CAPÍTULO 11

1.3K 193 28
                                        

La noche era muy fría. El suéter que traía puesto no era suficiente.
No sabía que hora era ya que no tenía celular, pero mirando al cielo y por el frío podía decir que pasaban la una de la madrugada. E incluso creo que podría comenzar a llover.

Había estado caminando y haciendo pequeñas pausas ya que me cansaba, comía un poco del lunch que mi mamá me hizo y apenas y tomaba agua.

Todavía no sé en dónde pasar la noche, no había un puente cerca para resguardarme de la lluvia en casi en que llueva.

Mientras las horas pasaban, me preocupaba por mi mamá. ¿Que estará haciendo? ¿Estará dormida? Y nos hermanos. Los extraño demasiado. Espero que estén bien.

Decidí seguir caminando hasta llegar a una carretera. Mi habían luces así que no podía ver casi nada, todo estaba totalmente solitario, era una carretera solitaria ya que no pasaba ni un solo carro.

Sinceramente, hasta daba un poco de miedo.
Aqui es donde me pregunto: ¿A dónde me llevará esta carretera? Espero que al centro de la ciudad.

Me encuentro en medio de la nada. De mi lado izquierdo había bosque y de mi lado derecho igual. Solo veía puros árboles y más árboles.

Sinceramente estaba algo asustado mas sin embargo seguí caminando.

Vi unas luces. Unas luces que se aproximaban. Y claramente eran de un auto. Venía demasiado cerca así que apenas y me dio tiempo de salirme de la carretera y prácticamente caer y rodar hasta que sentí el pasto del bosque y algunas ramas.

— Mierda... —maldije un poco adolorido.

Casi me atropellan, maldita sea.

Me levante y sacudo mi ropa limpiarme hasta que note que el auto estaba parado y dos personas venían hacia mí y una de ellas tenía algo en la mano que apenas y se alcanzaba a distinguir.

Comencé a sentir pánico. Ay no. Dios no. Por favor no. Lo que me faltaba.
Morir violado.

Sentí unas gotas caer en mis manos y mojar mi suéter que traía. Oh, genial. Más y más gotas comenzaron a caer y cuando menos lo pensé ya había comenzado a llover fuertemente.

Definitivamente hoy no es mi día de suerte.

— ¡Hey! —escuché gritar a uno de ellos, ya estaban lo suficientemente cerca.

Ay, diosito ayúdame. ¿Que hago?

— ¿Estás bien? Lo sentimos muchismo. No te vimos pasar. ¿Estás herido? ¿Necesitas un médico?

Eran alfas. Los dos.

— Por, favor no me hagan daño. —dije muy asustado y poniéndome sobre mis rodillas. Me quite la mochila y se la acerque a ellos. — Solo tengo comida. Y agua. No tengo más. No tengo nada de dinero. Por favor, no me hagan daño... —comencé a llorar y a temblar. En medio de la lluvia.

— ¿Que? No. No. No te haremos daño. Por dios. —aseguró uno de ellos, sentí una luz apuntando mi cara casi dejándome ciego. Era una linterna.

— Yo venía manejando. —dice el Alfa más joven. Él realmente parecía avergonzado. — Lo siento mucho, niño. —¿Niño? Fruncí el ceño. Yo no soy ningún niño. — De verdad. ¿No se lastimó? ¿No quiere que lo llevemos a un médico?

No iban a hacerme daño. ¿Verdad? Yo creo que ya lo habrían hecho...

Simplemente negué con mi cabeza.

— Dejame presentarme. Me llamo Izan. —se acerca más a mi.
Era mayor. Le calculaba unos cuarenta y cinco años de edad. Tenía indicios de canas, unas cuantas arrugas, sus facciones eran duras pero sus ojos me transmitían confianza.
El otro Alfa era un poco más joven, se veía como de unos treinta y dos años, tal vez lo pasaba de los treinta. Tenía un abrigo y un sombrero divertido. Él es el chófer. Por lo que me imagino. Wow. Al parecer el Alfa mayor era de dinero.

Baje mi mirada y suspiré.
— Lo siento... Yo... Lo siento... Pensé que...

—... Que te íbamos a hacer daño. Lo sé. —ríe leve. — Sentimos asustarte. Pero cuando te vimos caer al suelo nos asustamos y pensamos que te habíamos... bueno... atropellado... —susurro.

Ah, bueno...

— Pero puedes estar tranquilo. No te haremos nada.

— ¿Como te llamas? —me pregunta el Alfa más joven.

Me levanté del suelo y tomé mi mochila. No podía mirarlos a los ojos, me sentía muy avergonzado. Había hecho un drama por nada. Pero al principio si estaba asustado. Así que no me digan nada.

— Joaquín. Me llamo Joaquín...

Miracle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora