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Estaban a punto de concluir las dos semanas de reposo, en tres días Monae por fin podría ser liberada de la terrible férula. Harry no había llamado, ni siquiera enviado un texto, los primeros días ella revisaba a cada segundo su celular, después de días se resignó, a fin de cuentas ella sabía que no era nadie importante y que alguien como Harry Styles tendría cosas más interesantes que hacer.

Esta noche era fría y las hermanas se encontraban viendo películas acurrucadas en la habitación de Monae. Maya había bajado por palomitas y al regreso vio a su hermana con la mirada fija al celular, con una expresión nostálgica. Suspiró y se sentó a su lado, no soportaba verla triste, por nada del mundo, ni siquiera por Harry.

—¿Nada de él?

—Nada, pero no es importante, sabía que así sería, es Harry Styles, no cualquier chico —Sonrió triste y metió un puño de comida a su boca.

—¿Y? Tu eres Mon, vales lo mismo que cualquier otra súper modelo o actriz, cantante o lo que sea, incluso más —Rodó los ojos—. ¿Segura no te equivocaste en ningún número? O tal vez él lo anotó mal.

—No lo sé, estoy segura de habérselo dado bien, lo recité con mucho cuidado, y pude ver cuando lo escribía, no me pareció que estuviera mal.

—Tal vez solo está ocupado, ya llamará.

Monae sabía que su hermana solo trataba de animarla, las posibilidades de recibir su llamada después de dos semanas eran de una en un millón, pero no quería seguir pensando en eso, aún le hacía feliz haberlo tenido tan cerca.

La película terminó y ambas se quedaron dormidas. Al día siguiente el despertador sonó muy temprano ya que Maya tenía que dirigir una importante sesión de fotos de la revista para la que trabaja, había visto algo triste a su hermana, por lo que decidió pedirle que saliera para distraerse.

—¿Mon? ¿Quieres acompañarme? Tengo que ir a una sesión de fotos, será divertido.

—No, prefiero dormir, estoy bien —Dijo adormilada—. Pero gracias.

—Bueno mejor déjame corregir. Levántate, báñate y arréglate, nos vamos en una hora —Tiró de sus sábanas haciéndola despertar—. No has salido en dos semanas, y mañana regresas a tu rutina habitual, te ves pálida, tu pie ya está bien y quiero compañía, vamos.

—Que mandona —Rió—. Está bien, pero te toca el desayuno, iré a arreglarme.

—Trato, pescadilla.

Al terminar de desayunar partieron con rumbo al estudio de fotografía, era un lugar muy amplio y agradable, las modelos eran muy altas y preciosas, la ropa era bellísima y Maya se veía realmente feliz en su trabajo.

—Las fotografías están quedando estupendas y me alegra tanto verte feliz trabajando —Su celular comenzó a sonar y sonriendo lo tomó para responder—. Seguro es papá, ayer no llamamos, deben de estar preocupados.

Monae salió tan rápido como sus muletas le permitieron al pasillo para responder sin importunar a las modelos con su conversación.

—Hola papi, disculpa por no llamarlos ayer, ¿todo bien?

—¿Monae? —La voz sonaba confundida y a la vez divertida—. ¿Es el número correcto?

—E-eh, sí, soy yo —Dijo apenada, no podía creerlo, tenía que preguntar para asegurarse que fuera quien creía, su corazón comenzaba a acelerarse sin razón y sintió sus manos sudar—. ¿Quién es?

—Soy Harry, sé que mañana te quitan el yeso, ¿cierto?

Estuvo a punto de quedar sin habla, estaba en el teléfono ¡Con Harry!, había perdido toda esperanza. Su voz sonaba tan ronca y sensual que sentía que las ideas en su mente se iban dispersando.

—Si, si mañana, por fin —Rió nerviosa, tenía que controlarse si no quería quedar como estúpida.

—Bien, estoy en Londres, ¿podría ir a recogerte a tu casa para llevarte al hospital? Después podríamos salir juntos para celebrar tu libertad, ¿qué te parece? —Rió.

Monae sentía morir, su risa por el teléfono sonaba como el canto de un ángel, deseó haberlo podido grabar, hasta que reaccionó, ¿Harry la estaba invitando a salir? No puede ser.

—Si, ¡Si! Me encantaría, claro.

—Perfecto, entonces envíame tu dirección, estaré ahí a las 11 am.

—Claro. Nos vemos pronto.

Terminó la llamada y Monae quedó paralizada en el lugar, dejó salir su emoción soltando un chillido y dando pequeños saltos. Respiró hondo y regresó dentro del estudio.

—Mon, estamos listos para irnos, ¿Qué pasó con mamá y papá?

—Tendremos que llamarlos apenas regresemos a casa, porque no eran ellos, Maya —Sonrió y se paró frente a su hermana—. Era Harry, me invitó a salir.

—¡Te dije que llamaría! —Sacudió a su hermana por los hombros—. Vamos, llamé un taxi, tendrás que contarme en el camino, ¡No lo creo!

Maya ayudó a su hermana con sus muletas y salieron juntas del lugar. Durante el camino Monae contó lo que Harry le había dicho en la llamada, no fue mucho pero lo importante era que mañana pasarían el día juntos, ambas estaban mas que emocionadas.

Al llegar a casa y después de llamar a sus padres, Maya decidió elegir el atuendo perfecto para su hermana, Monae no podía dejar de sonreír y sentir nervios, sin duda mañana sería su día, sus sueños estaban haciéndose realidad por fin.

BROKEN DREAMS | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora