CAPÍTULO 21

1.2K 179 36
                                    

Decir que no estaba nervioso sería una mentira.
En dos horas comienzo a trabajar, al fin podre ganar dinero y comprar un departamento propio y sacar a mi mamá y a mis hermanos de la vida de mi papá para siempre.

Esa es prioridad ahorita.

Apenas y llegamos a la gran casa, Seidy apareció y se llevó a Emilio a empujones haciendo quien sabe donde y sinceramente no me importa. A aquella Omega no le caía bien y eso es muy evidente, se podía ver en su mirada y gestos. ¿Que le hice? A un no nos hemos conocido tan bien para que yo le caiga mal

Pero que mas da. Olvidaré eso y comencé a ordenar toda la ropa que habíamos comprado.
Era bastante, por fortuna el armarío en mi habitación era lo suficientemente grande como para que quepa toda esa ropa y zapatos, porque si, también compramos zapatos, solo traía un par y estaban a punto de romperse, ¿debería tirarlos o debería llevarlos a reparar y después venderlos? Es decir, no es una mala idea después de todo, nunca se me había ocurrido hasta ahorita y me gusta. Lo haré luego.

Mi puerta fue tocada, deje una camisa en mi cama y abrí la puerta encontrándome con Seidy detrás de esta. Ella pasó sin siquiera pedir permiso.

Cerré la puerta y ella miraba todo lo que estaba en mi cama.

Pase saliva y lleve mis manos detrás de mi espalda.-¿Se te ofrece algo?

- "le". Parece que no tienes educación. ¿Quién te crees, eh? Y yo solo vengo a advertirte quien soy yo y el lugar que ocupo en esta casa. -comenzó y se cruzó de brazos.

- Yo sé quien es usted. Es... es la novia de Emilio.

- Así es. ¡Bravo! No eres tan estúpido como yo creía. Y yo prácticamente vivo aquí, yo vendría siendo como tu patrona también y harás lo yo diga. No soy tonta y me doy cuenta de lo que pasa entre ustedes dos, pero te aviso de una vez, Emilio es mío, no me lo vas a quitar, tu aquí no eres nadie, no eres mas que el sirviente, acostúmbrate.

Baje mi mirada y no dije nada. De alguna forma ella tiene razón, no soy nadie, yo aquí solamente soy un empleado más.

- Yo lo tengo muy claro. Y no se preocupe que entre Emilio y yo jamás habrá algo...

Veo que Seidy se acerca a mi. - Pues eso espero, si no quieres perder tu trabajo mantente alejado de Emilio, tu lugar está en la cocina, no tienes nada que hablar con él. De lo contrario, haré de vida aquí un infierno.

Antes de que yo pueda hablar la puerta fue abierta otra vez, pero esta vez fue Emilio quien entró. Nos miró a ambos confundidos.

- ¿Que pasa aquí? ¿Todo bien? -pregunta él mirándome.
Seidy pasa a mi lado rozandome el hombro fuerte.

- Claro que si, amor. -ella lo besa frente a mí abrazándolo después, yo miro a otro lado que no sea a ellos. - Solo estabamos teniendo una conversación agradable. Le estaba dando la bienvenida. ¿No es así?. -me da una mirada amenazante.

Yo asiento y sonrío. - Si, claro. Solo hablábamos.

Emilio asiente. - Está bien. Me alegra de que se lleven bien, no me gustaría que entre ustedes haya peleas.

- Ay, Emi, no seas tontito. Eso jamás pasará. Quedate tranquilo. -desde aquí se puede ver lo falsa que es su sonrisa. - Mejor vámonos, dejemos solo a... a...

- Joaquín. Me llamo Joaquín.

- Claro. Dejemos solo a Joaquín. Tengo que enseñarte algo, Emi. Vámonos.

Seidy no pudo dejarlo hablar ya que a los pocos segundos ya lo traía arrastrando fuera de mi habitación y cerrando la puerta de un portazo.

- Mierda...

Solté un gran suspiro y me senté en al cama, importandome muy poco si la ropa se arrugaba.

Todo lo que ella me dijo no se me salía de la mente, ni dejaba de repasar sus palabras.

"No eres nadie"

"Solamente eres el sirviente"

"Aléjate de Emilio"

¿Alejarme de Emilio? Si yo no soy quien lo busca, él es quien lo hace, quien siempre está detrás de mí.

Ahora sé que mi estadía aquí no será nada fácil.

Y la pregunta es: ¿Podré lograrlo? ¿Podré soportarlo?

Miracle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora