예순 일곱

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Durante todo el camino a casa, Jeongin no pudo dejar de llorar en ningún momento, de pronto lo hacía más fuerte y otras veces más despacio, pero el llanto no cesó por completo nunca. Hyunjin trataba de consolarlo, pero no tenía resultado, no importa qué hiciera, y lo que decía solo causaba que se sintiera peor.

Al llegar a su departamento, Jeongin caminó cabizbajo y desanimado hasta el sofá, donde se dejó caer de inmediato para seguir llorando mientras abrazaba un cojín. Hyunjin se arrodilló a su lado y acarició su cabello, a lo que el menor movió un poco su cabeza, dándole a entender que no quería sus caricias.

—Jinnie, quiero estar solo... –musitó ocultando su rostro en el cojín y Hyunjin asintió, dejándolo solo en la sala. Cuando escuchó la puerta de la habitación cerrarse, quitó el cojín de su rostro y se dio media vuelta, quedando con su mirada en el techo. Sus lágrimas corrían ahora por los costados de su rostro mientras seguía pensando en Jisung y lo que pudo haber hecho que se alejara. Sacó su teléfono y se decidió a escribirle a su amigo, rogando por que no lo ignorara.

Jisungie, qué ocurre? por qué estabas así hoy? hice algo mal? si es así lo siento mucho
Puedes decirme qué pasa? no quiero que estés enojado o que me dejes, no te vayas de mi lado por favor
Anoche tuve una pesadilla, tú te ibas de mi vida y no podía detenerte, no quiero que se haga realidad, no lo soportaría...

Su labio inferior había comenzado a temblar por las ganas de llorar que sentía, así que mordió este con fuerza en un intento de detenerlo. Dejó su teléfono en la mesa de centro y cubrió su rostro con ambos brazos, tratando de pensar en qué hacer para evitar que Jisung se alejara de él.

No entendía por qué estaba pasando eso y le hacía sentir desesperado y frustrado, el día anterior habían estado de lo mejor y ahora Jisung lo ignoraba y evitaba sin saber por qué lo hacía exactamente. Pensó en preguntarle a Minho por si tenía alguna idea de lo que le ocurría a Jisung, incluso hasta pensó en Seungmin. Recordó a Seungmin y todo lo que habían hecho en el poco tiempo que estuvieron juntos, se sentía el ser humano más horrible de la tierra por haberle roto el corazón a alguien tan bueno como él, pero no podía seguir mintiéndole de esa forma que era tan bonita para el otro.

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Ya iba una semana de lo ocurrido y Jeongin aún no conseguía acercarse a Jisung ni hablar con él, intentaba hacerlo en cada momento que se presentaba una oportunidad, pero Jisung solo lo ignoraba, lo evitaba o le decía que no podía hablar en ese momento. Estaba realmente desanimado porque había perdido a su amigo y no tenía la menor idea de por qué.

Recostado en el sofá, como había estado la mayor parte de la semana, comenzó a llorar por milésima vez en el día, sentía que se quedaría sin lágrimas en cualquier momento, se acurrucó todo lo que pudo en el sofá y hundió su rostro en uno de los cojines como se había hecho costumbre y lloró hasta quedarse dormido.

Hyunjin salió de la habitación y fue directo a la sala para ver cómo estaba Jeongin. Al verlo con sus lindos ojitos cerrados, hinchados, rojos y aún húmedos por las lágrimas se sintió terrible, le dolía ver a su bebé tan vulnerable.

Se acercó más a Jeongin y con mucho cuidado lo tomó en sus brazos para llevarlo a la cama, quizás aún era temprano, pero Jeongin necesitaba descansar luego de haber estado la mitad del día llorando tan desconsoladamente.

Al llegar a la habitación, Hyunjin movió como pudo las mantas y luego acostó a su novio con delicadeza en la cama, arropándolo en seguida y recostándose junto a él, Jeongin se removió un poco hasta quedar frente a frente con Hyunjin, entreabrió un poco sus ojos y al ver al mayor junto a él sonrió y se acercó para abrazarlo y acurrucarse en sus brazos, Hyunjin nada más lo abrazó fuerte y dejó un pequeño beso en su cabeza.

Algo que mantenía a Jeongin un poco más animado era el hecho de lo lindo que se había estado portando Hyunjin con él, lo consolaba cuando lloraba, le decía cosas lindas, le daba mucho amor y no lo dejaba solo en ningún momento. De vez en cuando se enfadaba y lo golpeaba, pero Jeongin entendía que solo era su culpa por hablar de más o por decir cosas inapropiadas y fuera de lugar, así que no decía nada al respecto y solo pedía perdón, a lo que Hyunjin solo le sonreía y le decía que lo amaba, no importa cuantas veces lo hiciera enojar o cuantas veces cometiera un error, Hyunjin siempre lo perdonaba y le recordaba lo mucho que lo amaba, con palabras, caricias, besos y abrazos. Y eso era todo lo que necesitaba para mantener a Jeongin a sus pies.

Aunque a veces Jeongin se preguntaba si en realidad merecía eso, lo hacía cuando los golpes que le propinaba Hyunjin eran muy seguidos o fuertes, hasta el punto de dejar feas marcas en las partes afectadas, pero con esas dos malditas palabras todos esos pensamientos se iban, como si Hyunjin pudiera lavarle el cerebro con solo decir te amo. Y luego Jeongin solo podía pensar que quizás su forma de amarlo solo había cambiado y era algo dura y extraña, pero eso no quitaba que aún lo amaba, y con eso le bastaba para ser feliz. Solo quería que Hyunjin siguiera dándole todo el amor que había recibido esa semana, con eso era feliz, era lo mejor que podían darle.

Acurrucado en los brazos de Hyunjin mientras este acariciaba con delicadeza su espalda y cabello, sentía que todo estaba bien.

—Nunca me dejes ¿sí? –murmuró justo antes de caer dormido otra vez y Hyunjin le miró con una sonrisa enternecida.

—Siempre vamos a estar juntos Innie, no te dejaré, no te dejaré ir nunca.

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my only || hyunin/seunginDonde viven las historias. Descúbrelo ahora