Capítulo veintiocho.

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Especial Cameron Black 2/3

Cameron.

Cinco meses atrás.

—Se llama Leah Sophia Hamilton, está en último año y tiene muy buenas calificaciones—murmuró Jacob, mi investigador. Estaba intrigado, demasiado.

Hace dos semanas había visto a una chica, era morena y traía el cabello en una coleta en la escuela de la cual mi familia era dueña.

Había pasado por casualidad a dejarle unos papeles a Steve, mi hermano mayor. Pero me encontré en una encrucijada cuando desde la oficina del director, pude ver a esta muchacha saliendo de su sala de clases.

No me podía ver, pero verla a ella era satisfactorio. Era muy bella.  Tenía la mirada triste, su cabello largo caía por sus hombros y cargaba muchos libros. No podía apartar mi vista de ella.

No podía sentir amor, ni creía en esa mierda. Pero sentí ese "Click" cuando la vi. Me cautivó.

Un impulso me obligó a buscar a mi investigador y pedirle que me hiciera el favor de averiguar quién era esa muchacha. ¿De dónde era? ¿Su familia era rica? ¿Cuál era su apellido?

De un momento a otro, quería saberlo todo, absolutamente todo de ella. Y no sabía por qué, pero solía seguirle mucho el juego a mis instintos, y aquí estaba.

No tenía novia. Solo chicas. Como la chica Julie, quien estaba arriba seguramente preguntándose por qué no desperté a su lado luego de coger toda la noche.

—No tiene dinero, ¿No es así?—murmuré, fumándome un cigarro.

—Para nada—dijo él, sentado detrás del escritorio—, no tiene ni un peso. Sólo tiene esa casa en la que viven ella y su madre. Es deplorable—continuó, ojeando su carpeta—, el estado estuvo dos veces a punto de quitarles a la muchacha porque su madre no tenía dinero para mantenerla—dijo, sonando triste.

—Así que sólo tienen esa casa—murmuré más para mi mismo.

—Así es.

—¿En qué trabaja su madre?—le dije, con muchísimo más interés del que quería admitir. Quería saber todo de aquella chica de mirada triste.

—Es Camarera, gana el salario mínimo—dijo él—, pero Leah tiene unas de las mejores calificaciones de la escuela.

—Es brillante—le dije, apagando el cigarro y tirándolo.

—Sí, lo es—me dijo, viendo su foto demasiado tiempo. 

¿Cómo podía hacer para cruzar su destino con el mío?

—Quiero que llames a la compañía, que
compren ese lugar por el precio que den y que desalojen—le dije a Jacob. Aparte de ser mi investigador, era lo mas parecido a lo que se podía llamar un hombre de confianza, un asistente. Un amigo.

—Cameron, no estarás pensando en...

—Sí, quiero que dejen a esa muchacha en la calle—le dije, mirándolo esta vez. Se veía confundido—. Hay muchas chicas de ese lugar que van a la mierda de mi padre, si ella va, la dejaré para mi—le dije mirando hacia las afueras—, sólo para mi.

—Pero Cameron, ¿Qué pasa si ella
no lo hace? La dejarás en la calle a  ella y a su madre sólo por un capricho—murmuró, no sorprendido. Él me conocía bastante bien, sabía como
era.

—Lo sé, sólo me estoy arriesgando.

—No creo que sea correcto que dejes a una chica en la calle sólo por capricho. No está bien.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora