↠ Capítulo 49 ↞ (nuevo)

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Nairi despertó con un cansancio abrumador

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Nairi despertó con un cansancio abrumador. No tenía sueño, pero todo su cuerpo se mantenía pesado y, si intentaba incorporarse, la espalda le dolía. Gruñó.

—¿Nairi?

Abrió los ojos y se encontró con los de Aurora, que la observaban muy abiertos y con una sonrisa.

—Dios mío, me estabas preocupando mucho.

—¿Dónde estoy? ¿Qué pasó?

La sonrisa de Aurora se borró por completo y toda su cara se oscureció. El estómago de Nairi dio una vuelta y sintió sudor en las manos.

—Te rescatamos, estás bien.

Lo último que recordaba era estar desnuda frente a cientos de personas, gritando y llorando de dolor. ¿Cómo era posible? Entornó los ojos y respiró profundo, sintiendo dolor en la espalda. Hurgó en sus recuerdos. Ahora se acordaba de Yamin, en la azotea de un edificio. Yamin...

Siendo asesinado.

Soltó un grito.

—¿Yamin?

Los gestos de Aurora no la ayudaron a sentirse mejor.

—Falleció, lo siento.

Se estremeció y su visión empeoró. Las lágrimas apenas la dejaban ver.

—No, no puede ser. Él jamás iría a una misión de rescate, debe de ser un error. Él sabe que no debe de hacer algo así —dijo con voz ronca.

—Espera un segundo.

Aurora volvió con un vaso de agua y un popote.

—Toma un poco, por favor.

Nairi apenas podía pensar en beber agua, pero si quería hablar e investigar lo que había sucedido —y cómo todo eso de que Yamin había muerto era un error—, tenía que poder hablar. Y tenía la boca demasiado seca.

Se terminó todo el vaso de inmediato y tosió un poco.

—¿Podrías hablarle a Yamin?

Aurora hizo una mueca.

—Nairi. —Puso la mano en su antebrazo con cariño y observó que estaba cubierta de vendas—. Yamin murió, lo siento.

Nairi soltó una risa sin ganas.

—Es imposible, ese no era Yamin. Yamin es inteligente, sabe bien que es un movimiento suicida, después de la muerte de Alfarr, jamás lo haría. ¿A quién asesinaron?

Escuchó con atención todo lo que Aurora le contó. Que, en un sentido, tenía razón. Yamin no estaba en esa azotea, pero bien fue como si lo hubiera estado. Le contó todo el plan, sobre Gyneth, lo que había salido mal y cómo todo lo que había pasado era por su iniciativa.

Estaba llorando, al igual que Aurora, pero ahora las lágrimas comenzaban a saber a rabia.

—Así que es tu culpa. —Aurora no respondió, sólo agachó la mirada—. Tú fuiste la que le proporcionaste un método suicida para salvarme.

La guerrera durmiente: la maldición © [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora