Fueron cinco días largos de un celo intenso. El más doloroso. Siempre con esa enorme necesidad de ir con Joaquín y tomarlo. Pero todavía no era tiempo.
Me prometí a mi mismo que hablaría con Joaquín de todo lo que sentía. Calmados y en nuestros cinco sentidos. Quiero pedirle permiso de cortejarlo y después pedirle formalmente que sea mi pareja.Pero primero tengo que hablarlo con mi papá también y decirle que rompí todo lazo con Seidy.
La cabaña no era grande, solo había lugar para una persona, había una habitación con baño, un baño para visitas, una cocina pequeña y la sala de estar. Por lo general sólo venía aquí cuando quería pasar mis celos o simplemente para estar solo a pensar y olvidarme de todo y todos. Era un buen lugar ya que estaba en medio del bosque y no había ni un alma rondando por ahí. Solía llover y eso de alguna manera me relajaba, habían animalitos que de vez en cuando salía a alimentarlos o simplemente me gustaba verlos. Nadie más sabia de este lugar más que mi papá, ni siquiera a Seidy le dije. Y ahora la idea de traer aquí a Joaquín para estar solos era una gran idea. Estar lejos de la ciudad, sin ruidos, sin las personas, sin nadie más que la naturaleza a nuestro alrededor.
Bajo a la cocina y comienzo a prepararme algo de desayunar, era momento de regresar a la ciudad y sinceramente tenía muchas ganas de ir a ver Joaquín y preguntar como se sentía.
Me serví el desayuno en un plato y comencé a comer, minutos después la puerta se abre y mi papá entra, en sus manos trae algunas bolsas de compras.
— Hola, Emilio. —me sonríe mientras deja las bolsas en la mess de la cocina. Poco después se sienta frente a mi. — ¿Cómo te sientes?
Hago una mueca. — Bien. Solo que esta vez fue las intenso y doloroso... —revuelvo la comida y suspiro. — Sé que ahora tienes muchas preguntas y estoy dispuesto a responder a todas, pero primero quiero ir a ver a Joaquín. Necesito saber si esta bien. —lo miro suplicante.
Mi papá entrecierra sus ojos mirándome fijamente. — Joaquín es especial y es un buen Omega ¿no es así?
Me pongo un poco nervioso, meto la cuchara llena de comida a mi boca, asiento.
— ¿Te gusta?
Casi me ahogo con la comida, trago la comida en mi hida y toso varias veces. — Papá...
— Emlio, ¿porque te pones así? Comienzas a apestar a nerviosismo.
Suspiro y hago de lado. — Es... Es mas que simple gusto... —susurro. — Es mi Omega papá, él es mi destinado. Es por eso que nuestros celos se sincronizaron...
Veo a mi querido padre abrir sus ojos de sorpresa y suelta un gritito. — ¡Eso es genial! Ya hemos hablado de los celos sincronizados. Pero quiero que me cuentes absolutamente todo hijo, no voy a juzgarte.
Alzo ambas de mis cejas, sinceramente pensé que iba a ser más complicado pero veo a mi papá emociado y eso a mi me pone feliz ya que desde ahora sé que cuento con su apoyo.
— Joaquín es un gran Omega, se ve que muy dulce y no hace daño a nadie, es tímido e inteligente. El destino te escogió al Omega ideal.
Me es imposible no sonreír. — Dios padre, creí que no me apoyarías, tenía miedo.
— Hijo, debes saber algo. —se sienta en una silla a mi lado y pone su mano en mi hombro. — No sería capaz de interponerme entre ustedes. No soy esa clase de padre Alfa, ¿comprendes? Yo siempre voy a querer lo mejor para ti. Y bueno si tu felicidad es Joaquín te aseguro que yo mismo organizare la boda.
Por un momento quise llorar. Me lanze a abrazar a mi padre con todas mis fuerzas. Él siempre quiso lo mejor para mí, se encargo de darme todo, hizo el papel de padre y madre, se esforzó el doble, aunque si había muchas veces en las que no podíamos vernos porque él trabajaba mucho y yo tenía que hacer mis cosas de la Universidad. Pero siempre había momentos como estos en la que pasábamos el día juntos.
Él es el mejor padre del mundo.
Me sepere del abrazo sin dejar de sonreír. — Bueno, a causa de todo esto... Terminé el compromiso con Seidy. No puedo estar con ella cuando ya encontré a mi Omega y esta viviendo bajo el mismo techo que ella...
— Te entiendo... Pero también debemos tomar en cuenta que ella está embarazada de tu hijo.
— Créeme que lo sé, papá... pero podemos criar a ese bebé sin la necesidad de estar juntos, muchas personas lo están haciendo hoy día. No es malo. Yo no quiero que ella esté atada a mi y yo no quiero estarlo con ella. No sería justo.
— Eso vamos a hablarlo después los tres ¿si? Por el momento es hora de regresar a casa y tu tienes que ir a la Universidad mañana. Ya casi estás por graduarte.
Asiento.
La cara de Joaquín llega a mi mente y no puedo evitar sonreír. Mi Omega, gruño con posesión. Fueron cinco días de no verlo y lo extraño tanto.
Y ahí aprovecharé para invitarlo a otra cita y ahí decirle todo lo que siento por él y el deseo que tengo por cortejarlo.
