Rápidamente desabroché mi vestido y me quité los zapatos mientras corría por el bosque. Esquivaba árboles, intentando no perder el rastro de esa maldita mujer. Sin embargo, la niebla empezaba a bajar. Por suerte, pude transformarme justo en el mismo momento que ella.
¡Esta vez no te escaparás!
Detrás de mí, uno de los guardias me seguía en su forma animal. Era más lento que la Beta y que yo por su gran tamaño, pero su fuerza superior ayudará cuando la atrape. Por otro lado, su compañero debió correr hacia el castillo en busca de refuerzos. Ojalá no sean necesarios.
Así continúa la persecución. Impulso más mi cuerpo, extendiendo mis patas para apresurarme. Sin embargo, se nota que conoce más el bosque. Se mueve con sagacidad sin disminuir la velocidad en ningún momento, mientras que mi falta de práctica solo me retrasa.
No obstante, luego de un par de minutos, reconozco en qué parte del bosque nos encontramos. Si no estoy equivocada, se dirije a la cabaña que era de la sacerdotisa. Lo sé por el aroma; además, el pequeño humo que veo a lo lejos me confirma que hay un fogón encendido. Sin duda me está guiando hacia allí.
¡Jimena! ¡Por la diosa Luna! ¿Qué estás haciendo? Un guardia acaba de llegar completamente agitado diciendo que estás en peligro.
Encontré a la Beta... a la madre de Jeremías. Se estuvo ocultando en el castillo de otoño y ahora me está guiando a la cabaña de la sacerdotisa.
¿La estás siguiendo?
Sí. Ya casi la alcanzo. También hay un guardia acompañándome, así que no estoy sola.
Entonces regresa. Estoy enviando refuerzos. Vuelve al castillo, es una orden.
Sin embargo, ya era demasiado tarde. Al fin me encontraba en frente de esa cabaña y no había señales del Alfa que me estaba acompañando. Debía esperarlo o seguir sola.
Quiero hablar con ella.
No seas imprudente. ¡Regresa de una vez!
Estaré bien.
Jimena... ¡Jimena!, es una orden.
Ya no quise escucharlo más porque sabía que continuaría insistiendo. Sé que estoy siendo precipitada y descuidada, pero no pienso permanecer sin hacer nada. Ya esperé lo suficiente. Necesito respuestas aquí y ahora.
Entonces, rodeo la casa lentamente aún en mi forma lobuna. Olfateo las ventanas y las plantas sembradas alrededor. En eso, descubro un aroma que hace poco había olido. Es lo mismo que percibí en ese té. Esta maldita mujer está enfermando a mi hija, no me queda duda.
—Su majestad —canturreó la Beta desde el interior de la casa. Al parecer, volvió a ser una humana—, ¿por qué no entra de una vez y hablamos cara a cara? —dice con su voz chillona— A Jereth le hubiera encantado que nos conociéramos antes, pero no pudo ser.
Maldita. Yo lo había perdonado hace mucho, pero la existencia de esta mujer causó que me llenara de rencor. No quiero escucharla hablar de él.
Sigo caminando alrededor de la casa, acechándola, ampliando mis oídos para saltar en su encima si se atrevía a salir. Esta vez no dejaré que escape. Escucho atentamente. Sus pisadas me dicen que camina hacia el frente, así que la sigo. Apaga el fogón y el humo se va disipando. Entonces, vierte el líquido que estuvo hirviendo en una jarra de barro. La escucho buscar entre papeles o, tal vez, hojas secas. Luego, rasga algo y lo mezcla con el agua usando una cuchara.
¿Qué prepara?
—¿Te atreverás a entrar o no? —vuelve a burlarse— Jereth estaría muy decepcionado de ti. Te has convertido en una cobarde que se esconde entre lujos.
No puedo evitar gruñir. No sabe cómo he vivido todos estos años. No tiene derecho a suponer que me conoce. No conoce la constante discriminación que he sufrido por parte de los nobles, ni el dolor de que mi loba no reconozca a mis hijos, ni el miedo que sentí cuando unos rebeldes intentaron matar a mi Alfa, ni la presión de liderar un reino.
—¿Estás gruñendo? —Se ríe. —Ahora es así, ¿verdad? ¿Por qué no sacas las garras de una vez y entras? ¿O esperas que su majestad el rey venga a salvarte? Qué ridículo...
Solo espero que salgas primero.
Esta vez no pienso dejar que escapes.
Hi! Espero que les haya gustado.
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«La Omega del rey» • [Historia original]
RomantikUn Omega debe someterse a su Alfa, ser sumiso y brindarle descendencia. Además, cada Omega está atado a su Alfa desde que la Luna los une, así que las parejas predestinadas son anunciadas cada año nuevo lunar. Sin embargo, cuando Jimena se entera de...