10. Make Me Your Housewifey

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10. Make Me Your Housewifey

Louis fue el primero en llegar, (Zayn soltaría un "¡Eso es lo que él-ella dijo!" si lo escuchara). Él fue el primero en migrar a mi humilde morada después del anuncio de que tendríamos que trabajar realmente duro para tener si quiera una oportunidad. Los jueces parecieron dudar luego de su decisión, pero no podía importarme menos. Aún estaba dentro. Esa oportunidad era todo lo que necesitaba.

Y luego, claro, como todos sabemos ahora, Simon había visto bien hacia el futuro. Eso es lo que creo con todo mi corazón. Él había visto lo grandes que seríamos y nos había moldeado de esa manera. Aún tengo que decidir si fue algo bueno o malo. Todo es un dar o tomar cuando se trata de la fama. Obtienes la oportunidad de cantar y fans y dinero, pero te pierdes a ti mismo y tu libertad y, a veces, si como yo, no tienes suerte, también pierdes al amor de tu vida.

No recuerdo por qué elegimos mi casa, pero quizá tuvo algo que ver el tranquilo ambiente de Holmes Chapel o la gran generosidad de mi madre, quien estaba viviendo el sueño a través de nosotros. Recuerdo que cuando le di la noticia, ella estaba casi más feliz a que si lo hubiera logrado por mi cuenta. Se preocupaba por mí y, la probabilidad de que hiciera cuatro mejores amigos para toda la vida, la tranquilizó. Supo que ahora no tendría que estar por mi cuenta y al menos por eso podía estar agradecida.

Lo que fuera que hizo que todos aceptaran, no cambió el hecho de que los cuatro aparecieron en mi puerta, ruborizados, con maletas y sonriendo, todos en distintos momentos de la semana siguiente. Mi madre preparó las habitaciones de invitados, cinco chicos adolescentes compartiendo espacio, significaría mucho de nada y muy poco hacer algo.

La casa sufrió el daño de partidos internos de soccer y cocinar pasta a medianoche. Eso nos incitó a nunca volver, lo que terminó siendo algo bueno, ya que significaba que lo habíamos logrado. Pero de nuevo, esa era mi casa, mía, mi hogar, y luego de ese punto, debía dejarla. Es difícil no pensar en eso sin importar qué tan grande terminó siendo mi apartamento en Londres.

Como dije, Louis fue el primero en llegar y tuvimos cuatro días para nosotros antes de que los demás se nos unieran. Lo temía tanto como si lo estuviera soñando. Pero no me gustaba hablar de los sueños, porque siempre tomaban un giro alocado... y mojado. No hablamos por Skype en el intermedio, así que no sé por qué me estaba obsesionando tanto por un rostro que estaba olvidando.

Louis llegó vistiendo pantalones rojos y una sonrisa. Había llevado demasiada ropa, pero alegó que era necesaria si iba a mantener su estilo. Cuando me miró, yo miré al mismo chico del baño. Cuando estábamos en privado, todas sus pretensiones no existían y revelaban la encantadora pequeña mierda que él era.

Yo abrí la puerta, pero consideré cerrarla de nuevo cuando él dijo, "¿No me vas a cargar para cruzar el umbral, marido?"

"Por Dios," refunfuñé en un suspiro, mientras arrastraba su pesada maleta hacia adentro, "¿Qué tienes aquí dentro, piedras?"

"Todas mis pertenecías, claro, ya que me estoy mudando--estamos casados, ya sabes," se mofó, entrando sin echarme una mano.

Yo estaba nervioso antes de que llegara, temblando cuando le mostré la casa y muriendo cuando miró mi habitación con intriga. El boot camp no aminoró nuestra extraña dinámica. Si algo hizo, fue hacerla aún más extraña al punto en que, si me preguntan si le agradaba, le importaba o me quería ver muerto, no hubiese podido responder con seguridad.

Todo lo que sabía es que él era especial--y no, eso no es retrospectiva. Siempre supe que él no era como nadie más en mi vida. No necesitaba la vida de una superestrella para probármelo. Lo único que pasó después, fue la intensa e innegable atracción. Diría que fue amor, pero duele mucho pensar en eso.

Fetus | Larry Stylinson | Jayme Dray - Traducción oficialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora