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Habían pasado apenas unos días desde que Monae se enteró de la farsa de Harry. Él la buscaba todos los días, la llamaba, la visitaba, pero no había logrado verla ni una vez. Se mantuvo firme respecto a la situación, y aunque su corazón pidiera a gritos verlo, logró mantener su postura. Maya fue un gran apoyo durante toda la semana, encarando a Harry y pidiéndole que aceptara el tiempo que Monae necesitaba para pensar bien las cosas.

Esta noche sus padres habían llegado de su viaje por Italia, no sabían nada, ya que Monae evitó contarles por teléfono, no quería agobiarlos con sus problemas, ni estropear su viaje.

Después de cenar, se encontraban reunidos en el pequeño comedor al centro del salón, estaban contentos de estar juntos, Monae lograba soltar algunas risas a pesar de su dolor, amaba el tiempo en familia, sin embargo, había tomado una decisión y no había vuelta atrás.

—¿Te vas? —Preguntó su padre con la voz entrecortada—. Creímos que Londres era lo que querías, hija. ¿Por qué este cambio? Vinimos aquí por ustedes...

—¿Pasó algo Monae? No creas que no nos dimos cuenta de tu estado de ánimo y de tu deteriorado físico en cuanto llegamos. ¿Está todo bien?

—Todo está bien, en serio —Suspiró—. Solo me di cuenta de que...bailar no es lo que quiero realmente —Su voz se cortó haciéndola carraspear para recuperarla y tratar de sonar más animada—. Un cambio de aires me hará regresar a lo mío, en España hay un hospital grandioso que me ofrece beneficios que realmente llaman mi atención. Ahí es a donde quiero ir.

—Es Harry ¿No es así? —Soltó su madre haciéndola estremecer de inmediato—. ¿Te hizo algo?

—Mamá, no. —Bufó. Era inevitable seguir ocultando lo que tanto se negó a decir—. Solo terminamos, es todo.

—Monae...

Alzó su mano haciendo callar a su madre, se sintió al borde de las lágrimas, pero luchó por reprimirlas lo más que pudo, no podía permitirse lucir débil frente a su familia.

—Lo sé. Tenías razón en todo, tus dudas sobre él, tus malos presentimientos, las advertencias que tratabas de darme —Suspiró—. Pero alejarme un tiempo me ayudará a poner mi mente clara, estaré bien.

Su madre asintió.

—¿Cuándo piensas viajar?

—Mañana, mi avión sale por la tarde.

Su padre alzó la vista encontrándose con sus ojos, pudo notar que él también reprimía las lágrimas.

—¿Mañana? Monae, ¿tan pronto? Apenas hemos podido estar juntos.

Monae tomó la mano de su padre, reconfortándolo. A ella también le dolía dejarlos, pero necesitaba hacer lo que fuera necesario para recuperar su bienestar, necesitaba tiempo a solas, necesitaba estar lejos de aquel chico que logró destrozarla.

—Mientras más pronto, será mejor papá. Pueden visitarme, y quien sabe, tal vez terminen enamorándose de España —Le dedicó una media sonrisa.

El timbre sonó de pronto, provocando miradas entre la familia, Monae se levantó rápidamente del comedor, sabían que era él, había ido por los últimos días sin falta, diciendo cada vez que no se rendiría hasta poderla ver.

—Por favor, para él ya estoy lejos de aquí, encárguense de decirle o nunca nos dejará tranquilos. —Susurró mientras subía corriendo las escaleras, quedándose a la mitad para lograr escuchar.

Fue Maya quien abrió la puerta.

—Harry...

—Lo sé, Maya. Sé que no quiere verme, o siquiera escucharme, me lo has dicho todos los días que he venido —Suspiró—. Pero asegúrate de recordarle que jamás me rendiré.

—Harry, lo siento, pero debes irte. —Ahora era William, quien mantenía un tono severo en su voz.

—Por favor, antes necesito que me escuche, todo tiene una explicación. Juro que jamás quise herirla, no imaginé que esto pasaría —Suspiró con pesar—.  La amo, jamás había amado tanto a alguien en mi vida. Me aterra que termine así.

Monae escuchó atenta cada una de sus palabras y ahogó un sollozo, no podía creer que Harry pudiera ser capaz de seguir con su farsa frente a sus propios padres solo por salvarse el pellejo.

—Es tarde, muchacho. Monae se ha ido.

—¿S-se fue? No. No es verdad.

—Lo siento, hijo. Se fue esta mañana, y no regresará pronto.

—La encontraré, díganle que no me rendiré.

Unos segundos después sonó la puerta al cerrarse de un portazo. Monae se dejó caer en los escalones sintiendo sus ojos arder de tanto llanto. Maya subió rápidamente hasta ella llevándola a su habitación.

—Todo estará bien, Mon. Harry se fue y tendrás mucho tiempo para ti en España, verte tan deprimida todos estos días me ha hecho sentir miserable por no saber qué hacer para ayudarte.

—No era mi intención, Maya. Tú me has ayudado muchísimo, no solo en esta situación, siempre. Sé que muchas veces me advertiste sobre lo rápido que iba mi relación con Harry, no quise escucharte, creí que él era honesto, creí que me quería de verdad.

Siseó haciéndola callar. —No hablemos más de él, no lo merece. Te quiero, y te extrañaré muchísimo, pero vamos, te ayudaré a hacer tus maletas —Suspiró—. No quiero que te vayas, Mon. Verte partir será doloroso, pero apoyo tu decisión, no dudes en regresar o llamar si necesitas algo.

Monae abrazó a su hermana por los hombros.

—Te extrañaré también, pronto estaremos juntas de nuevo. No estaremos tan lejos.

(...)

La mañana siguiente fue un tanto incómodo y algo silenciosa, desayunaron todos juntos antes de llevar a Monae hasta el aeropuerto. Aunque estaba algo nostálgica de dejar a su familia y sus sueños en Londres, sentía una indescriptible emoción por iniciar de cero en un país que no conocía, gracias a su madre había aprendido un poco de Español, ahora era cuando lo pondría en práctica.

Suspiró aliviada cuando el asiento a su lado estaba vacío, era un viaje corto, pero prefería llorar sin ser observada. Y es que eso era lo único que había hecho sin parar estos días: llorar.

Se sentía patética y tan traicionada por haber caído en las mentiras de la gente famosa, pero se sentía aún más ridícula por no poder borrar de su corazón a Harry Styles, deseaba borrar cada uno de los recuerdos que tenía con él, vivir su vida como si jamás se hubieran topado siquiera.

Despertó con el ligero movimiento de su hombro, una de las sobrecargo se tomó el tiempo de despertarla al haber aterrizado. Giró hacia la ventana para confirmar que ya estaban en tierra, su reflejo la asombró, lucía muerta, totalmente demacrada, pensó en que quizás las personas la veían como una completa lunática, pero en este momento no podía importarle menos.

Tomó su equipaje y se dirigió al hotel más cercano, descansaría un poco y después saldría a buscar un lugar propio, su viaje había sido algo de último momento por lo que no había organizado nada.

Lo primero que hizo al llegar a su habitación fue encerrarse en la ducha, dejando que las lágrimas se mezclaran con el agua que caía sobre su cuerpo, sentía rabia por derramar tantas lágrimas por alguien a quien no le importó usarla para su beneficio, pero para ella, lo que había pasado con Harry había sido más que real. Dejó salir una risa amarga al darse cuenta de lo ilusa que había sido, ¿Cómo pudo creer que alguien como Harry Styles estaría enamorado de ella después de haberla visto solo una vez? ¡Era patético!

Dejó que la utilizaran de la manera más vil, Harry era un actor de primera, después de tantos años dudando de su físico y con el autoestima rozando el suelo, él había logrado hacerla creer en ella, sentirse bien consigo misma y explotar su belleza lo más que podía, todo a base de mentiras, haciéndola caer de nuevo, haciéndola sentir que no valía nada, y que nunca merecería un amor que la hiciera sentir segura y protegida.

Cerrar su corazón y enfocarse en trabajar como loca era lo que parecía más correcto de ahora en adelante, iniciaría una nueva vida, lejos de todo aquel que pudiera dañarla, lejos de los medios, lejos de las mentiras, lejos de Harry Styles.

BROKEN DREAMS | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora