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Sus gemidos hacían eco en toda la habitación, Monae se deleitaba con el sonido de sus jadeos sobre su oído, además de la manera en la que pronunciaba su nombre con aquella ronca voz. Sus pieles haciendo roce lograban estremecerlos, Harry se movía rítmicamente sumido en el placer que le provocaba el cuerpo de Monae, poco a poco un cosquilleo comenzó a subir desde los pies hasta alcanzar a su cuerpo entero, parecían tocar el cielo al llegar juntos a su máximo nivel de placer, gritando con extasía sus nombres.

Con pesar, Monae abrió los ojos contra los recuerdos de su más reciente noche juntos, sonrío tocando sus labios y observando su cuerpo desnudo debajo de las sábanas. Harry no estaba en su sitio pero ahora no sentía ni una pizca de inseguridad. Ahora sabe que Harry disfruta de consentirla con el desayuno después de una noche como la que pasaron. Monae tuvo la magnífica idea de sorprenderlo abajo y acompañarlo a cocinar, no sin antes pasar al baño, asearse un poco y tomar a propósito la playera de Harry que yacía en el suelo, recordó riendo lo loco que lo volvía al verla vestir sus prendas.

Con paso perezoso y aún frotando un poco sus ojos, atravesó el pasillo y bajó las escaleras, al pasar por la pequeña oficina de Harry le extrañó oír más de una voz, conforme se acercaba más podía deducir que no era una simple conversación, más bien parecía una discusión.

Era Jeff, podía reconocer la voz, quiso pasar de largo y regresar al dormitorio para esperar a Harry, no tenía ninguna intención de escuchar o de interrumpirlos, seguramente estarían discutiendo algunos asuntos de su próximo disco, pensó.

Estuvo a punto de dar vuelta y esperar a que Harry regresara por ella al dormitorio, pero cuando su nombre fue pronunciado, la curiosidad la llamó, obligándola a prestar más atención aún contra todo instinto, acercándose a la puerta.

—No te entiendo Harry. Monae está disfrutando de esto tanto como nosotros, gracias a ti y a que convenciste a Richard de aceptarla en su patético grupito de baile, dejó su mediocre empleo por uno con el que siempre había soñado —Lo escuchó bufar—. El contratar a alguna celebridad para salir públicamente contigo habría resultado contraproducente monetariamente hablando, lo sabes.

—Shhh, por Dios —Siseó—. ella está aquí, podría escucharte. Baja la maldita voz.

—¿Qué carajos hace aquí? No planeamos nada para hoy —Su tono de voz se tornó severo—. No me digas que te enamoraste de ella Styles, sabes que eso significaría terminar con esta farsa de inmediato.

—Oh vamos Jeff, sabes que no podría enamorarme de alguien como ella.

Monae no entendía nada de lo que estaba escuchando, ni siquiera se había percatado de lo húmedas que estaban sus mejillas debido al repentino llanto, solo alcanzó a ahogar un grito y colocar su mano sobre su boca evitando así que los sollozos se colaran. Una parte de ella quería dejar de escuchar y olvidar todo, pero por otro lado, necesitaba seguir escuchando, sacarles la máscara y confrontarlos.

—Bien, entonces sigamos con el plan, vamos bien, la trajimos aquí para usarla como salvavidas ¿entiendes? No tienes tiempo para noviecitas reales, ¡Enfócate! Lo arruinarás todo, Harry.

No pudo más, entró a la pequeña oficina dando un portazo, ambos hombres quedaron perplejos al verla parada frente a ellos, parecía que los ojos de Harry se saldrían de sus órbitas en cualquier momento.

—M-Mon, despertaste.

—Mentiste...Tú...—Sollozó—. No puedo creer lo estúpida que fui.

Dio media vuelta después de fulminar a ambos con la mirada y salió casi corriendo hasta la entrada principal, cruzó el jardín dejando que sus lágrimas salieran sin más, agradecía internamente que la playera de Harry fuera lo suficientemente larga para ella, o se encontraría dando un espectáculo digno de admirar. Harry venía de prisa tras de ella, llamándola.

—Monae, ¡Monae, para! —Harry la detuvo sosteniendo su brazo. Ella se giró hacia él deshaciéndose de su agarre—. Déjame explicar, por favor.

—No. —Dijo fría y sorbiendo sus lágrimas—. No quiero escuchar más mentiras, ni seguir siendo tu burla, Harry.

—Cariño, por favor —Tomó sus mejillas desesperado—. Todo tiene una explicación, permíteme...

—¡Basta! —Quitó con brusquedad el agarre de su rostro—. No hay nada que explicar, me quedó muy claro con lo que escuché ahí dentro —Señaló la casa de la que había salido apenas unos minutos atrás—. Todo fue una absurda mentira, nuestra relación, tu amor, ¡Incluso mi trabajo! —Gritó frustrada—. Ahora déjame en paz. He terminado contigo.

—Monae, no... —La vio partir por la puerta, sin mirar atrás, no podía ser capaz de perseguirla, sin más se dejó caer sobre sus rodillas, con las manos apretando su cabello.

—Harry, vuelve adentro, no hemos terminado.

Harry rió amargamente poniéndose nuevamente de pie, encaró a Jeff y sin pensarlo soltó su primer golpe, deshaciéndose de toda la furia que tenía dentro, Jeff, perplejo, le respondió de la misma manera.

—¡Para, Styles! —Soltó empujándolo fuera de su rostro—. ¡No tengo la jodida culpa de que esa chica sea una maldita entrometida!

—¡Todo es culpa tuya Jeff! —Suspiró escondiendo entre sus manos su rostro—. Y mía, por ser tan estúpido como para aceptar tus malditas condiciones. ¡Te dije que no quería hacerle daño, joder! —Gruñía frustrado.

—Debiste mantenerte al margen, Harry. Sabías que esto debía terminar después de un año, ¡Nos quedaban 3 meses! Lo arruinaste todo.

—Lo arruiné, tienes razón. Arruiné lo único real en mi vida. Lo más preciado. ¡Carajo! No me importa el dinero que quieres hacer a costa mía. Debo ir por ella.

(...)

Monae corría sin rumbo, las lágrimas le nublaban la visión y su mente no podía dejar de reproducir lo que había escuchado recién, no tenía idea de en dónde se encontraba y tampoco tenía la manera de regresar a casa. Había dejado todo en casa de Harry, su bolso, su ropa, su celular. La invadió el pánico y se dejó caer en lo que parecía ser la banca de un parque. Le aliviaba que la playera de Harry fuera lo suficientemente grande para cubrirla, sin embargo, maldecía habérsela puesto por el embriagante olor que desprendía.

La noche cayó rápidamente y ya hacía horas que ella estaba ahí, sin moverse, solo llorando. La noche era fría lo sabía por el temblor de su cuerpo, sin embargo, ella no sentía nada. Hundió su rostro en sus piernas, sin saber qué sería de ella. Hasta que escuchó su nombre ser llamado a lo lejos.

—¡Monae, por Dios! —Era Maya, gritando aliviada—. Por fin te encuentro, maldita sea. En qué estabas pensando.

—¡Maya! —Corrió hasta ella y se lanzó a sus brazos—. ¿Cómo...cómo llegaste hasta aquí?

—Harry fue a buscarte hace rato al apartamento, está preocupado porque no sabe dónde estás —Monae dio un paso atrás apenas escuchó mencionar su nombre.

—¿Harry...? ¿Harry está aquí? —Alterada buscó con la mirada.

—Mon no, cálmate. Vine solo con Aaron. —Suspiró—. Me contó que discutieron y cómo saliste de su casa. Te conozco y sé que quieres estar sola. Mientras venía en carretera le pedí que nos esperara fuera de casa. Después de hablar con él, supuse que estarías cerca, llevó tu bolso y tu celular. Te buscamos por horas al rededor de su mansión. Hasta que te vi y le pedí que fuera a buscarte a la academia de danza, que seguro estarías ahí. No tenemos mucho tiempo, Harry irá al apartamento en cualquier momento, debemos irnos ya.

Monae asistió y siguió a su hermana hasta el auto de Aaron, le dedicó una media sonrisa en forma de saludo y partieron hasta su apartamento.

Mientras la conducían bajo las tenues luces de la bella Londres, pensó en cada uno de los momentos que compartió con Harry, deseó nunca haberlo conocido, deseó seguir cegada por la admiración que el cantante le causaba. Harry Styles había sido el amor de su vida desde los 12 años, pero ahora había conseguido romper con sus sueños...y con su corazón.

BROKEN DREAMS | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora