예순일

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Jeongin en serio quería comenzar desde cero con Hyunjin. Tardó en hacerlo, pero finalmente se había dado cuenta de que en realidad no quería a nadie más que no fuera Hyunjin. Intentó infinidades de veces olvidarlo, él fue la razón por la que decidió dejar Seúl por casi un mes incluso, pero simplemente se le hacía imposible.

Es verdad que Seungmin lo hacía sentir muy feliz, protegido y seguro, pero lo único que se cruzaba por su mente a cada instante era:

Me gusta esto...sentirme así, pero lo quiero de Hyunjin...

Cada vez que se atrevía a pensar en su ex novio mientras estaba con Seungmin se maldecía para sus adentros.

Él está haciendo de todo por mí, para que logre sentirme bien y yo estoy aquí pensando en Hyunjin...

Simplemente se sentía como la peor persona del mundo. No lo hacía intencionalmente, pero todo ese tiempo estuvo usando a Seungmin como un refugio de emergencia y...un reemplazo.

Ya estaba harto de mentirle de esa forma al castaño y que este no se diera cuenta.

La razón por la cual seguía junto a él era que verlo tan feliz le encantaba, pero también lo odiaba al verlo tan ilusionado, sabía que el castaño estaba convencido de que sus sentimientos eran correspondidos por fin, pero no.

Ya no quería ver a nadie sufrir, estaba cansado, así que decidió acabar con eso, así Seungmin sería libre de mentiras, problemas y dolor, y eso era lo que más le importaba. Era tiempo de comenzar a hacer las cosas bien y debía partir por allí.

Le hubiera gustado poder decir que no estaba del todo seguro de si debía perdonar a Hyunjin o no, pero no podía, puesto que lo único que quería era hacerlo y volver a estar junto a él como antes, cuando eran felices y nadie podía cambiar eso, antes de todos esos problemas.

Por primera vez no le importaba lo que la gente pudiera decir o pensar de él. Lo que menos le preocupaba era cómo iban a verlo los demás cuando se enteraran de que había vuelto a Hwang Hyunjin. Sabía lo que probablemente dirían todos, podía escuchar sus voces inundar su cabeza, pero no le importaba, podían decir lo que quisieran, nadie podría hacer que se arrepintiera de su decisión, estaba seguro.

El peli negro ahora miraba a Jeongin con un brillo en sus ojos, podía parecer que era debido a las lágrimas que estaba derramando, pero no, ese intenso brillo era nada más ni nada menos producto de la ilusión que sintió al oír esas palabras, en serio quería una segunda oportunidad para demostrarle que había cambido y que podía mejorar cada vez más, y que Jeongin haya decidido dársela era lo mejor que podría haberle pasado.

—¿Hablas en s-serio Innie? –preguntó sin creerlo todavía, con una sonrisa adornando su rostro mientras se acercaba a Jeongin hasta posar sus manos sobre sus mejillas otra vez.

Jeongin asintió con una pequeña sonrisa y se acercó a Hyunjin para abrazarlo, este lo envolvió con sus brazos de inmediato. El menor apoyó su mejilla en el pecho de Hyunjin. En esa posición podía escuchar su corazón latir rápidamente y eso le sacó una pequeña sonrisa.

—Quizás sí me hiciste mucho daño, pero todo eso ya pasó...quiero que dejemos todo eso en el pasado y que comencemos otra vez –comenzó a hablar Jeongin mientras se mantenía escuchando los latidos del otro con sus ojos cerrados. —de todas formas...me gustaría que vamos lento, ya sabes, p-para...estar seguro de...

—Sí, lo entiendo Innie –asintió Hyunjin en un tono comprensivo, sabía que la confianza que Jeongin tenía sobre él estaba muy rota, por lo cual tendría que hacer de todo por enmendar esta cada día, a cada minuto y a cada segundo, para asegurarse de que Jeongin volviera a confiar plenamente en él.

Ambos se habían quedado en silencio, simplemente disfrutando el estar en los brazos del otro de nuevo.

Jeongin comenzaba a relajarse con los latidos de Hyunjin, los cuales habían disminuido su velocidad, dándole a entender que el peli negro estaba tranquilo, ya nada le preocupaba, no había razón para estar triste.

—¿Puedo pedirte algo? –preguntó Jeongin rompiendo el silencio, haciendo que el mayor diera un pequeño saltito en su lugar, lo cual hizo reír a Jeongin.

—Claro Innie, lo que sea –aceptó en seguida, comenzando a dejar leves caricias sobre el cabello de Jeongin.

—¿Me prometes algo? –comenzó a hablar algo nervioso, y luego de escuchar una respuesta afirmativa por parte de Hyunjin, siguió con lo que tenía para decir —¿me prometes que nada de eso volverá a ocurrir y que estaremos juntos para siempre?

Hyunjin dejó salir una pequeña y suave risita, para luego apretar aún más el abrazo en el que estaba envolviendo a Jeongin.

—Te lo prometo mi bebé, nunca volveré a hacerte daño, solo voy a cuidarte y darte todo el amor que te mereces y más.

—¿Prometes también que no habrá más mentiras ni secretos entre nosotros? –se apresuró a preguntar Jeongin otra vez, quería asegurarse de que Hyunjin pudiera prometer todo eso, y de que pudiera cumplirlo también. Hyunjin tragó nervioso al oír eso, claro que podía prometerlo y cumplirlo, pero en ese tiempo habían pasado cosas que prefería no decirle a Jeongin, eso no era mentir ¿verdad?

—Te lo prometo Innie, nada de mentiras y secretos, lo juro por lo que más amo en el mundo.

Jeongin rió enternecido y un leve sonrojo hizo presencia en sus mejillas. Quitó su rostro del pecho de Hyunjin, moviendo su cabeza hacia atrás para quedar cara a cara con él. Con una sonrisa y una ceja alzada le miró divertido.

—¿Y qué es lo que más amas en el mundo? –preguntó mostrando una confusión fingida a la vez que entrecerraba sus ojos. Hyunjin soltó una risa y llevó su dedo índice a la nariz de Jeongin, dando suaves golpecitos a la punta de esta al ritmo de cada sílaba que salía de su boca.

—Tú eres a quien más amo.

Comenzaron a reír juntos, Jeongin de los nervios y Hyunjin por lo adorable que se veía su pequeño sonrojado. Sus corazones iban a mil por hora, bombeando felicidad en cada latido. Ninguno quitaba sus ojos de los contrarios, sin duda habían extrañado observarlos tan profunda y detalladamente. Tenían tantas cosas que querían decir, pero ninguno se animaba a irrumpir con el agradable y cómodo silencio que los envolvía. Pero Hyunjin ya no podía seguir guardando eso, así que simplemente habló. Con suavidad tomó las manos de Jeongin y entrelazó sus dedos, comenzando a hablar casi en susurros.

—Hey, eres muy lindo –soltó, provocando que Jeongin bajara la mirada para ocultar su sonrojo, pero Hyunjin tomó su mentón e hizo que le mirara, no quería perderse esa tierna vista. —me gustas mucho –siguió hablando muy en serio, haciendo reír a Jeongin.

—Ya...haces que me sonroje mucho –le reclamó el menor con un adorable puchero en sus labios.

—¿Tienes novio? Si la respuesta es no...¿te gustaría ser mi novio...otra vez y para siempre?

Jeongin rió y apretó las mejillas de Hyunjin con sus manos, sacándole risitas a él también. Luego de unos pocos segundos bajó sus manos a los hombros del mayor y las dejó allí mientras jugaba con el cuello de su camiseta.

—Claro que quiero ser tu novio, y por siempre –respondió por fin y Hyunjin estalló de alegría. Se acercó rápidamente y tomó a Jeongin en brazos, dando vueltas en su lugar repetidas veces. —¡Jinnie ya bájame! –exclamó Jeongin riendo fuerte y el otro obedeció. Cuando lo dejó de vuelta en el piso, lo envolvió nuevamente con sus brazos y empezó a dar pequeños saltitos de alegría. Jeongin solo sonreía enternecido y muy feliz.

—Te amo –dijo un Hyunjin sonriente con sus manos acariciando las mejillas de Jeongin. —te extrañé cada día desde que te fuiste, siempre estuviste en mi mente...no quiero volver a tenerte lejos, no volveré a alejarte de mí.

Jeongin sonrió ampliamente y asintió despacio. Al mismo tiempo comenzaron a acercarse al otro para seguidamente juntar sus labios en un beso extremadamente anhelado. Cuando pudo sentir todas esas lindas sensaciones en su estómago supo que estaba en el lugar correcto, porque estaba destinado a estar junto a él.

Podía sentir el amor en ese beso, la paz y la tranquilidad. Ahora todo estaba bien, pues había vuelto a su hogar y con el amor de su vida.

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my only || hyunin/seunginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora