CAPÍTULO 31

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Y la gran noche había llegado.

Faltaban pocas horas para aquella cita y no hace falta decir que ambos estábamos nerviosos porque así era, podía olerlo de Joaco. Y sobretodo podía sentirlo.
Todo estaba listo, la reservación en el restaurante ya estaba hecha y lista para nosotros.
Mi lobo interior esta demasiado ansioso, no podía dejar de caminar y de mover la cola de lado a lado.

Decidí darme un baño caliente, prepare mi ropa y ya desnudo camine hasta el baño, abrí ambas llaves nivelando el agua y así que caiga tibia, me metí bajo la lluvia y deja escapar un suspiro

No sé porque de repente comencé a experimentar una extraña sensación en todo mi cuerpo. Es como si algo me molestara y comenzara a tener algo de calor sin llegar a ser insoportable.
Pensé que en podría ser mi celo, pero, no, no podría ser ya que todavía faltaban como dos meses y medio para eso.
Después de unos minutos se fue aquella molestia. Sacudí de mi cabeza y terminé de bañarme.

Salí de mi baño y caminé hasta la cama que es en donde había dejado la ropa que usaría esta noche.
Con una toalla sequé mi cabello y me puse un poco de desodorante.

En menos de veinte minutos ya estaba listo, tomé el regalo de la caja fuerte y lo guarde en mi saco, se lo feria a Joaquín al terminar de cenar, solo de verdad espero que lo acepte y no lo rechace.








— Por dios, tengo tanta ropa que no sé por dónde empezar...

Yo estaba en una pequeña crisis. Había ropa tirada por toda la habitación, no sé qué ponerme, y es que habían tantas opciones.
Y tal vez todo sería más sencillo si el Alfa me dijera a dónde vamos.

Visualice una camisa de botones rosada y unos pantalones de vestir negros, ¿seria una buena opción? No es algo tan extravagante, es formal, pero sin llegar a ser demasiado, no sé me explico. Ay, jamás pensé que esto sería algo tan complicado.

Chasquee la lengua y me puse esa ropa, los pantalones me quedaban algo ajustados, se marcaban muy bien mis pompis y no sabía si eso era bueno o malo. Y la camisa igual se acentuaba muy bien en la cintura.
Ni estaba tan convencido, pero ya ni había tiempo para elegir otra cosa, solo faltaba media hora para aquella aquella "salida" o "cita" o lo que sea.

Fui a mi tocador y me sente en un pequeña sillón frente al espejo, tomé un cepillo y comencé a peinar mi cabello.
Fruncí un poco mi ceño al notar que mis mejillas estaban rojas, es como si me hubiera pintado, y estaban algo calientes.

— ¿Que es esto? —yo realmente estaba confundido y algo asustado. ¿Me estaré enfermando de algo? Es decir, no me siento enfermo, pero si es algo extraño.

Me alce de hombros y continúe peinando mi cabello, lo deje algo despeinado, era un look que estaba muy de moda últimamente, un peinado alocado pero sin que se vea como si de verdad jamás me hubiera pasado un cepillo en la vida.

— No está nada mal... —dije mirando el resultado en el espejo. Sonreí.

Me veía bien. Me gusta un poco. Solo un poco, pero es un gran avance.

Me puse algo de loción y mire el reloj colgado en la pared.

Justo a tiempo.

Escucho que alguien toca la puerta, paso saliva con nerviosismo y dejo salir un poco el aire de mis pulmones.

Me dirigí a la puerta y la abrí, y si, Emilio estaba detrás de ella, sonriendome y mirándome de arriba abajo.

— Wow... —es lo que sale de su boca.

Bajo la camisa y comienzo a jugar con mis manos. — Mmm... ¿Hay algo mal? Bueno, es que... Yo no sabía que ponerme... Es lo más formal que encontré...

— ¡No! —alza la voz de repente, corraspea su garganta y se pone recto. — En realidad está perfecto, me gusta como te ves.... muy hermoso...

Yo no podía estar más que rojo, podía sentir mis cachetes ponerse más rojas y apostaba todo a que lo estaban más que antes.

— Pues... Gracias, digo, tu tampco te quedas atrás... Tu también te ves muy bien. —no me atrevía a mirarlo, estaba demasiado avergonzado.

— Gracias, Omega. ¿Porque no me miras? —hay algo de gracia en su voz.








Joaquín se veía precioso y totalmente adorable con sus mejillas rojas. Todavía no me miraba, pero aún así se notaba.

— Porque... bueno... estoy avergonzado, nunca nadie antes me mira como tu lo haces y menos me decían que me veo "hermoso".

Hice una mueca. El Omega estaba triste. Yo quería quitarle esa tristeza.

— Pues son unos totales imbéciles al no notar tu belleza. De verdad, están ciegos. Eres hermoso Joaco, tanto por dentro como por fuera.

Y él alza su vista. Al fin me mira. Sus hermosos ojos cafés tenían un brillo especial.
— ¿Como puedes decir que soy hermoso por dentro si no me conoces?

Sonrio ladino. — No hace falta conocer a las personas para saber si son o no hermosas por dentro. Se puede notar por la mirada.... Y tú, tienes una mirada hermosa y eso a mi me dice todo.

— Emilio...

— Lo digo en serio Joaco, tu mirada dice demasiadas cosas que las palabras no. Eres especial...

— ¿Especial? —pregunta en un hilo de voz. Asiento. — ¿Porque me dices estas cosas?

— Yo solo digo lo que veo y lo que veo es que, tu, Joaquín Bondoni, eres hermoso por dentro. —le extiendo mi mano y sonrió. — ¿Nos vamos?

El duda en tomar mi mano, pero al final lo hace.

Yo solo puedo pensar en que esta noche será muy especial y la mejor de todas y que definitivamente quiero repetir siempre.

Toda la vida.
Y tal vez, eso se cumpla.









Hola que tal jshfdush
Bueno, puede que los caps que sigan sean algo... interesantes. Les va a gustar, creo, espero.

Y ya, perdón por la tardanza, pero mis actualizaciones siempre han sido así de lentas, pido perdón, les juro que estoy tratando de trabajar esa parte.

En fin, espero que les esté gusta la fic y este cap. Les amo, bye. ✌🏻

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