—Posición.
Después de correr alrededor del campamento cinco veces, Aurora juraba que su cuerpo se iba a romper. Que iba a terminar en mil pedazos, que ya no podía más. Pero Caelina la obligó a comenzar a entrenar.
Aurora puso sus manos delante de su rostro a la altura de su mandíbula. Su pie izquierdo atrás, su pie derecho al frente.
—Más hacia afuera —dijo Caelina y le dio un toquecito a su pie derecho. Ella abrió más el ángulo y se mantuvo así hasta que Caelina se puso frente a ella y le mostró las palmas—. Uno. —Golpeó con su mano izquierda—. Dos. —Golpeó con su mano derecha—. Uno. Dos. Uno. Dos.
El primer día, sólo había podido correr dos vueltas. El segundo día, logró tres. Para el cuarto, Caelina no aceptó menos de cinco. Llevaba seis días entrenando y sentía que estaba a punto de desfallecer.
Le fallaba la posición, la forma del golpe, la dirección de su cuerpo, la fuerza con la que golpeaba. Todo le salía bastante mal, y Caelina no paraba hasta que le salía perfecto. Al parecer, era la mejor maestra, y ese era el curso intensivo. Calentaba por dos horas, entrenaba por cinco más.
Iba a morir pronto.
—¡El hombro! —gritó Caelina—. ¡Protégete con el hombro!
—¡Pero si nadie me está atacando!
—¿Quieres que solucione eso?
Aurora sacudió la cabeza con fuerza y corrigió la posición del hombro ante cada golpe.
—Bien. Ahora, patadas.
Las patadas le gustaban más. Lograba darle un par de golpes cada vez; al parecer tenía más fuerza en las piernas de la que esperaba, y muchísima más que en los brazos. Sólo tenía que fortalecerse más y más.
Le lanzó una patada con el pie derecho que golpeó en sus costillas, y sintió que era una completa vencedora. Claro que Caelina no estaba atacándola, pero aceptaría la victoria y continuaría.
—¿Quieres ver cómo te iría en un combate como estás ahora?
No. No quería. Caelina era la mejor luchadora, y no había manera de que saliera de esa ilesa. Pero sabía que era más una pregunta retórica que una pregunta de verdad.
—A ver.
Caelina se puso en posición y Aurora la imitó. Las manos de Caelina comenzaron a golpearla, luego sus piernas, y Aurora apenas podía intentar asestar sus golpes sin éxito, mientras que recibía todos los de Caelina. Casi al final, logró golpear a Caelina con fuerza en las costillas, y terminaron en el suelo.
Caelina le tomó un brazo y se lo dobló hacia la espalda mientras que su otro brazo se enroscaba en su cuello.
—Alto —murmuró Aurora y le dio dos golpecitos en el brazo a Caelina, que la soltó de inmediato.
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La guerrera durmiente: la maldición © [TERMINADA]
Fantasia✨ Retelling de La Bella Durmiente, donde Aurora se salva a sí misma y es lesbiana ✨ Aurora vive encerrada en su castillo, condenada a casarse con un príncipe que desprecia y harta de sacrificar lo que ella quiere por reinar sobre personas...