35. Make Me An Offer I Can't Refuse

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35. Make Me An Offer I Can't Refuse

Lo seguí silenciosamente hacia el jardín trasero, aislado de la casa principal. Cuando miré hacia atrás, pude ver la figura de ella haciéndose más y más pequeña con la distancia que ponía entre nosotros. Me recordaba que debía enfrentar esto solo y el momento al que ella me había empujado desde el principio estaba finalmente aquí. Ya no podía correr.

Él se detuvo cuando vio que no había nadie alrededor. Era ya entrado el otoño y el clima ya era frío afuera. Contuve la respiración, esperando que él empezara. Esperaba lo peor a pesar de no tener idea de lo que él soltaría. La seguridad de que yo realmente no había ido contra una de sus reglas me hacía sentir un poco mejor. Me preguntaba qué era lo que él diría porque me daba curiosidad saber qué tan lejos llegaría esta conversación. Él debía tomar la delantera, ya que era él quien había decidido comenzar con esto.

"Ella es atractiva," soltó primero, rompiendo el sonido del fresco viento.

"Lo es," dije, paralizándome.

Estuve atónito por un momento. No había esperado que esa fuera la primera frase. Me contuve de mirar atrás, hacia donde estaba ella, como para confirmar esa afirmación. Saboreé rastros de celos en mi lengua, pero no podía identificarlos por lo que eran. Él aun debía girarse para enfrentarme. Me balanceé en mis pies, secando mis manos nerviosamente en mi pantalón.

"¿Te gusta?" Preguntó secamente.

"Sí. Quiero decir... ella es linda," me tropecé con mis palabras cuando vi sus hombros tensarse.

"Pudiste decírmelo," dijo tranquilo al principio, luego más forzosamente, "creo que merecía saberlo."

"No había nada qué decir," murmuré, encogiendo los hombros para mí mismo.

"¿Qué quieres decir con que no había nada?" Soltó, girando para mirarme por primera vez.

Sus ojos estaban apasionadamente molestos. Escaneaban rápidamente mi rostro, viajando de mis ojos a mis labios y otra vez a mis ojos.

"No había nada—nosotros no—no hay—no estamos... juntos," me atraganté, muy distraído por su rostro, "no la besé..."

"¿Por qué estás haciendo esto, Harry? ¿Por qué mientes sobre eso en mi cara?" Cuestionó, agitado, "soy tu mejor amigo, ¿cierto? ¿No merezco saber? ¿No es así como funciona? ¿Lo que los mejores amigos hacen..."

"No hice nada que valiera la pena contar. No hice nada," respondí, tragando.

"Hay prueba de ello, tonto. ¡Justo ahí!" Gruñó, renunciando a su tono amable de antes.

Señaló mi cuello. Mi mano inmediatamente lo escondió de él a pesar de que había comenzado a desvanecerse y él ya lo había visto lo suficiente.

"Lou, no. No es así," lloriqueé, sacudiendo la cabeza, mi mano seguía enrojecida contra mi pulso, agitándose con mi miedo.

Él resopló, "¿cómo? ¿Como que la dejaste succionar tu jodido cuello? ¿Como que la dejaste... cuando la dejaste... como que la dejaste marcarte?" Batalló con sus frases, su tono cambiando como un micrófono roto, otra risa ahogada, "¿como que me estás tomando por tonto?"

"Tenía qué hacerlo, bebé," intenté mantenerme en calma, para apaciguarlo.

"No me llames así," escupió, "no... te... atrevas... no soy tu bebé."

"Claro, lo siento," me disculpé de inmediato, a pesar de que se sentía como si alguien estuviera raspando la base de mi cuello con un cuchillo sin filo.

Fetus | Larry Stylinson | Jayme Dray - Traducción oficialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora