ESPECIAL 7

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Espero que tengan una linda semana.

La mirada de mi madre cambió de repente. Nunca la había visto así. Ni siquiera cuando pelea con mi padre se altera tanto. Es como si detestara a mi Alfa, aunque, para ser honesta, tampoco me agrada tanto. Sé que oculta algo, pues miente en cada momento. Sé que no le atraigo y que uno de sus padres no está muerto, pero hay algo más.

Quiero saber qué es.

—Hay algo más, ¿verdad? —le pregunto a mi madre, la reina— Usted sabe qué oculta Jeremías.

—No seas insolente —gruñe en voz baja frunciendo su ceño—. ¿Qué sabría yo?

Más mentiras...

Tal vez ella no esté enterada, pero conozco su historia a la perfección. Sé que intentó matar a mi padre con la ayuda de un tal Jereth. Ambos eran amigos de la infancia, aunque Jimena siempre lo amó. También tengo entendido que él se aprovechó de eso para intentar quedarse con la corona. Sin embargo, su objetivo principal era destruirla, pues todo su odio iba dirigido hacia la monarquía.

—Mantenlo vigilado —ordena mi padre luego de que mamá se alejara para beber un poco más de vino.

—Entendido —contesto amablemente sin dejar de observar a la Omega que me dio la vida.

¿Por qué se comporta así?

Aunque sepa más de lo que debería, no termino de entender qué ocurre con ella. Todos a su alrededor parecen disfrutar de la fiesta. Bailan, ríen, beben y comen. No obstante, su mirada es triste y expresa desdicha, aunque no es la primera vez que la veo así. De vez en cuando, no puede evitarlo y sufre en silencio, como si no tuviera una vida de ensueño.

—Ya estoy listo —avisa Jeremías.

Había ido a recoger algunas prendas. Las llevaba en un pequeño baúl antiguo, el cual estaba decorado con un broche de luna. Lucía tan pintoresco que no pude evitar sonreír.

—Tienes la sonrisa de tu madre —suelta sin pensar.

—¿Qué? —pregunto alzando una ceja. Ese comentario estuvo fuera de lugar.

—Ustedes son muy diferentes, desde el color de cabello hasta la personalidad, mas comparten la misma sonrisa —me explica en voz baja, pues mis padres se acercan para irnos finalmente.

—Gracias, supongo.

Eso fue extraño.

Así, luego de unos minutos agitados, en los cuales tuvimos que despedirnos en frente de todos los agustinos, pudimos irnos. Subimos al gran carruaje todos juntos, dejando atrás la alegre música y las risas de los jóvenes. Sin duda fue una noche espléndida para ellos.

—¿Qué eres tú? —preguntó de repente mi hermano menor.

—¿Disculpa? —contesta Jeremías algo confundido.

—No eres un noble ni tus padres son miembros de la Guardia Real —explica José, mi hermano del medio—, ¿qué eres?

Noto el desprecio en su voz. Es como si menospreciara a mi Alfa por no tener un linaje importante. Sin embargo, lo comprendo. Después de todo, es solo un niño y le falta mucho por aprender sobre las personas.

—Ya no importa lo que fue —intervengo antes de que el pelinegro hable—. Ahora será un príncipe como tú.

—Y luego rey —suelta mi madre dejando de observar el bosque por la ventana—. Será mejor que lo trates bien. —Sonríe de costado. —Evitemos problemas ahora que seremos una familia.

¿Por qué no me termina de convencer?

Dirijo mi vista hacia mi Alfa, quien también se encuentra sonriente. Debo admitir que así se ve muy guapo. Además, su aroma a madera húmeda y trigo recién cortado es delicioso. Lamentablemente, sé que no le importa lo que opine. Lo veo en sus ojos. Sé que no está aquí por mí.

🙃

¿Teorías?

«La Omega del rey» •  [Historia original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora