my only || hyunin/seungin

이십오

Jeongin se removió en la cama cuando la luz del sol que entraba por las cortinas de color celeste se hizo demasiado intensa para sus ojos, llevó sus manos a estos y los frotó con suavidad. Finalmente los abrió cuando quiso darse la vuelta, pero su cuerpo chocó con algo.

—Buen día Innie~ –murmuró Seungmin recostándose de lado para quedar frente a frente con Jeongin. Este sonrió y se acercó al mayor para abrazarlo. Se sentía tan increíblemente bien y tranquilo a su lado que no quería que ese momento se acabara nunca.

—¿Qué hora es? –musitó adormilado, provocando que Seungmin casi muera de ternura.

—Las 10:30

Jeongin se levantó rápidamente, sorprendido por su respuesta.

—¡D-deberías estar en clases! d-digo deberíamos –. Seungmin rió con ternura.

—No te preocupes por eso Jeonginnie, tómalo como nuestro día libre, además...hay algo importante que debemos hacer hoy –recordó la conversación que tuvieron por la noche. Jeongin bajó la mirada y el castaño se preocupó por que haya cambiado de parecer.

—Tienes razón, no puedo esperar –dijo emocionado, dándole gran felicidad al castaño.

—Estás tomando la decisión correcta Innie –. El rubio asintió sonriendo y Seungmin depositó un beso en su frente.

Ambos decidieron por fin levantarse y Jeongin se quedó sentado al borde de la cama. Tomó su celular y notó que tenía incontables llamadas perdidas y mensajes, entre ellos de Hyunjin, Felix, Jisung, Chan y otros amigos suyos que presenciaron lo ocurrido la noche anterior. Sintió que algo se removía en su interior, pero decidió ignorarlos y se levantó de la cama finalmente.

No vio a Seungmin en la habitación, por lo que salió a buscarlo por la casa, pero terminó recorriendo esta con calma mientras observaba cada pequeño detalle. Era muy bonita y acogedora. En una pared había varios cuadros, fotos de Seungmin cuando era bebé, con personas que parecían ser sus padres y otras con un lindo perrito. Pensó que quizás era una mascota de la infancia de Seungmin, pero esa idea se fue cuando escuchó al castaño a lo lejos gritar un nombre que no era el suyo seguido de unos pequeños silbidos.

Jeongin caminó hacia el lugar de donde provenían y se encontró con Seungmin agachado acariciando al pequeño perrito de la foto, era de un lindo color blanco y tenía algunas manchitas de color café muy claro. Aquella escena le enterneció mucho. Cuando el pequeño canino se percató de la presencia de Jeongin, corrió hacia este y comenzó a saltar frente suyo y a mover su colita sin parar.

—Se llama Cooky –comentó Seungmin acercándose a ellos. Jeongin se agachó y, en un descuido, el perrito se lanzó sobre él, dejándolo acostado en el piso.

—¡Cooky! –exclamó Seungmin tomando al pequeño en sus brazos y ambos rieron.

—Es muy lindo –dijo Jeongin poniéndose de pie —no lo vi aquí anoche... –Seungmin rió ante eso.

—Nos siguió hasta la habitación, pero estabas tan dormido que no lo notaste –Jeongin asintió y sus mejillas se tiñeron de un suave color rosa. Seungmin apretó una de sus mejillas suavemente.

—Bueno, vamos a desayunar ya Innie.

•*¨*•.¸¸☆*･ﾟ

Cuando estaban frente al edificio, Jeongin respiró profundamente, alejando cualquier gota de nerviosismo o arrepentimiento que pudiera aparecer.

—¿Quieres que te acompañe? –preguntó Seungmin preocupado, pero se negó. —pero necesitarás ayuda con las maletas...

—Tranquilo Min, solo son dos –. El castaño asintió con una pequeña mueca y Jeongin se acercó a él —voy a estar bien Minnie –murmuró acariciando su mejilla, Seungmin sonrió y asintió más seguro. Dio una rápida mirada a los labios del otro y este lo notó, acercándose despacio para besar sus labios suavemente.

Bajó del auto y respiró profundamente otra vez antes de comenzar a caminar dentro del lugar.

A medida que se acercaba a su departamento, sentía cómo su cuerpo temblaba.

Al insertar la llave en la cerradura, se congeló por un momento y cerró sus ojos con fuerza.

Finalmente giró la llave y entró. Había completo silencio y se sentía frío. Miró a todos lados y para su suerte y como lo esperaba, Hyunjin no estaba allí, debía estar en el instituto. Rápidamente secó una lágrima que había salido al recordar los buenos y malos momentos con Hyunjin. Ya no podía seguir allí, quería irse.

Caminó hacia un pequeño cuarto y sacó sus maletas para luego ir a su habitación. Allí buscó todas sus cosas, entre ellas ropa, accesorios, materiales que necesitaba para estudiar y hasta sus productos de cuidado personal. Mientras acomodaba todo en las grandes maletas, sentía un fuerte dolor en su pecho y ganas de llorar.

Luego de unos largos minutos por fin terminó de guardar todas sus pertenencias. Levantó ambas maletas y se quedó mirando la habitación. De pronto recordó algo. Sacó el collar que todavía rodeaba su cuello y lo dejó sobre la mesita de noche de Hyunjin, al igual que su anillo. Retrocedió con su vista nublada por las lágrimas y dio un último vistazo al lugar. ¿Era un cobarde por irse sin siquiera esperar para ver a Hyunjin?

Tomó ambas maletas y dejó sus llaves sobre la mesa de la cocina, de todas formas no las necesitaría nunca más.

Finalmente salió tirando de ambas maletas, caminando lento por el pasillo que llevaba al ascensor. Entró a este y marcó al primer piso. Soltó un gran suspiro cerrando sus ojos. Sentía que se estaba sacando un peso de encima, y todo gracias a Seungmin. Creía que si el castaño no se hubiese acercado a él en aquella fiesta, probablemente seguiría a los pies de Hyunjin, como si él fuera lo único que necesitaba. Sonrió ampliamente cuando llegó a la planta baja y vio a Seungmin esperándolo en la recepción. El castaño al verlo se levantó rápido de su asiento y caminó hacia él con una sonrisa. Tomó las maletas y las llevó hasta su auto. Cerró el maletero y se acercó a Jeongin para abrirle la puerta para que suba al auto, pero este no lo hizo, simplemente se quedó parado mirando a Seungmin. El castaño se preocupó un poco, pero toda preocupación se fue cuando Jeongin se lanzó a él en un abrazo.

—Gracias por ayudarme a abrir los ojos Seungmin.

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