Después de los terribles acontecimientos del primer libro, nuestros protagonistas están en momentos claves de sus vidas. La reaparición de Griffin en la vida de Nisha y el brutal asesinato de su familia la deja sumida en la oscura inconsciencia, dej...
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La sonrisa en los labios de Dark es algo que me calienta el pecho, sus pulgares acarician mis mejillas con suavidad mientras sus lindos ojos me observan con dulzura. Muerdo mi labio cuando desvió mis ojos hasta sus labios una vez más, deseando poder besarlo, anhelo la forma en que lo hacía. Su frente se apoya contra la mía y sus ojos se cierran, su sonrisa desapareciendo poco a poco.
— No me vas así amor...— esa última palabra me hace reír suavemente y llena de lágrimas mis ojos.
Dark abre los suyos y vuelve a sonreír, mordiendo su labio inferior. Noto que quiere besarme pero por algún motivo está conteniéndose.
— ¿Por qué no? — murmuro rosando mi nariz con la suya.
— Nish no quiero hacer nada que te incomode...— murmura.
Y entonces caigo en cuenta en la posición en la que estamos y en la dureza debajo de mí. Me separo de su rostro y contemplo las circunstancias en las que me encuentro. Trago con cierta dificultad el nudo de emociones que siento en la garganta. Su rostro llenándose de culpa de inmediato. No sé cómo sentirme con esto.
Ella está en mi cabeza, pero es mi cuerpo. Cierro los ojos, esto es tan confuso.
— No te angusties, aunque muero porque lo haga tristemente aun no cae, aunque debo decir que es un puto dios con las manos y mierda besa como un demonio...— ronronea su sexy voz en mi cabeza y suspiro.
— ¿Por qué no lo dejas en paz? — La escucho reír divertida y me lleno de ira — no te atrevas a lastimarlo de nuevo, ni a él, ni a Claus, ni a Max son todo lo que me queda en la vida...— gruño.
— Nish eres tan ingenua a veces que me cuesta trabajo creerlo, después de todo lo que has vivido...— su voz tornándose seria, mortal — has pasado por mil mierdas y aun quieres el bien para todo el mundo — mi cuerpo se estremece — lo perdiste todo y te aferras a ellos como una tabla salvavidas cuando la única que puede salvarse aquí eres tú misma — su tono regresa a ser divertido — y no eres de fiar porque terminas haciéndote más daño...— sus palabras son un puñal que se clavan en mi pecho ante el recuerdo de la sangre en mis manos.
Presiono mis ojos con fuerza, sintiendo como las lágrimas caen, no quiero pensar en el dolor, en la sangre, un flashback de como mi piel se separó, como el ardor lleno cada jodido centímetro de mi piel, siento que comienzo a temblar.
— No fue mi culpa...— sollozo.
— Lo fue, eres débil Nish reconócelo...— hace una pausa que se me hace eterna antes de continuar — habías matado antes, por protegerlo a él y cuando debiste ser fuerte y proteger algo ambos, algo que estoy segura que el habría amado como te ama a ti no lo hiciste...— suelta mordaz, fría, cruel.
