Avísenme si ven alguna falta ortográfica jsjsjs aunque según yo no hay ninguna.
Enjoy!!
Esta noche habían visitas, fue imprevisto.
Comencé a hacer mi trabajo llevando bebidas y algunos bocadillos a los invitados, al señor Izan, a Emilio y a Seidy, oh si, ella también estaba ahí.
Todos hablaban de temas que no entendían, de negocios, política, etc.
Noté que Emilio casi no habla, sólo tomaba un poco de vino y comía de los pquenos sándwiches que habían en una bandeja.
Seidy cada que podía se pegaba a Emlio como garrapata, le acariciaba el pelo, beans su mejilla, tocaba su pierna, sus manos, y yo solo veía que Emilio tenía una cara de fastidio y con ganas de salir corriendo de ahí. Pero al parecer la Omega no lo dejaba, dios, yo estaría igual que Emilio, eso debe de ser muy molesto.
— ¡Joaquín, puedes traer más bocadillos, por favor! —esa fue la voz de Izan, salí de la cocina y agarre la bandeja.
— Claro que si señor, permiso. —dije amable, hice una pequen a reverencia, sonreí y me di la vuelta.
No sé en qué momento terminé en el suelo y la bandeja impactando contra el suelo haciendo un gran estruendo.
Eso dolió, mi codo y mi barbilla me dolían un poco, me golpe.
Me senté en el suelo y mire a Seidy quien mantenía una sonrisa triunfante.Ella me puse el pie, ella fue quien hizo que me tropezara.
— ¡Joaquín! —Emilio me ayuda a levantarme y revisa mi cara para asegurarse de que no me haya lastimado, toca mi barbilla y yo me quejo, si me dolía mucho. — Te lastimaste, ven, vamos a curarte.
— ¿Como fue que te caíste? —Izan también me ayudaba,
Mire a Seidy quién todavía sonreía.
— Fue mi culpa. Soy un poco torpe, no me fije, lo siento mucho señor, arruine la bandeja. —me lamente.El alfa me toma del hombro. — No te preocupes. Es solo algo material. Tú eres más importante que una simple bandeja. —me revisa mis partes lastimadas y hace una mueca. — Por hoy terminas. Continuas mañana. Tienes que descansar y curar tus heridas. Emilio te ayudará con eso yo te llevaré un poco de agua.
— Lo ayudaré con gusto, padre. —y por supuesto que Emlio no le desagradaba la idea por lo que veo. No me quita su mirads de encima.
— Pero, amor, hoy vamos a salir a una fiesta ¿recuerdas? Será la mejor de todas, no podemos faltar —ahora es Seidy quien habla, se levanta del sillón y rápidamente se cuelga del brazo de Emilio, baje mi mirada, que incómodo.
— Pues hoy no iremos. Iré a curar a Joaquín, iremos en otro momento. Y ya es mejor que te vayas a dormir.
Y sin mas comenzamos a subir las escaleras hasta mi habitación. Con el Alfa mayor sosteniendome.
Por es que Izan es tan amable. — Oiga Señor, espero, todavía me falta todavía una media hora para yo que termine esta noche. Puedo seguir, no se preocupe.
— Nada de eso Joaco. Mañana puedes seguir, tranquilo. Acuéstate en la cama. —miró a Emilio. — Tu ve por el botiquín de primeros auxilios, y yo por mientras iré por el vaso con agua.
Izan se va dejándonos solos.
Emilio me mira y sonríe. — Yo pensé que jamás se iría. —se sienta a mi lado y revisa mi cara, tocando mi barbilla y mi como que no estaba tan lastimado pero si necesitaba al menos una pomada y una curita porque me raspé un poco. Nada grave, la verdad, pero Emilio me veia como si me hubiese roto algún hueso. — Dejame ver, por lo que veo solo te pondré un poco de pomada, ¿te duele mucho?— La verdad no. Estoy bien, están exagerando un poco, no es como que me haya roto un hueso.
Emilio rueda sus ojos. — Pero eso no evita que nos preocupemos. Dejate ayudar.
Suspiré rendido y deje que Emilio me curara. No me quedaba de otra.
— Tu novia debe de estar enojada, iban a ir a una fiesta.— No quiero ir a esa fiesta. No me gustan. Solo a veces voy por complacerla o porque no me queda de otra.
— ¿Pero ella no se enoja?
— Claro que si, pero sinceramente no me importa. —comienza a ponerme un poco de pomada.
— Pues debería de importarte, es tu novia...
Emilio no dijo nada.
— ¿Dije algo malo? Te quedaste callado.
Emilio deja de aplicarme la pomada y me mira. — No dijiste nada malo... Es solo que, bueno, solo hay una razón por la que Seidy y yo estamos juntos. Y esa razón no estoy seguro si decírtela ahora.
— Dímelo cuando quieras y cuando te sientas listo.
— Mi mamá me obliga a estar con ella, no es mi novia, en realidad... —se levanta de la cama y comienza a caminar por toda la habitación. — Es mi prometida y esta embarazada... Tiene apenas cinco semanas... —lo suelta de pronto. Como una bomba.
Eso no me lo esperaba.
