CAPÍTULO 8

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— Auch... —mi mamá estaba curandome las heridas que mi papá me dejó. Preferí que ella me curara a que me llevara al hospital.

— Mamá, no podemos seguir así... —le dije con temor. El tema de abandonar a mi padre le aterraba bastante.

Ella niega inmediatamente — No, hijo. Es mejor aquí que estar afuera...

— ¿Mamá, estas hablando en serio? —me levante del sofa enojado — ¿Piensas esperar a que mi papá haga algo mucho peor? ¿Estás esperando a que nos mate? Por que estoy seguro que eso es lo que va a lograr si no nos largamos de aquí —toda esta situación me llenaban de impotencia.

— Joaquín. Es que tu no entiendes... —ella acomoda las cosas del botiquín de primeros auxilios. — Es mi Alfa...

Lance un gruñido — Y es mi padre. Perdoname, pero yo no voy a permitir que él nos siga tratando de esta manera tan ruin. ¿Viste como me dejó hoy? El dia de mañana puede que me mate.

Ella me mira aterrorizada — No, cállate. No digas eso, jamás vuelvas a decirlo...

— Pues perdoname pero es la verdad. Si no hacemos nada ahorita, después va a ser demasiado tarde.

— Aja. Bueno. ¿Y que piensas hacer? ¿Ir a demandarlo? —ella me da la espalda. — No nos van a creer.

— No voy a demandarlo. Solo te pido que nos larguemos de aquí antes de que él llegue.

— Se va a dar cuenta que no estamos. Nos va a buscar hasta por debajo de las piedras, y si nos encuentra quien sabe que pueda pasar. Quizá todo sea mucho peor a lo que es ahora.

— Mamá, podemos trabajar. Juntar dinero y rentar un departamento. Conozco un lugar un tanto lejos de aquí. Es en donde vive gente de muchísimo dinero. Empresarios. Si vamos a ir, nos irá muy bien. Pagan mucho dinero y con eso basta y sobra para poder sobrevivir.

— Es muy arriesgado. Solo miranos. Nadie nos va a dar empleo y mucho menos en esa clase de lugares. No aceptan a cualquiera...

— No toda la gente es mala mamá. —la mire serio —Alguien se va a apiadar de nosotros y nos dará empleo. —trate de animarla. Quise convencerla.

— ¿Y con quien voy a dejar a tus hermanos? ¿Quien los va a cuidar? No tenemos a nadie más...

Mierda. No había pensado en este detalle...

— Ya se nos ocurrirá algo...

— Al menos déjame pensarlo, dame unas horas ¿si? Todo esto es muy fuerte para mí...

Me tape la cara con mis manos. ¿Es que, qué hay que pensar?

— Todo puede pasar en unas horas mamá. No hay tiempo...

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