Lado a Lado

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Estar en ese lugar era agradable en cierto punto, la paz que se podía palpar era increíble pero la preocupación la tenía intranquila y es que a pesar de la irrealidad que estaba viviendo era muy consiente de las condiciones de la batalla, ellos habían quedado solos, sin ella, con Minos y los demás revividos atacando, Konoha había quedado sin su protección y la idea de que algo pudiese pasar por su culpa la estaba matando, tenía claro lo que debía hacer y por ello mostrándose decidida se levantó sorprendiendo a su acompañante que la miró confundido.

- lo siento no puedo quedarme más tiempo contigo, te agradezco el haberme salvado de lo que sea que estemos escapando pero no puedo quedarme, no si se que mis seres queridos están sufriendo y no estoy para protegerles.

El hombre al entenderle sonrió de una forma algo enigmática mientras se levantaba justo con ella, aunque entendía no era el momento, aún no lo era. De forma delicada le tomó la mano entre las suyas dándole una sonrisa sincera y algo paternal que sin duda trataba de transmitirle paciencia.

- escúchame, se que necesitas volver a el lugar de dónde vienes pero necesito que confíes en mí, todo va a estar bien, espera un poco mas.

A pesar de su angustia y de querer salir corriendo había algo que la detenía, aunque estaba en momento de tener de amistades algo le decía que debía confiar en él, su corazón y la razón estaban luchando dentro de su ser.

- demonios, espero que tengas la razón...

La sonrisa del contrario se ensanchó mientras la mujer suspiraba resignada, esperaba que por esa decisión no los estuviera condenando a muerte.


Konoha


No podía creer lo que veía, su madre no era una persona mala, aunque no había estado de acuerdo con su matrimonio había respetado sus decisiones pero verla del lado del enemigo le impactó, su mamá era un ser dulce y amable, siempre cuidando de la naturaleza para dar prosperidad, ¿Porque había decidido ayudar a un ser tan malvado?, Tantas vidas perdidas solo por el capricho de dos seres, Perséfone estaba dividida, entre el amor y la razón, bajó la mirada mientras sus lágrimas caían, agradecía que su amado la sostenía porque era seguro que podría desplomarse.


- ven Core, todo va a estar bien si te alejas de esa plaga.


Estaba a un paso, lo sabía, su hija jamás se negaría a seguirla pues valoraba mucho la relación que tenían como madre e hija y sin contar de que ya tenían la batalla ganada, Hades no podría hacer nada contra Kairos y la maldita molestia estaba a punto de morir, sus planes iban a la perfección pero nunca esperó lo que vendría a continuación. Perséfone se secó las lágrimas mientras miraba a su madre con pesar, soltó un suspiro mientras miraba a su esposo y después al enemigo.


- te amo madre pero lo que haces no es correcto, ¿Que te impulsa a cometer estos atropellos? Quizás nunca lo sepa pero hoy solo me has demostrado que no me amas ni me respetas, mataron a mis amados espectros, a valientes caballeros y tienes al borde de la muerte a una amiga... ¿Enserio crees que puedo perdonarte todo eso?- le dijo en tono firme mientras se soltaba del agarre de su marido.

Hades supo que no era nada bueno lo que pasaría a continuación, Perséfone no era muy agradable enojada, ella generalmente nunca usaba su cosmo ni atacaba a nadie, era pacifista pero ese día parecía que lo heredado por Zeus estaba resurgiendo de su interior pues un cosmo monstruoso y amenazador salió de su interior logrando ponerle los pelos de punta a más de uno, Deméter miraba a su hija con sorpresa, nunca esperó una reacción así.

- basta de charlas sin sentido, es hora de obtener el último ingrediente - habló Kairos con un tono burlón mientras lanzaba a la velocidad de la luz aquellas lanzas.

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