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Sin ningún interés de levantarse de la suave cama, despertó envuelta en las sábanas con una sonrisa, los recuerdos de la noche anterior se proyectan en el interior de sus párpados como si de un proyector se tratara. Estiró sus músculos provocando algunos tronidos provenientes de sus huesos para después extender su brazo al lado izquierdo de la cama y comprobar, con el ceño fruncido, que se hallaba sola en la inmensidad de la habitación. Poco a poco abrió sus ojos protegiéndolos de la tenue luz que se colaba por la ventana. Se encontraba desnuda entre las sábanas y sintió sus mejillas sonrojarse al saber que habían pasado la noche abrazados con ningún tipo de barrera textil en sus cuerpos.

Decepcionada se levantó de la cama tomando la primera prenda que encontró cerca, era la camisa que Harry había ocupado el día anterior, la que ella misma había hecho desaparecer de su cuerpo para finalmente acabar en el suelo.

Entró al baño cerrando la puerta tras de sí, su reflejo la hizo reír levemente, su cabello se encontraba enmarañado, un poco de maquillaje se encontraba corrido por debajo de sus ojos y sus labios y mejillas tenían un color rosa tan lindo que la hacía lucir más viva y feliz. Lavó su cara, cepilló su cabello y sus dientes, no sabía a donde había ido Harry, y le preocupaba que no hubiera disfrutado tanto como ella la noche anterior a tal grado de desaparecer antes de verla por la mañana. Aún con esos negativos pensamientos salió del cuarto de baño, dispuesta a esperarlo y sintiendo las amenazantes lágrimas acumularse en sus ojos.

Pero no fue necesario, apenas salió del baño, la puerta del dormitorio se abrió dejando ver a un Harry lleno de júbilo, sus ojos se hallaban de un verde más brillante, sus mejillas tenían el mismo tono que las de Monae y su sonrisa deslumbraba más que nunca. En sus manos llevaba una gran charola llena de alimentos, lo que más llamó su atención fue el exquisito olor de las peonias que traía consigo. Al verla, su sonrisa se ensanchó aún más y se apresuró a dejar las cosas sobre la cómoda.

—Buenos días, mi amor —Corrió hasta su lado y besó sus labios cortamente.

—¡Oh, Harry! —Monae suspiró con alivio y lo abrazó con efusividad—. ¡Creí que te habías ido! Creí que te habías arrepentido.

—Cariño, jamás me arrepentiría de nada que hiciéramos juntos —Sonrió acariciando su cabello—.  Disculpa por salir sin avisar, creí que volvería antes de que despertaras, quise sorprenderte con el desayuno en la cama.

Su abrazo se volvió más fuerte, hundiendo su rostro en el fuerte pecho de Harry.

—Gracias, amor. Siempre piensas en todo.

—Solo por verte feliz.

Monae se sonrojó al percibir la mirada que Harry le dio por todo el cuerpo, él se acercó hasta su oído posando las manos en su cintura.

—Luces realmente bella con esa camisa puesta, contenerme me está costando trabajo después de lo que pasó anoche—Depositó un beso sobre su sien, y al separarse guiñó un ojo riendo por la atónita mirada de su novia—. Ahora ven, desayunemos juntos.

Monae asintió y se dejó guiar de regreso a la cama, Harry colocó la charola frente a ella y antes de sentarse a su lado tomó las flores que traía con él.

—Son para ti, cariño.

Monae sonrió agradecida tomando el ramo. Harry se sentó al lado de ella para desayunar, reían mientras charlaban y compartían la comida que Harry había llevado.

—Mitch tenía razón... —Sonrió apenado—. Discutir contigo ha sido el peor sentimiento de toda mi vida, pero sin duda esta reconciliación fue...maravillosa.

Monae rió. —Espero que no se haga un hábito. Concuerdo contigo, sin duda fue maravilloso, pero no quiero discutir otra vez contigo, jamás —Hizo un pequeño puchero al tiempo que se acurrucaba en el cuello de Harry. Él besó la coronilla de su cabeza enternecido.

BROKEN DREAMS | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora