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Diario de Jereth —nota 6—:

"Desde que descubrí todo lo que puedo hacer gracias al libro de mi tía, decidí que nada me detendría. Sin embargo, una pregunta me sigue frenando: ¿Qué es lo que en realidad deseo?"

Los minúsculos rayos de luz que se colaban en la celda desaparecieron y el clima comenzó a enfriarse, pues la noche se asomaba, probablemente, mi última aquí. Repentinamente, el encargado de traerme la cena se hizo presente, cargando la misma bandeja plateada que las noches anteriores. Así, esperé que abriera la rejilla e introdujera un vaso con leche fresca y un trozo de pan; sin embargo, esta vez era diferente: metió un plato hondo.

—¿Qué es? —pregunté.

—Sopa de pollo, papas y zanahorias —respondió secamente.

—¿Por qué?

—Su majestad, no estoy autorizado para...

—Por favor... —insistí, mientras me acercaba al primer platillo decente que se me servía aquí.

—El rey lo ordenó... No ha dejado de preguntar por usted; cada noche desea que le cuente cuál es su situación. Todos los empleados sabemos que sufre y se lamenta. En realidad, él tenía la esperanza de que usted se disculpase al segundo día, pero no ocurrió. Además, su estado de salud es casi tan grave como el suyo. Ambos necesitan estar juntos o pronto morirán.

Mientras me explicaba, me dediqué a disfrutar del delicioso manjar que se me había servido. No quise sentirme culpable, pero así fue. Mis decisiones nos afectaron más de lo planeado. Se suponía que él moriría, no que viviría sufriendo. No obstante, de alguna forma, las palabras del encargado me estaban curando, pues mi loba se alegraba, ya que su destinado se preocupaba por ella y deseaba verla otra vez. Lo amaba y sabía que no podríamos sobrevivir sin él, mas algo no me permitía coincidir con estos sentimientos.

¡Qué pena que esto no puede ser!

—Gracias —fue lo último que le dije antes de que se retirara, junto con el plato vacío.

Pero lo necesito.

—¿Su majestad? —lo llamé usando nuestra conexión, a la cual no me había atrevido a recurrir antes.

—¡Jimena! ¿Estás bien? ¿Quieres que llame al guardia para que te traiga? —exclamó preocupado.

—Estoy mejor por la gentileza que tuvo conmigo, pero no quiero disculparme aún.

—No necesitas volver a usar formalismos conmigo, y menos si estamos charlando por medio de nuestra conexión.

No quería seguir ese tema de conversación, no quería perder el tiempo. Entonces, cambié bruscamente el rumbo del diálogo.

—"¿Por qué se ríe, su majestad?". "Porque ya te encontré". ¿Lo recuerdas?

—Sí, estaba tan desesperado por tenerte a mi lado. Te hubiera entregado de todo y todavía lo haría, tan solo debes decirme dónde está Jereth. Él es un peligro para el reino, para la monarquía...

—Veo que te importa más tu trono que otra cosa —lo interrumpí.

—No, Jimena. Lo que me importa es mantener el orden. La gente casi ni sobrevive a la crisis que llegó junto con la muerte de mi padre; por lo tanto, ahora que la situación se está estabilizando, otro rey muerto sería una catástrofe.

—Bueno... —comenté, tratando de cambiar de tema nuevamente— Dime, ¿por qué crees que el malo es Jereth y tú no?

—El mundo no está compuesto de buenos y malos, sino de personas que toman buenas y malas decisiones. Y la que ustedes tomaron va en contra de las normas de este reino, así que se requiere un castigo... —suspiró— ¿Vas a disculparte y ayudarme a encontrarlo?

—Voy a pensarlo —contesté con algo de frialdad, pues mi mente se encontraba procesando la veracidad de sus palabras—. Buenas noches.

—Duerme bien, Jimena. Te amo.

Estaría mintiendo si dijese que no sentí nada. Él no había dejado de pensar en mí y deseaba ofrecerme el mundo entero por una sincera disculpa, una confesión que no esperaba de su parte. Además, mi loba se había animado y mi energía también. Hablar con él fue como recibir un gran regalo y, a diferencia de la última vez que hablé con Jereth, la culpa y el temor no me abrumaron. Sin duda, Gonzalo tenía algo que lograba hacerme sentir bien. Por otra parte, Jereth siempre me había protegido y deseado lo mejor, aunque... algo había cambiado.

¿Por qué la calidez de su mirada se ha extinto? 

«La Omega del rey» •  [Historia original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora