ESPECIAL 16

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El tiempo siguió avanzando, pero no llegaban noticias de Luna. Aunque sé que su padre ha podido hablar con ella, no sé qué clase de plan están llevando a cabo. No soporto esta incertidumbre. Por eso, quiero comprobar por mí misma cómo está la situación.

Salí del castillo acompañada por dos guardias de mi entera confianza. Sé que no cuestionarán mis órdenes y mantendrán esto en secreto. Estamos tomando la ruta que cruza la frontera del bosque con Agustina. Es el camino más directo y discreto para llegar al castillo de otoño. Así, caminamos bajo la luz de media tarde siendo refrescados por la brisa de los árboles.

Finalmente, llegamos a una construcción imponente y oscura. El jardín luce un poco seco, pero se nota que se está recuperando. Los muros son grises y la gran puerta, de madera. Sus perillas son doradas, al igual que las rejas que cubren las ventanas. Parece una prisión muy lujosa, al igual que el castillo de los reyes. No obstante, hay algo más que vuelve el lugar aún más sombrío.

Es como recordar lo que te fue arrebatado.

Su majestad, ¿desea un poco de té?

—No es necesario. Gracias. —Sonrío.

Cuando fui recibida en el salón, solo estuvo presente Jeremías. Al parecer, por el momento, Luna se encuentra indispuesta. Luego, fui invitada a la salita del té, la cual luce muy distinta a la de mi hogar. Los colores son cremas y marrones, hay pocos floreros y la luz que entra por la ventana es tenue. Además, los sofás no son lo suficientemente cómodos. Son fríos como sillas.

—Insisto —dice Jeremías intentando ser amable—. Hizo un largo viaje hasta aquí. Debe estar cansada.

—Lo estoy —confieso mientras acomodo mi cabello—. Sin embargo, vine aquí para ver a mi hija. Preferiría beber con ella. Además, usted debe encontrarse muy ocupado, ya que se acerca la época de cosechas.

—Sí, lo estoy. —Sonríe. En ese momento, me vuelvo a dar cuenta del parecido que tiene con Jereth. Su mirada es igual de profunda y sus gestos son una fiel copia. —Lamentablemente, no como debería, pues el rey Alfa ha recortado muchas de mis funciones, ¿sabía?

—Por algo será —comento mientras elevo mis hombros en señal de desinterés—. Yo no cuestiono las decisiones de su majestad.

De repente, una extraña risa se escapa de sus labios. Se está burlando de mi comentario, justo como supuse que haría.

—Si usted lo dice —bromea retándome.

—¿Te molestaría si despierto a Luna? —cambio de tema— Está anocheciendo y necesito hablar con ella.

—Claro, su majestad —responde sin borrar la burla de sus gestos.

Ojalá Luna pueda explicarme qué está pasando.

Jeremías me guía a través de las escaleras hacia la habitación principal del tercer piso. Lentamente, me doy cuenta de que la oscuridad es algo que caracteriza la decoración del castillo de otoño. Sin embargo, antes no era así. De hecho, era un sitio cálido y familiar, perfecto para pasar una bella tarde.

—No es necesario que toque —dice ni bien llegamos—. Solo pase y despiértela. Ah, y me avisa si se le antoja el té que le ofrecí.

—Gracias —contestó amablemente—. Ahora sí me gustaría probarlo.

—Le avisaré a uno de los Betas para que le sirvan. Con permiso.

Después, hace una pequeña reverencia y se aleja con calma hacia el primer piso. Al fin estoy sola, lista para ver a Luna. Entonces, abro la gran puerta y me encuentro con el único rayo de luz en todo el castillo.

¿Había dicho que terminaba en el 15? Bueno. Ya no sé cuándo xD Tal vez en 5 o 6 capítulos más.

«La Omega del rey» •  [Historia original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora