Si unos años atrás le hubiesen dicho a él Hatake Kakashi actual hokage de la aldea escondida entre las hojas que una dama aparecería frente a él diciéndole que era una diosa de una dimensión ajena a la suya buscando quien sabe que se abría reído y después había llevado a esa persona al hospital pero después del ataque de la diosa Conejo ya no podía confiarse, una cosa era clara, sentía un nivel de poder exageradamente elevado proveniente de la llamada Athena así que lo mejor para él y su aldea era seguirle la corriente hasta saber y tener la plena seguridad de que no era una trampa. Hizo que los ambu se fueran para iniciar la charla.
—bienvenidos sean a mi aldea, soy Hatake Kakashi actual gobernante de este lugar llamado Konoha - se mantuvo firme pero sin mostrar que fuese un peligro para no ser tomado por sorpresa.
— se que debe ser extraño para su persona que una mujer desconocida llegue por estos medios rodeada de personas pero lo que me trae aquí es muy urgente, verá en nuestra dimensión soy la hija del que pude usted considerar el rey de los dioses, tomé bajo mi protección a la tierra y sus habitantes teniendo bajo mi mando a un ejército de los cuales me acompañan mi patriarca Shion quien comanda mis ejércitos y parte de la élite del mismo Afrodita de Piscis y Kanon de Géminis - relató la deidad señalando al final a quien iba presentando. —hace un tiempo sentí un llamado de esta dimensión, alguien que antiguamente estubo bajo mi mando y solicita de mi ayuda, por favor le pido que me deje buscarle.
El peliplata soltó un gran suspiro pues entendía mejor que pasaba, reconocía esa leyenda de algunos archivos clasificados de la aldea, según eso el primer Hokage había tenido un visitante de una dimensión como la que describía la dama así que no podía negar su ayuda, era la orden de aquel pergamino.
—está bien señorita Athena, ¿sabe la identidad de quién busca? - cuestionó el hombre acercándose a la mujer.
— así es señor Kakashi, es....
Una hermosa pelinegra recorría los pasillos del hospital de Konoha mostrando una sonrisa de satisfacción, su mirada rojiza brillaba en triunfo, ya llevaba días encargándose ella sola del lugar e incluso el hospital de niños estaba ahora bajo su cargo, por fin la verían y se darían cuenta que era mucho más valiosa que esa petulante de Sakura Haruno, se había propuesto arrebatarle su lugar y nadie la detendría.
— Fumiko - chan, por favor venga con nosotras hay unos pacientes que necesitan de su ayuda- una enfermera apareció sonriéndole con admiración y no se negó, sonriendo de manera tierna la siguió pues debía mantener su fachada de angel un poco mas, pronto Sakura sucumbiría dejándose llevar por la desesperación, se rumoreaba que la gran doctora no había podido con un encargo directo del Hokage así que la mala fama en forma de chismes había aparecido, claro que ella se encargó de exagerar la cosas pero lo importante era que aquella confianza incondicional de los aldeanos hacia la pelirosa se estaba acabando, ese era su primer movimiento...
Edificio de inteligencia, konoha
Las cosas no mejoraban para la pelirrosa, el tiempo se le acababa y aún no podía encontrar el ingrediente final del antídoto, los signos de cansancio aparecieron y la falta de buena alimentación ya había hecho estragos, agradecía infinitamente que no habían dejado que Naruto se enterara de lo que sucedía o ya lo tendría ahí y no es que le molestara su preocupación, al contrario, le agradecía ese gesto pero no estaba de humor para escuchar sus quejas, se sentía mal consigo misma, se sentía como la que había sido en sus digas de genin, una completa inútil y eso se hizo replantear si estaba capacitada para la labor que le fue encomendada y solo esa duda hirió aún más su marchito corazón, la depresión le estaba ganando la batalla y las primeras lágrimas cayeron empapando la hoja que sostenía en sus manos... Patética.
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Infinite Rose
FanfictionSakura Haruno harta de su ciclo de auto destrucción decide dar un paso y avanzar para olvidar a Sasuke pues este al volver de su viaje rompe su corazón, con lo que no contaba era que aquella estrella fugaz había oído sus suplicas pues un día una ver...