Capítulo cincuenta y dos.

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—No puedo creerlo—susurró Viana en cuanto tomó mi brazo

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—No puedo creerlo—susurró Viana en cuanto tomó mi brazo.

Negué con la cabeza y caminé junto a ella soltando un suspiro.

—Necesito un taxi que nos lleve a la mansión de Cameron—le dije, observándola con atención—. Debo decírselo.

Viana me observó como si estuviese loca. Soltó mi brazo y me miró a los ojos.

—¿Estás segura? Don Cameron no creo que se lo tome de la mejor manera.

—Viana, esto no es sólo un error mío. No puedo solamente hacerme yo responsable de este desastre. No cuando la  culpa no es del todo mía.

—Me da terror lo que ese hombre pueda hacerte, ¿Sabes?

Viana le temía a Cameron, le aterraba. En sus ojos s epodía ver cómo sufría de tan sólo pronunciarlo.

—No me hará nada—le dije, aunque yo no estaba segura de ello.

—Don Cameron no siente, y aquel que no siente, no sabe cuando hace daño.

—Ya lo veremos.

—Dios...—susurró, comenzando a caminar hacia los taxis—, ¿Jack lo sabe?

Negué y ella suspiró.

—Lo único que sé es que mi madre ha salido corriendo en cuanto se enteró, y que duele.

Mis ojos se llenaron de lágrimas en el segundo que la nombré, su rechazo hacia mi en este momento dolía más que nunca, pero la entendía. Ella estaba decepcionada, estaba dolida y se sentía traicionada. Al fin y al cabo, nunca le conté sobre mi relación con Cameron, mucho menos  cómo lo habá conocido.

Y no quería imaginar cómo reaccionaría ella cuando supiera toda la verdad.

Viana y yo nos adentramos en el auto que nos llevaría a la mansión del sujeto que había causado que mi vida se fuera a la mierda. Y estaba aterrada, sudaba de miedo. Pero la desición se tomó en cuanto lo supe, y no hay poder en el mundo que me haga cambiar de opinión.

—Tranquila—me susurró Viana cuando notó mis piernas temblorosas y pequeñas lágrimas recorriendo mi mejilla—. Si no lo entiende, encontrarás la forma de salir adelante.

Claro, ¿Cómo podría salir adelante luego de esto?

—No creo que sea así, la verdad—susurré.

—Eres fuerte Leah, creo que una de las personas más fuertes que he conocido en toda mi vida. Estoy muy segura que podrás con esto y con mucho más.

Le sonreí y saqué mi teléfono del bolsillo, este  vibraba y en la pantalla se podía observar el nombre de Jack. Suspiré rendida y colgué, pero luego de unos minutos volvió a sonar.

—¿No le contestarás?—dijo Viana, cuando notó que nos aproximabamos a la casa de Cameron.

—Un problema a la vez—le dije, y ella hizo una mueca.

CRUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora