CAPÍTULO 26

997 154 9
                                    

Maratón 1/3

Llegar a la casa de mi nuevo amigo no fue tan difícil, él siempre me hizo plática en todo el camino, es divertido. Ambos quedamos en vernos mañana en mi casa. Tal vez así pueda presentarle a Joaquín. ¿O es muy pronto?

Llegue a mi casa más rápido de lo que pensé, tal vez es la emoción de contarle todo a Joaco.

Baje del auto y entre a la casa rápidamente, no vi a en la sala de estar, ni en la cocina, así que asumí que estaba en su habitación.

Subí las escaleras y de dos en dos y llegué hasta la puerta, antes de abrir, primero toque y en unos dos minutos Joaquín se dejó ver, se veía muy lindo. Hermoso.

Sonreí. — Hola. He llegado.

— Es lo que veo. —Joaquín ríe y se hace a un lado para dejarme pasar. — ¿Que haces aquí? Pensé que llegarías un poco más tarde.

— No. Mis clases siempre terminan a esta hora. Suelo tardar por el tráfico, pero, siempre estoy en casa como a las dos de la tarde.

Me senté en la cama y el me siguió hasta sentarse a mi lado. — Si, es lo que me dijo Julia. Apenas estoy aprendiendo todo lo que tengo que saber en esta casa. No es fácil, pero iré aprendiendo. —sonríe y se encoge de hombros. — ¿Quieres contarme algo? Es decir, no creo que siempre vengas a mi habitación así nada más. ¿Pasó algo?

Ahí va. Para muchos puede ser tonto, pero a mi de verdad me emociona tanto comtarle a alguien de que ya tengo a un amigo. Es algo nuevo para mi.

Asiento y lo miro. — En realidad sí, quiero contarte algo que me pasó en la universidad.

Joaquín se acomoda mejor en la cama, al parecer también emocionado. — Bueno, cuéntame. Soy todo oídos.

— Hice un nuevo amigo hoy. Llegó de intercambio, y es una buena persona. Se llama Federico.

Joaco abre su boca en una O y después sonríe un poco. — ¡Wow! Eso es muy lindo, me alego mucho por ti.

— ¿De verdad te alegra? Pensé que te iba a parecer tonto el que me emocione por tener un nuevo amigo.

— Ay, no digas eso. Yo jamás pensaría eso de ti. En realidad... puedo decirte que es tierno. —baja su mirada a sus manos.

Parpadeo, procesando esa frase. ¿Yo tierno? ¿En serio?

— ¿De verdad te parezco tierno?

Sentí mis mejillas volverse calientes un poco. Me estoy sonrojando. Eso es nuevo.

Trago saliva y rio algo nervioso.
— Bueno, sí... Un poco.

— ¿Solo un poco? —me acomodo en la misma posición de Joaquín, nuestras rodillas de rozan y yo siento un ligero cosquilleo.

— Bueno, mucho. Eres muy tierno.

— Creo que voy a querer que me digas eso más seguido. Me gusta. —acepto, quiero que me mire a los ojos. — Joaco, mírame. Me gusta ver tus ojos, son hermosos.

Y él alza su vista, sus ojos tenían un hermoso brillo. Y sus mejillas rojitas como tomate. Eso es muy tierno.

— Oww, mira tus mejillas, están rojitas. —reí, poniendo mis manos en sus cachetes, acariciando.








Yo sí podía sentir mis mejillas muy sonrojadas. ¿Y quien no? Emilio, el Alfa más guapo que he visto en toda mi vida, me ha dicho que soy tierno, que mis ojos son hermosos y más a parte, esta acariciando mis mejillas.

Pero aunque no lo diga en voz alta, me gusta esto. Podría acostumbrarme y no quisiera que Emilio deje de hacerlo.

— Bueno, es que me pones un poco nervioso... —reí y volví a bajar la mirada comenzado a jugar con mis manos y dedos.

— ¿Yo te pongo nervioso? —veo de reojo que Emilio se muerde el labio inferior, dios, más sonrojado y nervioso yo no podía estar.

Y al parecer, esto a Emilio le gusta demasiado.

— Sí, honestamente sí. —admití.

— Entonces jamás dejaré de hacerlo. Me agrada mucho saber que te pongo nervioso. Ambos. Es mutuo.

Ay, diosito.

Miracle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora