쉰네

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Su cabeza estaba hecha un lío. Desde que había vuelto a ver a Hyunjin todo se volvió más complicado. Empezaba a sentirse confundido de nuevo y odiaba eso.

No podía dejar de pensar en lo que había ocurrido horas antes con Hyunjin. Cuando lo recordaba, una sonrisa involuntaria aparecía en su rostro e inconscientemente llevaba sus dedos a sus labios, trazando estos suave y delicadamente como sintiendo los labios de Hyunjin otra vez.

Se sentía terrible por haberle hecho eso a Seungmin, pero no se arrepentía de haber aceptado ese beso. Sonaba mal, pero era como se sentía al respecto. Aún así no dejaba de pensar que era injusto y que Seungmin no merecía que le hicieran algo así. La culpa estaba consumiéndolo cada vez más, había traicionado a la persona que lo hace feliz, a quien ha estado con él en cada momento difícil desde que se conocían.

—Soy un estúpido –se regañó a si mismo entre dientes.

Mientras se dirigía al hospital para visitar a su novio, pensaba en distintas formas de cómo decirle que se había besado con Hyunjin y que lo sentía mucho, pero en todas sus opciones de cómo podría reaccionar Seungmin, algo salía mal. Como él enojándose mucho y gritándole que se vaya y que jamás vuelva. Sin duda no quería eso.

Terminó por omitir toda esa historia, creía que no era necesario decírselo a Seungmin, simplemente haría como si nada hubiera pasado.

Cuando llegó al hospital, hizo todo el camino que había hecho varias veces antes hacia la habitación en la que se encontraba su novio. A tres puertas de distancia de su destino, pudo ver a un chico salir de donde Seungmin se encontraba, lo cual hizo que se congelara al instante. El chico iba a paso apresurado, por lo que no pudo apreciar bien su rostro para ver si era algún conocido de Seungmin o un familiar. Aún confundido y extrañado retomó su camino y abrió la puerta deseando con todas sus fuerzas que Seungmin haya despertado.

Al entrar se entristeció un poco, pues su novio seguía igual que hace unos días.

Acercó una silla que estaba allí hacia el costado de la camilla y se sentó luego de besar la frente de Seungmin. Tomó las manos del otro entre las suyas y las acarició con delicadeza. Luego de unos segundos de esas pequeñas caricias entrelazó sus dedos y apoyó su cabeza en su mano libre, mirando fijamente el rostro del castaño que estaba levemente pálido.

—¿Cómo te sientes? –preguntó Jeongin sin esperar una respuesta, como hacía cada vez que iba a visitarlo.  —¿cuándo vas a despertar? Cooky y yo te extrañamos mucho –hizo un puchero y miró con súplica a Seungmin. —estoy muy solito sin ti...discutí con Jisung y Minho hyung porque...estaban diciendo tonterías y ahora n-no sé cómo disculparme por m-mi actitud...

En cierto modo, hablar solo y en voz alta le era de mucha ayuda. Se sentía seguro de poder decir lo que necesitara soltar, pues si nadie le escuchaba, nadie podría juzgarlo. Pero a la vez deseaba que Seungmin pudiera escucharlo para luego aconsejarlo, él siempre sabía cómo hacerlo.

Luego de haber estado unos minutos en silencio, dejó sus brazos reposar sobre el colchón y su cabeza sobre estos, mirando hacia otro lado, no podía decirle eso a Seungmin mientras veía su lindo rostro.

—Hyunjin me besó –soltó luego —no, nos besamos, yo también quería hacerlo... –si iba a contarle lo que había pasado, debía hacerlo con la verdad y no alterando la realidad —lo siento, n-no sé por qué lo hice, perdóname Minnie...

Había comenzado a sollozar sin siquiera notarlo. Se quedó en silencio de nuevo, siendo sus pequeños sollozos y el pitido de aquella máquina al lado de Seungmin los únicos ruidos que se escuchaban en esa blanca y aburrida habitación.

—Hyunjin no lo hizo ¿verdad? –preguntó unos segundos después volteándose a ver a Seungmin nuevamente —tú eres el único que sabe quién fue...debes despertar para que lo encontremos y obtenga su merecido Minnie...

my only || hyunin/seunginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora