, Ginny y hasta los gemelos Weasley estaban a su alrededor mirándola con atención; una igual a la que Ginny mostró en los dormitorios horas antes. La extrañaba que todos estuvieran tan emocionados e interesados en eso, en especial Fred y George.
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Muda de Piel.
RomanceDurante el 5to año de Pansy Parkinson en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, todo cambió para ella. Luego de una tragedia en su familia deberá enfrentar cambios enormes: en su hogar, en su estilo de vida, en sus amistades y hasta en su forma...