CAPÍTULO 3

1.4K 192 10
                                    

Podía tener mucho dinero y de sobra. Una enorme mansión en donde solo vivo yo y mi padre, a parte los que hacían la limpieza y la comida.

Mi padre es bueno. Siempre me ha apoyado en todo, no es un Alfa agresivo. Me ha cuidado desde que era pequeño. Es el mejor papá que pude haber tenido.

Mi mamá nunca se hizo cargo de mi. Me abandonó apenas y nací, no sé la razón pero si sé que eso jamás se lo voy a perdonar.
Yo ahora tengo 22 años y soy plenamente feliz. Con mi padre a mi lado, lo soy.

Aunque... Nunca tuve una pareja, no se ha presentado esa persona especial con la que voy a compartir el resto de mi vida.
Hay una chica, se llama Seidy, no voy a negar que es linda porque lo es, pero simplemente no siento nada por ella, solo aprecio, aunque ella si está enamorada de mi, lo noté desde que éramos unos niños, nos conocimos en la secundaria y ella siempre hacía de todo para llamar mi atención. Estamos saliendo, pero solo por compromiso.

Ella a veces me saca de mis casillas. Siempre quiere estar encima de mi, me tiene cansando. Cuando ella quiere tener unos momentos a solas conmigo y la rechazo, se pone como loca y me comienza a decir que no la quiero, que ya mejor la abandone, etc. Pero supongo que no puedo hacer nada. Tengo que estar con ella.

Ahora mismo me encontraba en mi habitación usando mi teléfono y platicando con un amigo. Hablábamos acerca de una fiesta que se hará este fin de semana
Dice que será la mejor, con mucho alcohol y buena música. Estaba pensando en ir, ya no que no estoy tan convencido.

En eso, escucho unos golpes en mi puerta seguido de la voz de mi papá
— Hijo, tengo que ir a la oficina, se presentó algo, ¿Quieres venir? Podremos ir a cenar luego, en tu restaurante favorito.

— No, papá, gracias, mejor me quedo.

Mi papá abre la puerta y se queda en el marco — ¿Te encuentras bien?

Asiento, a veces mi papá se preocupa mucho por mi — No pá, estoy bien, lo juro. Es solo que me siento cansado. Entre la universidad, tareas y exposiciones. Creo que ya no tardaré en dormirme.

Mi papá me mira unos cuantos segundos para después asentir — Esta bien hijo, pero cualquier cosa me llamas al celular, ¿si?

— Claro, vete tranquilo, te juro que estaré bien.

Él asiente y cierra la puerta, yéndose.

Dejó salir el aire y me recuesto de nuevo en mi cómoda cama.

No fue unos segundos después que sentí una pequeña presión en mi pecho. Aparecen casi seguido. No duelen, pero si incómoda y me vuelve un poco intranquilo, los empecé a sentir hace apenas unos meses y es extraño ya que no sé a qué se deben.

Trate de ignorar los dolores y deduje que solo eran por estrés que la universidad me causa, debe ser eso ¿no? Porque no encuentro alguna otra explicación.

Apague las luces y puse mi teléfono en la mesita de noche, cerré mis ojos y pocos minutos después caí dormido.

Ay, Emilio, si supieras que si hay respuestas para esos dolores en el pecho...

Miracle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora