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El viaje fue tranquilo, ambas durmieron la mayor parte, Monae había despertado unos minutos antes de aterrizar y al ver que faltaba tan poco para llegar a su destino despertó a Maya emocionada.

—Que molesta eres, aún queda tiempo antes de aterrizar —Dijo frotando sus ojos—. Estaba durmiendo tan delicioso.

—¿Delicioso? ¿En serio? Me duele el cuello de dormir tantas horas sentada —Rió y frotó su cuello—. Discúlpame, me emociona mucho, en cualquier momento anunciaran la llegada, tienes que irte despabilando, no quiero perder tiempo —sonrió y sacudió el brazo de su hermana.

—Estás loca, tranquilízate un poco —Rió junto con ella y rodó los ojos mientras la abrazaba.

Al aterrizar el reloj marcaba las 7am, bajaron sus maletas y caminaron juntas al interior del aeropuerto, ambas estaban muy contentas. Tomaron un taxi con rumbo al hotel en el que se quedarían por ese día. Al arribar se dirigieron a su habitación para arreglar sus cosas, ducharse y descansar un rato.

—¡Muero de hambre! —Monae se tumbó en la cama y frotó su estómago—. Aunque la cama está muy cómoda, podría dormir en este momento —Rió y se sentó recargando su espalda en la cabecera.

—Si duermes ahora jamás podrás adaptarte al horario, mejor salgamos a desayunar, es temprano.

—Si, es buena idea, además tenemos que ver a la señora Campbell, ella nos mostrará los departamentos que elegimos en línea. La cita es a las 2 pm —Sonrió y se puso frente a Maya—. Hasta tenemos tiempo para ir de compras, sé que no te puedes resistir.

Los ojos de Maya brillaron, era una admiradora de la moda y el buen gusto, no soñaba con ser una modelo, pero soñaba con las pasarelas, el maquillaje, vestidos, tacones y derivados —Me conoces muy bien, vámonos ahora, no perdamos tiempo.

Desayunaron en un pequeño restaurante cerca del hotel, tomaban fotos y la pasaron muy bien. Llegaron al centro de la ciudad donde entraron a tantas tiendas que perdieron la cuenta, aprovecharon para comprar ropa muy linda.

La hora de la cita con la señora Campbell llegó, se decidieron por un departamento muy amplio con tres recámaras, una sala de estar, cocina bien equipada y comedor, tenía una vista magnífica del río Támesis y sus alrededores. Lo mejor es que estaba muy cerca del hospital donde Monae se presentaría a trabajar. Terminaron con el papeleo, agradecieron a la señora Campbell y volvieron al hotel. Llamaron a sus padres y les contaron todo lo que había pasado apenas llegaron. Ellos estaban muy contentos por sus hijas y no podían esperar por verlas de nuevo pronto.

A la mañana siguiente tenían listas sus cosas para mudarse a su nuevo hogar, y la verdadera aventura por fin daría comienzo.

BROKEN DREAMS | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora