— ¿Estas seguro de que deberíamos salir?
Semanas después le época del cortejo había acabado y como último regalo era hacer un pequeño viaje fuera de la ciudad.
Pero algo se sentía raro, sentía como si algo estuviera por pasar y no sería nada lindo.
— ¿Por qué no deberíamos? Hoy acaba el cortejo, y como tú último regalo me gustaría hacer este viaje solo nosotros solos, después podemos ir con tu mamá y hermanos, dejaremos que ellos decidan a donde ir.
Me senté en la cama y me abrace. — No lo sé, Emilio... Tengo un presentimiento muy feo. Acabo de reencontrarme con mi mamá y no quiero dejarla sola. Y mis hermanos están pequeños, no estoy seguro de que quieran separarse de mi. Y sinceramente yo tampoco de ellos.
— Omega, ellos estaran bien, te lo prometo. Están a salvo, hay mucha seguridad, no estarán solos. —emilo me abraza y besa mi sien tratando de calmarme.
Sus ojos me transmiten confianza, y eso hago, le creo. — Bien. Iremos. Pero si siento que algo va mal nos regresamos de inmediato.
— Todo lo que quiera mi omega. —sonríe y deja un suave beso en mis labios.
— Ya vengo, iré por algo a la cocina.
Vi a Emilio salir y solté un suspiro. Sentía muchos escalofríos y también ese mal presentimiento que me deja un mal sabor de boca, no me gusta.
Confiaba en mi alfa, en sus palabras de que nada iba a pasar y que, tal vez, solo estoy exagerando.
— Sé que mañana no estarán. Se van a ir de viaje.
Tomé un sorbo de mi café y mire el hombre frente a mi.
— ¿Como lo sabes?
— Tengo cámaras y micrófonos ocultos en esa casa por todos lados. Emilio jamás lo supo.
— No has pensado en qué tal vez se dé cuenta y la primera persona de la que va a sospechar serás tú. —sonríe burlón mientras toma de su cerveza.
— Cuida tu tono conmigo. Y no se dará cuenta, Emilio es un alfa idiota y muy despistado
— Bien. ¿Como entraremos? Ese lugar está cuidado por guardias, será imposible entrar.
Me levanté de la silla y caminé hasta una ventana. — Conozco un lugar para entrar. Nadie nos verá. Lo único que hay que hacer es ir por tu esposa e hijos, después iremos por Joaquin. Yo me haré cargo de hacerle ver que Joaquín lo abandonó y jamás volverá. Y así me quedaré con Emlio para siempre y nos casaremos al fin. —es un buen plan. Y tengo la sensación de que todo saldrá como lo tengo planeado. — No debió terminar conmigo. Todo fue culpa de tu estúpido hijo. Es un omega inútil. No le conviene a Emilio, no podrá darle lo que yo sí puedo darle.
— ¿Y que es lo puedes darle?
— Amor. Mi amor y cariño. Y a su hijo.
Escucho que el hombre ríe alto. — Por favor, no me hagas reír. No lo amas, amas su dinero, y quieres casarte para quedarte con toda su fortuna.
— Silencio. No preguntes más si no quieres que te corte un dedo. —amenazo. — Solo haz todo lo que yo te diga. Ambos saldremos ganando.
Y solo faltaban unas horas para dar inicio a mi plan.
— Tu pesadilla esta apunto de comenzar Bondoni. No debiste meterte conmigo, ahora atente a las consecuencias. —susurre, tomé una navaja y la lance a una foto que tengo de aquel omega en la pared, esta cayó justo en su garganta.
