Capítulo sesenta y tres.

11.6K 1K 544
                                    

Mi cabello estaba atado a una larga cola de caballo, no traía maquillaje ni ropa demasiado ajustada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi cabello estaba atado a una larga cola de caballo, no traía maquillaje ni ropa demasiado ajustada. Lo único que traía conmigo era valentía, esa que me faltó durante mucho tiempo y esa que ahora me sobraba.

—No me has dicho donde irás—murmuró mi madre, hablando bajito. Cam dormía en su cuna y ambas sabíamos que si despertaba no había nada en el mundo que le hiciera dejar de llorar.

Bajé la mirada, mi madre me observaba atenta y confundida. Como si supiera que algo andaba muy mal conmigo, pero no podía ayudarme. Nadie podía hacer nada por mi ahora.

Mi teléfono comenzó a vibrar y yo ya sabía de quien se trataba. Steve debía estar cerca.

—Te prometo que desde mañana las cosas cambiarán—susurré, colocándome una chaqueta negra.

—¿Puedes explicarme por qué mi hija se comporta como una extraña?—habló, alzando un poco la voz. La observé mal y mi mirada corrió a Cam. Dormía plácidamente.

—No es de tu incumbencia lo que haga madre. Hay cosas que debo solucionar.

—¿Qué puede ser tan importante como para largarte a las dos de la madrugada y dejarme a tu bebé?

La miré, comenzando a enfadarme.

—Le diré a Vicky que lo vea en cuanto vuelva si ese es tu problema.

—Sabes que cuidaría a mi nieto siempre lo que necesites.

—Entonces deja de joder y déjame hacer lo mejor para mi familia—le hablé, ella me observó impresionada. Yo no solía usar ese tono de voz con ella y mucho menos las groserías.

Pero comenzaba a sacarme de mis casillas.

—Solo espero que cumplas tu promesa y saques a los Black de la vida de mi nieto.

Observé el anillo de oro que posaba en mi dedo anular. Traía una pequeña piedra en el centro. Mi madre sonrió y me dio una palmada en la espalda. Claramente ella era cómplice de todo.

—Espero que los cuatro podamos irnos luego—susurró, colocando un mechón de cabello tras de mi oreja—. Sé que Jack te ama más que cualquiera en el mundo, y sé que tu lo quieres muchísimo. Funcionará, lo sé.

No. No era quien mas me quería. Había alguien que me amaba más de lo que Jack podría.

—No puedo dejarte de qué se trata todo esto, madre. Pero te prometo que todo es por la seguridad de él—susurré, observando al pequeño niño dormir. Una lágrima cayó de mi ojo y la limpie rápidamente.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora