— Auch... —mi mamá estaba curandome las heridas que mi papá me dejó. Preferí que ella me curara a que me llevara al hospital.
— Mamá, no podemos seguir así... —le dije con temor. El tema de abandonar a mi padre le aterraba bastante.
Ella niega inmediatamente — No, hijo. Es mejor aquí que estar afuera...
— ¿Mamá, estas hablando en serio? —me levante del sofa enojado — ¿Piensas esperar a que mi papá haga algo mucho peor? ¿Estás esperando a que nos mate? Por que estoy seguro que eso es lo que va a lograr si no nos largamos de aquí —toda esta situación me llenaban de impotencia.
— Joaquín. Es que tu no entiendes... —ella acomoda las cosas del botiquín de primeros auxilios. — Es mi Alfa...
Lance un gruñido — Y es mi padre. Perdoname, pero yo no voy a permitir que él nos siga tratando de esta manera tan ruin. ¿Viste como me dejó hoy? El dia de mañana puede que me mate.
Ella me mira aterrorizada — No, cállate. No digas eso, jamás vuelvas a decirlo...
— Pues perdoname pero es la verdad. Si no hacemos nada ahorita, después va a ser demasiado tarde.
— Aja. Bueno. ¿Y que piensas hacer? ¿Ir a demandarlo? —ella me da la espalda. — No nos van a creer.
— No voy a demandarlo. Solo te pido que nos larguemos de aquí antes de que él llegue.
— Se va a dar cuenta que no estamos. Nos va a buscar hasta por debajo de las piedras, y si nos encuentra quien sabe que pueda pasar. Quizá todo sea mucho peor a lo que es ahora.
— Mamá, podemos trabajar. Juntar dinero y rentar un departamento. Conozco un lugar un tanto lejos de aquí. Es en donde vive gente de muchísimo dinero. Empresarios. Si vamos a ir, nos irá muy bien. Pagan mucho dinero y con eso basta y sobra para poder sobrevivir.
— Es muy arriesgado. Solo miranos. Nadie nos va a dar empleo y mucho menos en esa clase de lugares. No aceptan a cualquiera...
— No toda la gente es mala mamá. —la mire serio —Alguien se va a apiadar de nosotros y nos dará empleo. —trate de animarla. Quise convencerla.
— ¿Y con quien voy a dejar a tus hermanos? ¿Quien los va a cuidar? No tenemos a nadie más...
Mierda. No había pensado en este detalle...
— Ya se nos ocurrirá algo...
— Al menos déjame pensarlo, dame unas horas ¿si? Todo esto es muy fuerte para mí...
Me tape la cara con mis manos. ¿Es que, qué hay que pensar?
— Todo puede pasar en unas horas mamá. No hay tiempo...