Volvieron a Nestan sin decir una palabra. Aurora había corrido hasta el carruaje de los soldados tiamatenses y Nairi no la había alcanzado. Cuando llegó, les informó a los soldados de lo que había pasado, pues Aurora no había dicho ni una palabra. Se había encerrado y, hecha una bolita, lloró por horas.
Nairi sentía el corazón hecho pedazos. Lastimarla le había dolido como nada antes, pero si no lo hacía, ella temía no ser capaz de separarse de ella. Gracias a Aurora había pasado momentos muy buenos, y siempre se lo agradecería, pero lejos de ella estaría mejor. Lejos de aquella arma que podía lastimarla en cualquier momento.
No estaba lista para perderla. No estaba lista para perder a nadie más.
No se hablaron. En los siete días de viaje, no se dirigieron ni una sola palabra.
Pasaron por el puente que conectaba a Skađi con Nestan (el tan famoso Puente de la Oscuridad, oficialmente llamado Puente de la Luz). Era muchísimo más fácil entrar por ahí al reino, pues no investigaban demasiado a los que iban hacia Nestan. Los que iba a Skađi, por otro lado, eran investigados hasta el cansancio.
El camino fue largo pero mucho más directo. Cansado. Doloroso. Lo más doloroso era tener a Aurora tan cerca pero no atreverse a decirle nada o, peor aún, ver que ella no quería hablar con ella.
A veces todo le parecía un gran sinsentido.
Una vez en el Bosque del Norte, se dirigieron a donde estaría la cabaña de Gyneth. Era el punto de reunión que habían acordado, pues las barreras mágicas les proveerían mucha más protección a todos que estar en el bosque así nada más.
Gyneth se había quejado, pero al final había accedido.
Todos los alrededores de la cabaña de Gyneth estaban rodeados por las tiendas de los campistas. Caminaron entre ellas, Aurora con la cabeza en alto, liderando la marcha. Nairi notaba cómo cambiaba cuando tenía una responsabilidad tan grande como esa; intentaba parecer compuesta, tranquila, segura de lo que hacía.
Nairi se preocupó. Fingir de esa manera, tragarse sus sentimientos, le haría daño. Era irónico. Después de todo, ella hacía lo mismo. Pero era diferente, ella podía hacerlo. Aurora era simplemente más frágil.
Entraron en la cabaña, donde se encontraron a todos los Líderes reunidos con Gyneth. Todos se levantaron, llenos de gritos de alegría, pero Gyneth se paró, corriendo y empujando a todos hacia atrás, y las envolvió a ambas en un abrazo, juntas. Las apretó con fuerza, y ambas soltaron un gruñido.
—Gyneth... —se quejaron al unísono, con voz ahogada.
—Ay, perdón, perdón —dijo en medio de una risa traviesa. Se separó y les sonrió. Sus ojos estaban húmedos—. Estoy muy sensible. Pensé que no las vería.
Dirigió la mirada a Nairi y la golpeó con la mano extendida en el brazo.
—¡Ay!
—¡Ay, yo! ¿Quién te manda a ir a misiones tan peligrosas?
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La guerrera durmiente: la maldición © [TERMINADA]
Fantasía✨ Retelling de La Bella Durmiente, donde Aurora se salva a sí misma y es lesbiana ✨ Aurora vive encerrada en su castillo, condenada a casarse con un príncipe que desprecia y harta de sacrificar lo que ella quiere por reinar sobre personas...