"Pase lo que pase, nunca dejare de amarte".
. . . en el cual están rotos y maltratados, pero su amor mutuo es lo que les impide desmoronarse por completo.
[LIBRO DOS]
Esta historia no me pertenece , es solo una traducción del inglés al español para...
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Wakanda era un país hermoso, al menos en opinión de Marlena. Disfrutaba mirar por las ventanas de las instalaciones y ver a los animales deambular por los árboles de la selva; disfrutaba viendo caer la lluvia contra las ventanas de su habitación temporal; disfrutaba escuchando a especies de pájaros que nunca antes había escuchado gorjear por la noche y por la mañana. Sin embargo, lo que no le gustaba era esperar a ver a Bucky.
Después del enfrentamiento entre ella, Steve, Bucky y Tony, los tres habían despegado hacia el quinjet estacionado en las afueras de las instalaciones de Siberia, solo para encontrarse con T'Challa. Se había disculpado por sus acciones contra Bucky y procedió a ofrecer a los tres atención y un refugio seguro en una de sus muchas instalaciones médicas hasta que pudieron averiguar cuál era el siguiente paso. Los médicos de Wakanda empezaron a atender a los tres en el momento en que cruzaron las puertas, especialmente a Bucky, y Marlena había estado esperando la oportunidad de verlo desde entonces.
Los médicos no solo le impedían ver a Bucky porque no querían que irritara más sus heridas, sino que los médicos también estaban trabajando para eliminar los restos irregulares del brazo de Bucky. Fue un proceso largo, dados los mecanismos del brazo, y Marlena se estaba impacientando mucho. Todo lo que quería era verlo, abrazarlo y decirle que todo iba a estar bien, pero no podía, y lo odiaba; odiaba estar atrapada en su habitación (que era mucho más lujosa de lo que hubiera pensado que sería el equivalente a una habitación de hospital) y odiaba estar drogada con analgésicos cada dos horas.
Marlena dejó escapar un suspiro y se cubrió el pecho con la chaqueta blanca en un intento de protegerse del frío. Se sentó contra su colchón y miró fijamente el televisor de pantalla plana que colgaba en la pared frente a ella, su mente vagando hacia los horribles eventos que habían tenido lugar el día anterior.
Decir que Marlena estaba disgustada era quedarse corta. Nunca habría esperado que algo así sucediera en los dos años que Marlena había conocido a los Vengadores y Bucky. Eran una familia de la que ella (y Bucky) formaban parte, y ver la forma en que estaban dispuestos a pelear le rompió el corazón. Ella entendía sus razonamientos, pero no se atrevía a preocuparse en absoluto por la política o las regulaciones detrás de ellos. A sus ojos, se suponía que las familias debían permanecer juntas; se suponía que debían luchar el uno por el otro, no el uno contra el otro.
La batalla en el aeropuerto, sin embargo, no fue nada comparada con la pelea que estalló entre ella, Steve, Bucky y Tony. La pelea entre los cuatro fue brutal y un nivel de dolor que Marlena ni siquiera sabía que podía sentir. Steve, Bucky y Tony eran sin duda tres de los hombres más importantes de su vida, y verlos pelear entre ellos la afectaba más que ver al equipo pelear entre ellos. En el aeropuerto, en realidad se habían preocupado por lastimarse mutuamente, se abstuvieron de intentar causar demasiado daño, pero en Siberia fue casi una pelea a muerte, y lo hubiera sido si Steve no hubiera destruido el reactor de arco de Tony. Tony nunca se habría detenido, y si ese hubiera sido el caso, Bucky habría perdido mucho más que su brazo. Eso fue algo que Marlena no pudo pensar.
