Faltaban tres días para el inicio del verano, y todos estaban emocionados.
—¡Te digo que será la mejor fiesta hasta ahora! ¿O es que no me crees? —cuestionó Lanaia.
Atem, Nania, Nairi, Caelina y Aurora estaban sentados comiendo. Aurora era demasiado consciente del punto en el que la pierna de Nairi tocaba la suya.
—Jamás podría no creerte —contestó Atem—. Pero me da un poco de miedo que estés tan emocionada.
—Eres un dramático. Aurora, ¿me ayudarías con los últimos arreglos?
—Perdón que esté tan perdida, pero no tengo ni idea de qué fiesta hablan.
—Oh, claro. No eres de por aquí. —Le dio ligeramente la espalda a Atem, que frunció el ceño, y se dirigió a Aurora sentada frente a ella—. Pues mira, antes de todo este rollo de la conquista, teníamos un festival cada verano, el Crival, un evento de una semana en honor al dios principal de algunos, Crius, señor del sol. Banquetes, bailes, una preciosidad. Ahora no estamos en posición de hacer un banquete de una semana, ¿verdad?, así que es todo un día dedicado a Crius, a bailar y eso. Supongo que no eres crigerlista, ¿verdad?
Aurora no entendía nada, así que sólo negó.
—Bueno, está bien. No somos como Athanaric, aquí puedes tener la religión que quieras y aún así participar en el Crival. Porque, ¿a poco no es una preciosidad? —Observó a todos los presentes, que asentían con una sonrisa—. Por eso me ofrezco de voluntaria todos los años para la organización.
—Tantas cosas que tienes que hacer, pero prefieres darte más trabajo —opinó Caelina, sentada del otro lado de Nairi.
—Por eso estoy pidiendo ayuda. ¿Me ayudarías, Aurora?
—Claro —aceptó pero pensó en que Nairi tenía el día libre y lo podían pasar juntas. Sin embargo, al ver la sonrisa emocionada de Lanaia, no pudo negarse.
Al terminar de comer, Lanaia arrastró a Aurora a través del campamento hasta salir por la parte trasera. Ahí, donde se solía usar para entrenar, ahora había una larga mesa de madera llena de adornos. Lanaia comenzó a darle instrucciones de en qué árboles colgar qué cosa, y Aurora se tragó sus miedos a las alturas y se trepó en las escaleras para colgar telas rojas y amarillas.
Habían varias telas rojas que parecían banderas y tenían una C dorada en medio. Trabajaban mientras Lanaia parloteaba sobre Atem.
—A veces es un hijo de su mamá, ¿sabías? —Se retiró el cabello de la frente. Ambas comenzaban a sudar; no habían parado de acomodar los adornos en metros y metros de árboles bajo el sol ardiente—. Estuvimos juntos como un año, no funcionó, volvimos a ser amigos. Pero a veces me arrepiento, digo, todavía quiero estar con él. Es sólo que... argh, es tan desesperante e infantil, ¿sabes? Se hace el callado mientras está con los demás, pero a mí no me deja de molestar.
ESTÁS LEYENDO
La guerrera durmiente: la maldición © [TERMINADA]
Fantasy✨ Retelling de La Bella Durmiente, donde Aurora se salva a sí misma y es lesbiana ✨ Aurora vive encerrada en su castillo, condenada a casarse con un príncipe que desprecia y harta de sacrificar lo que ella quiere por reinar sobre personas...