Capítulo cincuenta y uno.

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Capítulo dedicado a mi mejor amiga, tú eres mi Zoe, mi Samantha y mi Colton. Eres la personificación de la amistad más real, love u.

Odiaba el olor de los hospitales, me recordaban la muerte y la soledad. Y odiaba esas dos cosas.

Pero lamentablemente me encontraba en uno en este momento, mis ojos se abrieron con lentitud y el rostro de mi madre fue lo primero que pude observar.

—¿Pero qué diablos...?

Ella quitó la vista de su aparato celular y fijó los ojos en mi, suspiró y negó con la cabeza acercándose a mi.

—Estabas adiendo en fiebre y te desmayaste, Jack te trajo hasta una clínica privada en la que te pudieran dar una mejor atención. Me has hecho darme un susto de muerte, estás en serios problemas—dijo, con una postura firme.

Observé la gigantesca habitación en la que me encontraba, era blanca y espaciosa. Mi brazo derecho dolía, había una pequeña insición en ella que se conectaba con un pequeño aparato.

—¿Ahora es culpa mia que haya enfermado?

—¿Crees que no he notado cómo te has estado alimentando? Obviamente te desmayarías, eres una irresponsable, ¿Sabes lo que podría haberte sucedido si hubieras estado sola? Te podrías haber golpeado la cabeza, podrías...

—Estoy bien mamá, sólo fue un susto—susurré, ella me observó completamente enfadada.

—No, no lo fue. Vinieron a hacerte exámenes de sangre, y no iremos a casa hasta saber qué diablos es que lo ha pasado contigo.

Tragué saliva fuerte y desvié la mirada, agracedía que nos encontráramos solamente las dos en este lugar, ya que hubiera sido terriblemente vergonzoso que ella me regañara delantede Viana y Jack.

—¿Cuanto tiempo he estado dormida?

—Alrededor de tres horas, tu fiebre ha bajado y cada cierto tiempo viene una enfermera a revisarte, la atención ha sido excelente en este lugar.

Claro, es una clínica privada, pensé.

—¿Dónde está Jack?—pregunté, intentando cambiar de tema—. Debo darle las gracias.

—A ese muchacho le debes mucho más que las gracias—susurró.

Una punzada de culpabilidad llegó a mi cuerpo, ella tenía razón. Jakc había sido bondadoso y una excelente persona conmigo desde un comienzo, y yo siempre lo evadí y pasé de él, logrando que Cameron lo tratase mal e iniciara peleas con él.

—Mamá...

—Fue a atender una llamada importante, ya debería de llegar.

Tragué saliva y comencé a trazar círculos en mis piernas, las cuales estaban ocultas por las frazadas que tenía encima.

—Eso es algo que hacías cuando eras pequeña y estabas asustada—susurró mi madre, prestándome atención.

Asentí con la cabeza y mis ojos se dirigieron hacia la puerta, en donde un hombre de no más de cuarenta años se encontraba, cargando un papel con los posibles resultados de mis exámenes.

—Me alegro que hayas despertado—dijo—, soy Jeorge y soy el médico que te ha revisado.

Los rayos de sol chocaban contra su cabellera pelirroja, era un hombre bastante atractivo, por el rabillo del ojo pude ver cómo mi madre no le quitaba los ojos de encima.

Si la situación no fuera tan jodida, me lanzaría a reír.

—Buenas tardes—susurré, con la garganta seca.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora